MIGUEL SANMARTÍN| EL UNIVERSAL
sábado 3 de agosto de 2013 12:00 AM
Largas e intensas jornadas de debates -con su dosis de improperios-, deliberaciones y de toma de decisiones le esperan a la Asamblea Nacional. En un Parlamento "normal", cuya directiva y bancada mayoritaria respeten las reglas, la pluralidad y acepten el legítimo derecho a la disidencia, cabría esperar que las fracciones allí representadas muestren voluntad y capacidad de negociación. Porque así lo requieren las circunstancias y la gravedad de la crisis económica, social, política, ética y de gobernabilidad por la cual atraviesa el país. Crisis heredada que comienza a parecerse a un cáncer terminal.
En los debates parlamentarios que vienen no le estará permitido a la montonera oficialista hacer uso (como lo hizo para allanar de forma marrullera la inmunidad de Richard Mardo) de la manipulación, el infundio y la cayapa para seguir ultrajando la Constitución y pisoteando la voluntad popular con la finalidad de sacar del juego democrático, como aspiran, a más diputados opositores. Esto con el deliberado propósito de desviar la atención ciudadana de los dramáticos problemas nacionales.
La crisis generada por el difunto (con el socialismo del siglo XXI recetado por Fidel Castro), la cual salió a la superficie tras la entronización del heredero, impone la adopción de un conjunto de medidas (políticamente costosas para el régimen, cada día más impopular) algunas de las cuales requieren de reformas legislativas.
En efecto, el "paquetazo" económico es inevitable. Mientras más lo retrasen más dolorosas serán las consecuencias. La economía sigue paralizada. Persiste la escasez. Continúa la inflación. Los sueldos quedaron rezagados. Muchas empresas que aún subsisten hacen maromas para medio funcionar inmersas en conflictos laborales, reguladas, sin luz y sin recibir dólares para importar materia prima, maquinaria y contratar servicios que requieren sus actividades.
De los ajustes inaplazables solo autorizaron aumentos de algunas medicinas y alimentos. Faltan otros. El rezago es grande. También se "ajustó" el precio del dólar, que sigue por debajo de su valor real. En realidad van dos devaluaciones en tres meses. Aún así no hay divisas suficientes para atender las necesidades de la economía.
Los próximos golpes al bolsillo los propinarán con las tarifas de la luz, transporte y otros servicios. La gasolina y el gas también esperan turno al bate. Y pidiendo pista para despegar figura la reforma fiscal "integral". Para ello Merentes hace lobby en la AN. Y prepara visita persuasiva al Imperio para gestionar inversión y préstamos gringos. ¿Qué tal? Mientras, los "aliados" cubanos y chinos deciden el rumbo de Venezuela. Unos nos mandan, otros nos despluman.
En los debates parlamentarios que vienen no le estará permitido a la montonera oficialista hacer uso (como lo hizo para allanar de forma marrullera la inmunidad de Richard Mardo) de la manipulación, el infundio y la cayapa para seguir ultrajando la Constitución y pisoteando la voluntad popular con la finalidad de sacar del juego democrático, como aspiran, a más diputados opositores. Esto con el deliberado propósito de desviar la atención ciudadana de los dramáticos problemas nacionales.
La crisis generada por el difunto (con el socialismo del siglo XXI recetado por Fidel Castro), la cual salió a la superficie tras la entronización del heredero, impone la adopción de un conjunto de medidas (políticamente costosas para el régimen, cada día más impopular) algunas de las cuales requieren de reformas legislativas.
En efecto, el "paquetazo" económico es inevitable. Mientras más lo retrasen más dolorosas serán las consecuencias. La economía sigue paralizada. Persiste la escasez. Continúa la inflación. Los sueldos quedaron rezagados. Muchas empresas que aún subsisten hacen maromas para medio funcionar inmersas en conflictos laborales, reguladas, sin luz y sin recibir dólares para importar materia prima, maquinaria y contratar servicios que requieren sus actividades.
De los ajustes inaplazables solo autorizaron aumentos de algunas medicinas y alimentos. Faltan otros. El rezago es grande. También se "ajustó" el precio del dólar, que sigue por debajo de su valor real. En realidad van dos devaluaciones en tres meses. Aún así no hay divisas suficientes para atender las necesidades de la economía.
Los próximos golpes al bolsillo los propinarán con las tarifas de la luz, transporte y otros servicios. La gasolina y el gas también esperan turno al bate. Y pidiendo pista para despegar figura la reforma fiscal "integral". Para ello Merentes hace lobby en la AN. Y prepara visita persuasiva al Imperio para gestionar inversión y préstamos gringos. ¿Qué tal? Mientras, los "aliados" cubanos y chinos deciden el rumbo de Venezuela. Unos nos mandan, otros nos despluman.
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