MIGUEL BAHACHILLE M.| EL UNIVERSAL
lunes 23 de septiembre de 2013 12:00 AM
No obstante poseer el 80% de la red comunicacional del país y la potestad de maquinar a capricho las latosas cadenas de radio y televisión, el régimen se dispone a configurar un sistemático y coercitivo patrón informativo que obliga a las emisoras privadas a transmitir "ese noticiero de la verdad" tres veces al día. El propósito de esta pajarota es evidenciar la extraordinaria obra de gobierno que, desbordada de realizaciones, es cruelmente ocultada por los medios de la derecha fascista. El país en lo sucesivo, como en Cuba, deberá condescender con una sola verdad: la madurista. El resto son acciones conspirativas.
El asunto no pasa de ser una colosal estupidez que ofende el juicio de los venezolanos, sobre todo los humildes, pues basta cotejar el mundo idílico de ejecuciones maduristas fulgurado a través del cúmulo de "noticieros de la verdad" con la dura realidad de la calle. ¿No se encolerizará con las mentiras el más humilde de los venezolanos que no consigue leche para sus bebés, o los deudos de jóvenes y adultos que son ultimados en cualquier esquina por asesinos que gozan de absoluta impunidad?
Los gacetilleros del gobierno que con impudor divulgan falsedades a través de las numerosas y extendidas redes comunicacionales que controlan, son una muestra de lo que ocurrirá con "los noticieros de la verdad". Presume Nicolás que amputando la verdadera sinopsis del país, muy dura, podría concretarse su inicuo intento fuera de época. El formato de manipulación "aquí y ahora", que procura ampliar con las "cadenas de la verdad", mendaces y henchidas de mentecateces, no bastará para ocultar la crisis en ciernes.
Los cubanos que perciben cómo se desvanece esta revolución de pacotilla y con ello los millones de dólares que a diario reciben, han precisado a Maduro para que calque el mendaz formato "informativo" que se aplica en la isla. La crisis del país, por razones obvias, atenta contra el sustento del comunismo en Cuba llevado hasta ahora a empellones. Los Castro imponen la receta distractora de continuar con el sainete seductivo instituido por Chávez, sobre todo, entre los más exigidos, mientras siguen usufructuándose de nuestro erario montados en la anarquía administrativa instaurada por el difunto.
En el fondo se trata de fijar dogmas que transfiguren la información en una cosa evanescente que, lejos de comunicar la realidad, socave la compresión necesaria. Es decir, mensajes desprovistos de ordenación perdurable. Por ejemplo, el régimen hubiese preferido que no se informara sobre las causas del apagón. No conciben que la difusión de eventos como éste son inocultables y, por el contrario, son transmitidos a la velocidad de la luz; cuando la hay. La rapidez es uno de los principios más sacrosantos del periodismo moderno. Además así lo exige el grueso de la población que dispone hasta en sus bolsillos expeditos dispositivos de comunicación.
A los sistemas sociales que no suministran información instantánea se les juzga de atrasados e ineficientes; por decir lo menos. Incluso en algunas legislaciones tal omisión implica acusaciones más graves atribuibles como "delito social". El régimen pretende quebrantar la virtud que encarna la rapidez de la información. Con "las cadenas de la verdad" se intenta turbar la noticia para convertirla en un avío de mercadería exclusivo y monopólico. ¡Viva la propaganda!
Transcurridos algunos días del "saboteo eléctrico de la derecha", los habitantes de 12 estados denunciaron cortes de hasta 6 o más horas. ¿Qué trasmitiría al respecto el noticiero de la verdad? ¿Y de los múltiples asesinatos que a diario ocurren como el joven de 17 años (dos cuando asumió Chávez) que asesinó a cuatro casi niños en Ruiz Pineda? ¿Y de los 16 crímenes en la cárcel de Sabaneta? ¿Cosas de la derecha? Ello no podría ocultarse aunque reemplacen a todos los medios del país por las "verdades de Maduro". Ya no caben más denuncias infundadas "contra el otro" para ocultar la impericia de un gobierno corrupto y descuadernado. El ciudadano tendrá en diciembre una gran ocasión de manifestar su protesta mediante un acto cívico. ¡Todos a votar!
El asunto no pasa de ser una colosal estupidez que ofende el juicio de los venezolanos, sobre todo los humildes, pues basta cotejar el mundo idílico de ejecuciones maduristas fulgurado a través del cúmulo de "noticieros de la verdad" con la dura realidad de la calle. ¿No se encolerizará con las mentiras el más humilde de los venezolanos que no consigue leche para sus bebés, o los deudos de jóvenes y adultos que son ultimados en cualquier esquina por asesinos que gozan de absoluta impunidad?
Los gacetilleros del gobierno que con impudor divulgan falsedades a través de las numerosas y extendidas redes comunicacionales que controlan, son una muestra de lo que ocurrirá con "los noticieros de la verdad". Presume Nicolás que amputando la verdadera sinopsis del país, muy dura, podría concretarse su inicuo intento fuera de época. El formato de manipulación "aquí y ahora", que procura ampliar con las "cadenas de la verdad", mendaces y henchidas de mentecateces, no bastará para ocultar la crisis en ciernes.
Los cubanos que perciben cómo se desvanece esta revolución de pacotilla y con ello los millones de dólares que a diario reciben, han precisado a Maduro para que calque el mendaz formato "informativo" que se aplica en la isla. La crisis del país, por razones obvias, atenta contra el sustento del comunismo en Cuba llevado hasta ahora a empellones. Los Castro imponen la receta distractora de continuar con el sainete seductivo instituido por Chávez, sobre todo, entre los más exigidos, mientras siguen usufructuándose de nuestro erario montados en la anarquía administrativa instaurada por el difunto.
En el fondo se trata de fijar dogmas que transfiguren la información en una cosa evanescente que, lejos de comunicar la realidad, socave la compresión necesaria. Es decir, mensajes desprovistos de ordenación perdurable. Por ejemplo, el régimen hubiese preferido que no se informara sobre las causas del apagón. No conciben que la difusión de eventos como éste son inocultables y, por el contrario, son transmitidos a la velocidad de la luz; cuando la hay. La rapidez es uno de los principios más sacrosantos del periodismo moderno. Además así lo exige el grueso de la población que dispone hasta en sus bolsillos expeditos dispositivos de comunicación.
A los sistemas sociales que no suministran información instantánea se les juzga de atrasados e ineficientes; por decir lo menos. Incluso en algunas legislaciones tal omisión implica acusaciones más graves atribuibles como "delito social". El régimen pretende quebrantar la virtud que encarna la rapidez de la información. Con "las cadenas de la verdad" se intenta turbar la noticia para convertirla en un avío de mercadería exclusivo y monopólico. ¡Viva la propaganda!
Transcurridos algunos días del "saboteo eléctrico de la derecha", los habitantes de 12 estados denunciaron cortes de hasta 6 o más horas. ¿Qué trasmitiría al respecto el noticiero de la verdad? ¿Y de los múltiples asesinatos que a diario ocurren como el joven de 17 años (dos cuando asumió Chávez) que asesinó a cuatro casi niños en Ruiz Pineda? ¿Y de los 16 crímenes en la cárcel de Sabaneta? ¿Cosas de la derecha? Ello no podría ocultarse aunque reemplacen a todos los medios del país por las "verdades de Maduro". Ya no caben más denuncias infundadas "contra el otro" para ocultar la impericia de un gobierno corrupto y descuadernado. El ciudadano tendrá en diciembre una gran ocasión de manifestar su protesta mediante un acto cívico. ¡Todos a votar!
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