General Carlos Julio Peñaloza
3 Octubre, 2013
El pasado 30 de septiembre se conmemoraron dos siglos de la Batalla de Bárbula, un enfrentamiento entre fuerzas patriotas comandadas por Rafael Urdaneta y el ejercito realista encabezado por Domingo Monteverde. Durante el combate el coronel colombiano Atanasio Girardot murió heroicamente al ser abatido de un disparo de fusil cuando colocaba la bandera venezolana en la cima del cerro de Bárbula.
En una ocasión solemne que tradicionalmente es aprovechado por los disertantes para realzar el papel del Ejercito, Maduro siguiendo un libreto preparado por cubanos castristas atacó a las FAN que aplastó las guerrillas fidelistas en los años sesenta. Al acercarse al clímax del discurso, Diosdado Cabello le gritó desde atrás “dale a Peñaloza”. El ilegal se volteó asintiendo y procedió a poner una torta mas en su larga lista de estupideces públicas. Al reiniciar su discurso, tenía el rostro desencajado y yo estaba en la mira de su rencor.
A partir de allí Maduro inició una incoherente monserga con la raída fábula de los comunistas de los años sesenta: “El Ejército de la 4a republica fue una fuerza de ocupación arrastrado ante las ordenes del imperio norteamericano.” Luego al entrar en calor aparentó un falso estado de paroxismo y fue elevando la voz imitando a el tono del galáctico. Al llegar al clímax Maduro se puso frenético como si estuviera bajo la influencia de alguna droga alucinógena. Para rematar su discursó lanzó una carga de odio aprendida al caletre. En ese momento empezó a sobreactuar fingiendo estar en estado de trance. A continuación el ilegitimo soltó una arenga ridícula contra mi acusándome de ser un exiliado que dirige una conspiración militar en su contra desde Miami.
Textualmente el ilegal dijo: “Ud. Peñaloza, si es valiente, véngase pa’ca a dar la batalla contra el pueblo y no a conspire como un cobarde en Miami. Y se lo digo a Ud. y a todos los conspiradores de Miami, cobarde, cobarde, mil veces cobarde.” El papelón del indocumentado en Bárbula fue espantoso y merece unos comentarios.
En primer lugar cobardía es dar muestras de temor ante el peligro. Es un exceso de prudencia que anula al valor para enfrentar situaciones difíciles. Siendo subteniente entre 1961 y 1964 participé en varias acciones de combate contra la guerrilla urbana en Caracas y la rural en la Sierra de Falcón. Por mi comportamiento en situaciones de peligro fui bien calificado y condecorado. Al ascender a teniente fui enviado como oficial al Comando del Cuerpo de Cadetes en la Academia Militar. Ese es un cargo honorífico en el Ejercito y a el no acceden mas de 2 o 3 oficiales de cada promoción. En cambio el usurpador que me acusa de cobarde el 11A del 2002 huyo a Cúcuta al iniciarse el intento de golpe.
También debo aclarar que no soy un exiliado de Chávez, sino de CAP. Fui destituido como Comandante del Ejercito el 5 de junio de 1991 tras denunciarlo por corrupción ante el Congreso. En el momento de entregar el Ejército di un discurso por el cual se pretendió dictarme auto de detención por insubordinación e incitar a un golpe. Copia de ese discurso de despedida puede ser leído en mi blog puestodecombate.org. Ante la posibilidad de ser detenido tenía dos alternativas. Me alzaba o me iba al exilio. Ese día muchos comandantes de división y brigada me ofrecieron apoyo y me pidieron que tomara el poder. Como nunca he sido golpista y siempre prediqué contra el uso de la fuerza con fines políticos, decidí irme al destierro en los EEUU el 6 de junio de ese año. Desde entonces he permanecido por 22 años en los EEUU aunque viajo con frecuencia a mi patria.
Durante dos décadas estuve trabajando con bastante éxito en la industria financiera en Nueva York. Durante ese período exigí a los dueños de la empresa abstenerse de hacer negocios con el gobierno venezolano. Al llegar Chávez al poder los propietarios vieron la oportunidad de hacer negocios con el nuevo régimen. Yo me negué y fui obligado a renunciar. Posteriormente abrí mi propia empresa en Miami y hace dos años me retiré y me dedico a escribir y a mi tuiter. Esas son las terribles armas de destrucción masiva que utilizo contra el régimen castrocomunista que quiere robarnos la patria y a las cuales Nicolás odia y teme.
Maduro, debido a su deficiente preparación intelectual, considera que escribir públicamente contra su régimen es conspirar. Basado en esa desquiciada definición me acusa de armar un golpe contra el. Conspirar es asociarse con otras personas para hacer algo ilícito. Liberar a mi patria de las garras de los hermanos Castro no es indebido. Ilegal fue Maduro al presentarse como candidato presidencial teniendo doble nacionalidad. Este delito de falso testimonio electoral, contando con la complicidad de altos funcionarios del CNE, violó flagrantemente el articulo 41 de la Constitución Nacional. Este fechoría se agrava ante la posibilidad que ni siquiera sea Venezolano.
Los venezolanos juzgaran y decidirán si estoy conspirando. Entretanto seguiré luchando contra los procónsules castristas en Caracas. Estos traidores a la patria permitieron a los Castro colocar a un colombiano en la primera magistratura. Maduro no puede ser presidente. Todos sus actos son irritos y su elección debe ser anulada. Al respecto recomiendo la lectura de mi artículo “Tribunal Supremo de Injusticia“. Si el régimen no toma cartas en este grave crisis constitucional el pueblo debe prepararse para salir a la calle.
Si la MUD no se une al pueblo en su protesta abdicaría su responsabilidad y debe ser dejada a un lado. Si eso ocurre, la oposición quedaría libre para buscar otros cauces a su disgusto y para expulsar del templo de la patria a los verdaderos conspiradores y cobardes. Estos traidores a la patria son los enchufados, boliburgueses corruptos y agentes cubanos castristas encabezados por el indocumentado. La salvación de la patria pasa por la defenestración de Maduro, no por ser una pobre copia de Chávez, sino por ser un agente comunista extranjero que secuestró ilegalmente la presidencia del país.
Acepto la grosera invitación del indocumentado de ir a dar la batalla a Caracas. Solo pongo como condición que previamente el usurpador presente su partida de nacimiento y demuestre no tener doble nacionalidad. Si lo hace me presentaré a Miraflores, armado con mis ideas y mi amor a la patria dispuesto a debatir públicamente con Maduro ante las cámaras de televisión. Sr. Indocumentado, avíseme si acepta mis condiciones. El país espera su respuesta.
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