Sunday, November 22, 2015

Presidente Varela: !Apoyemos a Venezuela ya!

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El 9 de enero de 2013, el entonces secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, decidió –sin preguntar a nadie– avalar la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela que el día anterior aceptó dócilmente como válida la toma de posesión de Nicolás Maduro el 10 de enero. A quien correspondía como ganador de la elección era a Hugo Chávez, supuestamente enfermo y que, gracias a mi denuncia sobre su muerte, habría ocurrido a finales de diciembre de 2012. Ante la falta absoluta de Chávez, que más nunca apareció en público, correspondía al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, asumir temporalmente, y convocar elecciones en 30 días. Toda esa comedia de ocultar la muerte de Chávez les dio tres meses para preparar el exabrupto que terminaron de armar, el cual por su silencio cómplice ha sido avalado casi por la totalidad de las naciones miembros de la OEA.
Estaba en Panamá de vacaciones de Navidad de 2012 y La Estrellade Panamá recogió el 8 de enero del nuevo año mi preocupación sobre la especie de golpe de Estado que estaba ocurriendo en Venezuela con la ascensión al poder de quien no le correspondía ante la ausencia del ganador Chávez. Ello motivó otra de las tantas quejas de la Cancillería venezolana sobre mi comportamiento al frente de la Misión de Panamá ante la OEA. En el Consejo Permanente del 16 de enero de 2013 traje al tapete las irregularidades del gobierno de Venezuela y las violaciones democráticas que las mismas incluían, severamente denuncié el hecho en el Consejo Permanente, lo cual motivó mi destitución por el presidente Martinelli y el canciller Rómulo Roux al día siguiente. Mi discurso ese día, mi abrupta separación del cargo y las públicas felicitaciones que de inmediato dio Maduro a Martinelli por su acción contra mí, desataron la primera brecha que la dictadura chavista tenía en foros internacionales. De allí para acá, las cosas han ido de mal en peor.
Cuando Luis Almagro, uruguayo, asume la Secretaría General de la OEA en Mayo pasado, muchos pensamos que sería el émulo de Insulza. Su trayectoria izquierdista, su visita a la tumba de Chávez, el irrestricto y entusiasta apoyo que le dio Venezuela a su candidatura,  hacían presumir que su actuación frente a los desmanes chavistas sería tan o más tibios que hasta el mismo Insulza. Cuán equivocados estábamos. Su talante democrático ha hecho aparecer aires de esperanzas en una organización que como la OEA Insulza, en todo sentido, la había dejado frente a un humillante precipicio.
Su carta del 10 de noviembre a la presidente del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, Tibisay Lucena, ante su negativa de permitir la observación electoral de la OEA ante las parlamentarias del próximo 6 de diciembre, refleja no sólo su total conocimiento de los abusos electorales del gobierno de Nicolás Maduro, sino su compromiso democrático con los principios que inspiran el quehacer de la organización hemisférica que ahora regenta. Ya semanas antes había respondido con igual severidad acusaciones del ex vicepresidente y ex ministro de Relaciones Exteriores Elías Jaua. Lo más interesante de la carta de Almagro, es que una semana antes, Venezuela asumió la Presidencia del Consejo Permanente de la OEA.               
Es por la anterior, presidente Varela, que Panamá debe asumir su compromiso democrático frente a los abusos que se dan por parte del Venezuela para afectar negativamente el resultado de los comicios venideros del 6 de diciembre. Usted no quiso opinar sobre la condena a Leopoldo López porque dijo respetar las decisiones judiciales de ese país; ahora ha visto como uno de los fiscales del caso ha afirmado que tal condena se fundamentó en pruebas falsas. Muchos han pensado que su negativa para apoyar a Colombia cuando se requirió se debió a su interés de proteger las deudas que se tenían con empresas panameñas; se habrá dado cuenta que mientras en ese país no cambie la situación política resulta iluso que se cumplirán compromisos financieros con nadie. Ahora ha sido el secretario general de la OEA quien ha puesto la pica en Flandes.
Le corresponde a Panamá, solidario con un pueblo que tanto nos dio la mano durante la dictadura militar, abrazar la lucha democrática en Venezuela apoyando la cruzada hoy emprendida por el secretario general de la OEA, Luis Almagro. Ese gesto, presidente Varela, lo hará convertirse en el adalid de una lucha, conocida por muchos, pero que por diversas razones, no asumen como suyas. La historia sabrá definir quienes dieron la cara en este momento trágico de la democracia en nuestro continente y aspira que un panameño esté en la primera línea.
Guillermo A. Cochez, ex embajado de panama en la OEA

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