Charito Rojas
25 Septiembre, 2013
“Arréglese al estado como se conduce a la familia, con autoridad, competencia y buen ejemplo.” Confucio, (551 – 479 a.C), filósofo, teórico social y fundador de un sistema ético.
Hace un año, el 9 de septiembre de 2012, los medios oficiales reseñaban la botadura de un súper tanquero bautizado “Carabobo” en el astillero chino de Bohai. La operación de este buque destinado al traslado de crudo entre Venezuela y China estaría a cargo de la empresa mixta CV Shipping (PDV Marina-Petrochina) y permitiría transportar 2 millones de barriles de petróleo por travesía.
Hasta aquí todo muy lindo. Informaciones extra oficiales señalan que CV Shipping Ltd (CVS) era una empresa de papel, constituida en 2008 para servir de vehículo jurídico al acuerdo firmado por el finado con China para la construcción de cuatro tanqueros, de los cuales el Carabobo era el primero. El porcentaje accionario de PDV Marina en esa empresa es desconocido, así como la integración de su directiva. Aunque es una empresa chino-venezolana, está registrada en Singapur, con sede en #28-02 Millenia Tower, en el exclusivo Cityhall District.
Una búsqueda en internet indica que la empresa CV Shipping Pte Ltd se encuentra en un acelerado proceso de búsqueda de personal. Desde gerentes hasta marinos con alguna experiencia. La ausencia de personal gerencial y operativo podría ser la explicación para que el Carabobo, registrado bajo el número IMO (International Maritime Organization) 9623257, no haya tenido actividad alguna desde su botadura.
Y como dicen los marinos, barco parado no gana flete. El Carabobo tiene un costo de entre 100 y 120 millones de dólares, pero llama la atención de los marinos experimentados que el considerado buque más grande de la flota de Pdvsa Naval no tenga ninguna foto en publicaciones o catálogos especializados, ni siquiera en el catálogo del astillero constructor Bohai Shipbuilding Heavy Industry Co., Ltd.
Este es solo un caso de los muchos que circulan en el ambiente petrolero acerca de los negocios por demás extraños, ausentes de contraloría, ocultos y que evidentemente arrojan grandes pérdidas para la nación venezolana, que hace Pdvsa dentro y fuera del país. La hemorragia de acuerdos con China son un elemento distractor que oculta la verdad sobre los negocios con el gigante oriental: nosotros les damos petróleo y ellos nos dan préstamos. Lo que pasa en el ir y venir de tan grandes cantidades de divisas, lo sabe un pequeño grupo que ya está comenzando a no sentirse a salvo ante las indiscreciones de Batman y Robin.
Pero las cuentas, al menos las públicas, cantan cifras espeluznantes. Venezuela le debe a China 47,3 millardos de dólares. Las importaciones desde China representan el 51% del total de importaciones del país. Cada vez más pareciera que las autoridades venezolanas recurren a los préstamos y acuerdos con China, ante el cierre de los mercados occidentales a este gobierno inestable económica y políticamente hablando. Los convenios inconsultos con la Asamblea Nacional y por lo tanto, con el país, representan compromisos a futuro que pagarán por lo menos dos generaciones. En el último viaje, el presidente firmó con China convenios por 20.000 millones de dólares, no autorizados por nadie y desconocidos en su contenido y alcance.
Estos convenios importan al país cada vez más ciudadanos chinos. Los tripulantes y pasajeros de aviones procedentes de Francia, la ruta más seguida para el traslado, reportan que es usual que el 70% de los pasajeros sean chinos, que además ingresan al país con pasaporte venezolano sin saber siquiera decir “buenos días”. Venezuela aparece como el segundo país latinoamericano con presencia china, con casi 600.000 ciudadanos de esa procedencia. Son empleados usualmente en la misión vivienda y en construcción de trenes.
La opacidad de los negocios con China (que podrían ser muy buenos si se tratara de que el país y no un grupillo fueran los beneficiados), típica en todas las operaciones de los gobiernos chavistas, es imposible aclararla sin una Contraloría imparcial, sin una Asamblea que cumpla funciones de control y sin unas autoridades que entiendan el daño gravísimo que se está haciendo a Venezuela convirtiéndola en un apéndice deudor de China.
Nos encantan las lumpias y el chop suey, pero también la pulcritud. Ustedes saben a qué me refiero.
Charitorojas2010@hotmail.com
Twitter: @charitorojas
Aquí entre nos
* Los productores de naranjas del eje occidental de Carabobo, estado que produce el 50% de ese fruto en Venezuela, están a punto de declararse en quiebra. Desde hace más de 3 meses los cultivadores de frutos afiliados a Fedeagro, Fedenafrut y Afocar, junto a las empresas receptoras y procesadoras, han participado en todas las mesas técnicas convocadas por el gobierno, planteando las salidas para reactivar la producción, industrialización y abastecimiento de jugos pasteurizados producidos con frutos nacionales. Las peticiones son tres: 1) Regularización de la entrega de las divisas.2) Reconocimiento de la variación de los costos de producción y 3) Aplicación de políticas para evitar el ausentismo laboral injustificado que está impactando duramente la productividad. Las soluciones son las mismas que exigen todos los sectores productivos, pero los naranjeros están desesperados: los cultivadores carabobeños son empresas familiares de muchas generaciones que no quieren renunciar a su legado así como así. Antes exportaban naranjas y actualmente, ellos dicen que pueden abastecer el mercado y exportar pero no con las actuales trabas. Los precios de venta de las cosechas están congelados desde el 2011. En 2012 los regularon a la baja y ya llevan 3 zafras sin incrementar los precios, pese a las exigencias laborales, legales y el aumento inaudito de todos los insumos para la siembra y producción. El salario mínimo ha aumentado 45% en los últimos dos años, mientras que los insumos del sector se incrementaron en un promedio de 74%. Los 90.000 empleos directos que mantienen los naranjeros están en peligro. Toda la información anterior es extraída de una carta abierta que los productores de cítricos dirigieron como último recurso al presidente Nicolás Maduro y a los ministros del área. A ver si escuchan.
*2013 podría terminar con una cifra record de casos de paludismo: nada menos que 70.000, en un país pionero en políticas epidemiológicas en el siglo XX. El paludismo o malaria estaba erradicado desde los años 60 y solo se presentaban casos aislados. La presencia de casi 47.000 casos, 80% de los cuales focalizados en el municipio Sifontes del Estado Bolívar, habla del abandono de las campañas de fumigación y prevención que hasta hace no muchos años se realizaban sobre todo en zonas tropicales, con mucha agua, donde se cría el mosquito vector del parásito de la malaria. Según la Organización Mundial de la Salud, Venezuela, República Dominicana y Guayana son los únicos países que en la última década aumentaron en casos de paludismo, al contrario del resto del mundo.
*La escasez que registran las imprentas del país se debe a que desde hace ya cuatro meses, los tres grandes proveedores de papel no reciben divisas. Reducción de personal, préstamos de insumos, utilización de sustitutos de ciertos materiales es la salida de emergencia para los impresores, a quienes llega una sola paleta de 33 resmas ocasionalmente y deben repartirla en pequeñas cantidades para sus clientes habituales. La crisis revienta por la cercanía de la navidad, porque está detenida la producción de agendas, calendarios, tarjetas. La escasez y los problemas económicos aumentan los precios al consumidor final e impactan la producción de periódicos, revistas, afiches y libros.
*Diversas versiones, todas ellas especulativas, surgen acerca del paradero del avión presidencial FAB- 001, un Airbus de 80 millones de dólares encargado especialmente por el finado presidente y con un costo adicional de más de 8 millones para adecuarlo a los gustos del ex mandatario. Desde hace casi un año este avión desapareció de la luz pública. En principio se dijo que estaba en mantenimiento pero ante tan largo período, comenzaron los rumores. Unos dijeron que había sido regalado al presidente Evo Morales, pero el avión que regaló Venezuela al boliviano es otro, no el llamado popularmente “chupadólares”. Las últimas versiones señalan que al avión le instalaron un sistema de radar antiaéreo y que según condiciones del contrato, la fabricante Airbus no autorizó su operación. El desmontaje de tal aditamento al parecer causó severos daños a los sistemas de aeronavegación. Esto es lo que se dice en el mundo de la aviación, pero siguiendo su política de secretismo y de actuar como si fueran dueños de los bienes públicos y no unos simples administradores temporales, el gobierno venezolano no ha ofrecido hasta el momento ninguna explicación acerca del paradero de ese avión y continúa campante “alquilando” ( también dicen que ese avión fue comprado con dinero venezolano) un Airbus gemelo del FAB 001 de Cubana de Aviación, lo cual le ocasiona -además de un alto costo para el erario nacional- incidentes diplomáticos como el ocurrido recientemente con Estados Unidos, país que prohíbe el +sobrevuelo de aviones cubanos sobre su territorio. Cuestión de soberanía.
Hasta el próximo miércoles
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