ARGELIA RÍOS| EL UNIVERSAL
viernes 20 de septiembre de 2013 12:00 AM
Es cuestión de tiempo. Si el gobierno no se arrepiente en el camino por causa de sus desventajosos efectos, los venezolanos podrán ver más pronto que tarde cuán desconectada está del país la "revolución bonita" de la que habla la ministra Delcy Rodríguez. Será ésa, de hecho, la primera verdad revelada en el llamado "noticiero de la verdad", creado para convencer a los incautos sobre los impalpables esplendores del "proceso".
El adefesio, podemos apostarlo, no servirá a otro propósito: el contraste entre sus contenidos y las realidades que padece el ciudadano de a pie, resultará devastador. En unas cuantas semanas la propia "sucesión" se habrá encargado de confirmarle a la opinión pública las razones de su manifiesto pesimismo ante la situación del país.
El pueblo chavista, al cual está dirigido el noticiero -que busca atrincherarlo alrededor de Maduro para detener la hemorragia de apoyos-, sabrá entonces explicarse los motivos de su desilusión: lo que allí se transmitirá no guardará ninguna relación con las vicisitudes de su cotidianidad y, al contrario, expondrá el extravagante esfuerzo desplegado desde el Sibci para promover, con la fuerza engreída del poder, a una Venezuela donde las pretendidas maravillas bolivarianas forcejean con la precaria sobrevivencia de la gente.
Con el "noticiero de la verdad" la población tendrá la oportunidad de corroborar lo que su intuición le está advirtiendo: que la revolución ha dejado de ser la intérprete más genuina de los sinsabores del venezolano. La "verdad" oficial ampliará hacia nuevos auditorios las percepciones que una parte del país tiene en torno al gobierno bolivariano: en poco tiempo serán más los venezolanos convencidos de la naturaleza engañosa de la gestión socialista de Maduro.
La iniciativa con la cual "el proceso" intentará responder al supuesto "sabotaje mediático", resentirá aún más los pilares de la mentira, sustento inequívoco de quienes hoy ejercen el poder. El resultado será el apantallamiento de una revolución profundamente disociada del país, en camino de divorciarse por completo de aquellos a quienes dice representar con exclusividad.
La Venezuela que divulgará el "noticiero de la verdad" será una dominada por la falsificación y la usurpación. Una Venezuela cuyas autoridades claman para obtener el beneficio de la duda, tal como lo hizo Juan Barreto en una reciente entrevista. El exalcalde metropolitano pidió para Maduro al menos un año -"un añito no es nada"-: la confesión más descriptiva de la terrible coyuntura que el Sibci intenta desmentir, silenciando severamente al país respondón -por cierto "rojo rojito"- para evitar el chispazo a partir del cual se completaría el círculo del temible "colapso total".
El adefesio, podemos apostarlo, no servirá a otro propósito: el contraste entre sus contenidos y las realidades que padece el ciudadano de a pie, resultará devastador. En unas cuantas semanas la propia "sucesión" se habrá encargado de confirmarle a la opinión pública las razones de su manifiesto pesimismo ante la situación del país.
El pueblo chavista, al cual está dirigido el noticiero -que busca atrincherarlo alrededor de Maduro para detener la hemorragia de apoyos-, sabrá entonces explicarse los motivos de su desilusión: lo que allí se transmitirá no guardará ninguna relación con las vicisitudes de su cotidianidad y, al contrario, expondrá el extravagante esfuerzo desplegado desde el Sibci para promover, con la fuerza engreída del poder, a una Venezuela donde las pretendidas maravillas bolivarianas forcejean con la precaria sobrevivencia de la gente.
Con el "noticiero de la verdad" la población tendrá la oportunidad de corroborar lo que su intuición le está advirtiendo: que la revolución ha dejado de ser la intérprete más genuina de los sinsabores del venezolano. La "verdad" oficial ampliará hacia nuevos auditorios las percepciones que una parte del país tiene en torno al gobierno bolivariano: en poco tiempo serán más los venezolanos convencidos de la naturaleza engañosa de la gestión socialista de Maduro.
La iniciativa con la cual "el proceso" intentará responder al supuesto "sabotaje mediático", resentirá aún más los pilares de la mentira, sustento inequívoco de quienes hoy ejercen el poder. El resultado será el apantallamiento de una revolución profundamente disociada del país, en camino de divorciarse por completo de aquellos a quienes dice representar con exclusividad.
La Venezuela que divulgará el "noticiero de la verdad" será una dominada por la falsificación y la usurpación. Una Venezuela cuyas autoridades claman para obtener el beneficio de la duda, tal como lo hizo Juan Barreto en una reciente entrevista. El exalcalde metropolitano pidió para Maduro al menos un año -"un añito no es nada"-: la confesión más descriptiva de la terrible coyuntura que el Sibci intenta desmentir, silenciando severamente al país respondón -por cierto "rojo rojito"- para evitar el chispazo a partir del cual se completaría el círculo del temible "colapso total".
No comments:
Post a Comment