Wednesday, March 1, 2017

Luis Betancourt Oteyza: Alcahuetes

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Luis Betancourt Oteyza

"El culto por la debilidad o el asco ante la fuerza

no es más que una manifestación de decadencia"

Angel Bernardo Viso, "Memorias marginales", pág. 133

 Como figuritas de carnaval aparecieron dos artículos, disfrazados de cartas; tan similares, con los mismos ejemplos argumentales, la misma intención, que resultan de un solo propósito: Proteger al chavismo con un diálogo, revestido de negociación, con el objeto de impedir que se derroque la satrapía de Maduro y no recupere Venezuela su libertad y soberanía. Aunque cabría pensar que se originan de ideólogos distintos -si tal condición existe hoy- sus estructuras, argumentos y distorsiones históricas tan son idénticos, que lo que plantean, con sustrato de alcahuetería, es escandaloso. Ni mandados a hacer, nacen tan gemelos.

Me refiero a las "cartas" de Enrique Ochoa Antich para María Corina Machado, fechada el 23 de este febrero y la del hijo y alabardero de Eduardo Fernández, Pedro Pablo, para Pedro Paúl Bello, del 24 del mismo mes. La cercanía de las fechas induce a pensar en un imprudente plagio.

No es mi propósito defender a María Corina Machado, pues no lo necesita, ni aun ante los injustos ataques de Ochoa, y sobra quién lo haga, ni responder las imputaciones que me pretende Pedro Pablo Fernández llamándome "amigo", cuando no lo somos porque a mis amigos los escojo yo, o eso intento,  aunque lo reconozco como ser humano y ciudadano, y le agradezco que me identifique como "intolerante", pues eso sí soy contra todo lo que sea farsa, engaño o concesión cobarde al enemigo, pero me creo en el deber de desenmascarar estos llamados a un diálogo y negociación por mampuesto con los agentes de la tiranía castro comunista en Venezuela, y que se nos quiere vender luego del fracaso en el que empeñaron hasta al Papa, ante la desesperación de Maduro y sus cómplices por la situación que sufrimos todos los habitantes de nuestra patria.                                                                

Ambos recurren a Nicaragua, Polonia, Franco, Pinochet y Sudáfrica, distorsionando las historias de la superación de sus encrucijadas finales para vendernos la "negociación" como el arma con la que fueron superados en detrimento de la verdad, y en el caso de Nelson Mandela, de su honor de combatiente heroico.

Pasemos a las falsedades y manipulaciones: Señalan al unísono que la liberación de Polonia del comunismo ocurrió por un diálogo entre alemanes democristianos y los jerarcas comunistas cuando la verdad es que fue el producto de luchas frontales con años de sufrimiento, cárcel, asesinatos y torturas de opositores, curas, estudiantes y sindicalistas, que nunca se doblegaron ni pactaron su ansia de libertad, y que la falta de apoyo militar soviético, por decisión de Mijaíl Gorbachov, impidió la repetición de las masacres de Checoslovaquia, 1968, y Hungría, 1956. Nada de pactos ni diálogos. Los obreros y estudiantes polacos se ganaron su libertad y soberanía al mismo pulso que le debemos a Venezuela desde hace más de 18 años. La alcahuetería no puede con la verdad.

La transición española a la libertad y democracia fue posible por la muerte pacífica y paciente de Francisco Franco Bahamonde en su lecho oleado y la decisión, del después Rey, Juan Carlos de Borbón, que se impuso a sus ejércitos reales. Adolfo Suárez, ministro de la Falange en el gabinete del "Caudillo, por la Gracia de Dios", entendió los tiempos y se compuso con su Alteza Real. Claro que medió el genial bombazo al sucesor designado, Almirante Luis Carrero Blanco, una especie de Maduro instruido, con quien pretendió Franco haber dejado "todo atado y bien atado". Esa bomba sí fue un buen argumento de "diálogo"... Aquí tampoco la alcahuetería puede con la historia.

La salida del general Augusto Pinochet tampoco puede ser trampeada como lo pretenden estos dos "negociantes". Pinochet, forzado por la presión internacional y el congreso de USA -Edward Kennedy-, se vio obligado a consultar mediante referendos si se mantenía en el poder; realizó tres, ganó dos y perdió el último, claro. El 4 de enero de 1978 efectuó una "Consulta Nacional" que apoyó la "legitimidad" de su gobierno con el resultado de 78,6% a su favor y 21,4% en contra. Tal consulta fue cuestionada por la falta de registros electorales -se votó sólo con la cédula-, sin garantías y censura de los medios (¿Suena?). El 11 de septiembre de 1980, ganó otra consulta con un margen de 67,04% contra el rechazo de 30,19%, en una campaña de una oposición liderado por el ex presidente Eduardo Frei Montalva. Por fin, el 5 de octubre de 1988, perdió la consulta sobre su permanencia en el poder con un 44,01% contra un rechazo de 55,99%. En este caso, el triunfo del NO condujo a elecciones democráticas de Presidente y Parlamento. Aquí es muy importante destacar que Pinochet presentó a la Junta Militar de Comandantes, su base de sustentación militar y política, un proyecto de decreto desestimando el resultado de la consulta y el Comandante de la Aviación chilena (FACh), General Fernando Mattei, se negó a aceptar, rompió el texto y declaró a la emisora Radio Cooperativa, a las 1:03 am, "Tengo bastante claro que ha ganado el NO". Fue un acto pacífico de fuerza que obligó a Pinochet a entrar en razón. Un bombazo aéreo y no una negociación. Así, el regreso a la democracia lo ejecutó un militar responsable y no unos "negociantes"...

Violeta Chamorro derrotó a los sandinistas en Nicaragua porque gracias al "diálogo" desplegado por los "Contras" apoyados por Ronald Reagan, a plomo limpio y sin concesiones ni negociaciones, llevaron a Ortega a realizar elecciones, en contra de la sapiente maldad de Fidel Castro -"revolución no hace elecciones"-, creyendo que las ganaría, como le auguraban todas las encuestadoras, nacionales y extranjeras, menos la venezolana DOXA, y perdió. Sin diálogo y a punta del coraje de una mujer como María Corina Machado. Fin del cuento sandinista.

Y llegamos a la farsa enarbolada por ambos articulistas como su joya: El triunfo de Mandela. Nelson Mandela es, a mi entender, junto a Mahatma Gandhi y Winston Spencer Churchill, uno de los más grandes hombres del siglo pasado. Su lucha sin cuartel, su tenacidad y su generosidad en el triunfo es  comparable a los otros dos citados y me recuerda al Mariscal Antonio José de Sucre, mi antepasado. Mandela supo pelear sin negociar; forzó sus posibilidades vitales hasta sufrir condena a muerte, afortunadamente no ejecutada, porque entendió que su lucha era por principios innegociables y a muerte. En su biografía, que recomiendo a los dialogantes negociantes citados, Ochoa y Fernández (padre e hijo), "El largo camino hacia la libertad", Aguilar, 2010, Santillana Ediciones Generales, S.L. , dice el prócer africano y mundial sobre el uso de la violencia: En junio de 1961, discutiendo dentro de su partido el Congreso Nacional Africano, CNA, expuso: "Personalmente yo creía...que la no violencia era una táctica que debía ser abandonada cuando dejara de ser eficaz" -pág.282-; posteriormente, en 1981, en conversaciones con los blancos racistas les afirmó: "Discutimos acerca de la lucha armada y les expliqué que no dependía de nosotros renunciar a la lucha armada, sino del gobierno" -pág. 538-; más adelante relatando las negociaciones con sus esbirros en 1988 les dijo: "Yo respondí que el responsable de la violencia era el estado y que quien dicta la forma de lucha es siempre el opresor, no el oprimido....(Omissis) En nuestro caso se trataba simplemente de una forma legítima de autodefensa...(Omissis) Les corresponde a ustedes, y no a nosotros, renunciar a la violencia" -pág. 555-; y, en mayo de 1991, poco tiempo antes de su triunfo, les dijo a sus correligionarios: "...se trataba de suspender la lucha armada, no de ponerle fin" -pág. 607-. De manera que los intentos despiadados de estos dos articulistas de presentar a Nelson Mandela como un apaciguado y sumiso negro que negociaba con los altaneros afrikáners es una enorme falsedad histórica; él se imponía por la fuerza de sus argumentos, sus ansias de libertad y su temple. Quiero dejar dos enseñanzas de ese gran hombre: Dice, a manera de advertencia a todos los que luchamos por nuestra libertad, que: "Si uno espera a que se den las condiciones descritas en los libros, éstas nunca llegan" -pág.282-, y, "En todo encuentro con el adversario es necesario asegurarse de que se transmite exactamente la impresión que uno desea transmitir" -pág.567-. Así que estos dialogantes y negociantes de Ochoa y Fernández ya deben irse dejando de tanto manoseo con la satrapía y entender que la vía es la lucha frontal, la confrontación sin blandenguerías "políticamente correctas" y que el país no soporta más, ni a Maduro y sus cómplices, ni a quienes, como ellos nos llaman a la calma boba. Que rechazar a los "mediadores" Zapatero, Fernández, Torrijos y nuncios raros, no es una "torpeza inconmensurable", como acusa Ochoa a María Corina, sino, a mi gusto, un gesto de dignidad y casi de asco por esos traficantes.

Ojo, que el país está harto; que sus estudiantes ya desconocieron al TSJ y no negociaron sus derechos; que nuestro pueblo, civil y militar, ya está dispuesto ¡Basta!

Caracas, 27 de febrero de 2017               Luis Betancourt  Oteyza

@luisgbetancourt






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