ANGEL GARCÍA BANCHS| EL UNIVERSAL
lunes 5 de agosto de 2013 12:00 AM
¿Qué pasaría si mañana legalizasen el dólar paralelo (el tipo de cambio del mercado negro)?
Sencillo, en cuestión de semanas aparecerían exportaciones privadas no petroleras y, por tanto, una oferta de divisas complementaria a la tradicional; la industria manufacturera rápidamente crecería, y la inversión privada retornaría; la economía se recuperaría; y la escasez disminuiría.
Entonces, ¿por qué no lo legalizan ya?
Sencillo, porque a quienes disfrutan del status quo (a los comunistas y a las mafias) no les conviene.
¿Y por qué no les conviene?
A los comunistas, porque si los privados empiezan a exportar, se independizarían de las divisas del Estado y, por tanto, del Estado, del Gobierno y del partido, lo que va en contra del objetivo comunista de control político del ciudadano (los comunistas, monopolizando la oferta de divisas, han hecho depender al sector privado del Estado; luego, vienen los controles de cambio y precios, y se arrodilla al ciudadano).
¿Y a las mafias por qué no les conviene? Porque si los privados empiezan a exportar y a generar divisas propias, tendrían que enfrentar su competencia, lo que perjudicaría su negocio.
¿Cómo logran su objetivo, o dónde está el truco?
Sencillo, primero el Gobierno fija la tasa de cambio oficial artificialmente baja, para que sólo el sector público (Pdvsa y la industria petrolera bajo control del Estado) pueda exportar (a 6,3Bs/$ ni la empresa más eficiente y competitiva del mundo podría exportar producto no petrolero desde Venezuela). Luego, al exacerbarse la demanda de divisas a la tasa oficial, el Estado las raciona a través de mecanismos de exclusión como Cadivi y Sicad, por lo que aparece naturalmente un mercado negro o residual (de gente urgida, dispuesta a pagar por los dólares tasas muy superiores a la oficial). Y, finalmente, el conejo en el sombrero, se ilegaliza la tasa de cambio del mercado paralelo, para evitar que sea negocio para industriales y productores de servicios colocar su producto en el exterior. Así, el mercado ilegal queda bajo el control de las mafias, o privilegiados que monopolizan la oferta, comprando el dólar barato, a 6,3Bs/$, para vender a casi 5,5 veces ese nivel. De esta forma, unos pocos se hacen ricos, a costa de unos muchos, 29 millones de personas, que se empobrecen.
¿Y hasta cuándo podrá el país seguir así?, ¿hasta cuándo una minoría de mafias y comunistas podrán imponer su voluntad por encima de los 29 millones de personas, incluidos los pragmáticos del Gobierno que, dada la crisis económica, favorecen un cambio de modelo y un proceso de flexibilización?
No mucho más. Pronto tendrá que ocurrir un proceso de transición económica y política. La razón: la crisis económica de escastanflación que vive el país (el proceso de escasez con estancamiento e inflación), asociada al incumplimiento de la regla de oro del petropopulismo a partir de 2012 (i.e. el hecho de que ya el petróleo, o la oferta de divisas, no crezca a un ritmo superior a su demanda o la liquidez en bolívares). Y, ¡cuidado!, no lo digo por el ciudadano de a pie, sino debido a las contradicciones internas del chavismo, entre comunistas y mafias, por un lado, y pragmáticos, por el otro.
Claro, esto no se observa a la vista, ni en la superficie, sino en la profundidad de las aguas, donde el conflicto implosivo tiene lugar.
Sencillo, en cuestión de semanas aparecerían exportaciones privadas no petroleras y, por tanto, una oferta de divisas complementaria a la tradicional; la industria manufacturera rápidamente crecería, y la inversión privada retornaría; la economía se recuperaría; y la escasez disminuiría.
Entonces, ¿por qué no lo legalizan ya?
Sencillo, porque a quienes disfrutan del status quo (a los comunistas y a las mafias) no les conviene.
¿Y por qué no les conviene?
A los comunistas, porque si los privados empiezan a exportar, se independizarían de las divisas del Estado y, por tanto, del Estado, del Gobierno y del partido, lo que va en contra del objetivo comunista de control político del ciudadano (los comunistas, monopolizando la oferta de divisas, han hecho depender al sector privado del Estado; luego, vienen los controles de cambio y precios, y se arrodilla al ciudadano).
¿Y a las mafias por qué no les conviene? Porque si los privados empiezan a exportar y a generar divisas propias, tendrían que enfrentar su competencia, lo que perjudicaría su negocio.
¿Cómo logran su objetivo, o dónde está el truco?
Sencillo, primero el Gobierno fija la tasa de cambio oficial artificialmente baja, para que sólo el sector público (Pdvsa y la industria petrolera bajo control del Estado) pueda exportar (a 6,3Bs/$ ni la empresa más eficiente y competitiva del mundo podría exportar producto no petrolero desde Venezuela). Luego, al exacerbarse la demanda de divisas a la tasa oficial, el Estado las raciona a través de mecanismos de exclusión como Cadivi y Sicad, por lo que aparece naturalmente un mercado negro o residual (de gente urgida, dispuesta a pagar por los dólares tasas muy superiores a la oficial). Y, finalmente, el conejo en el sombrero, se ilegaliza la tasa de cambio del mercado paralelo, para evitar que sea negocio para industriales y productores de servicios colocar su producto en el exterior. Así, el mercado ilegal queda bajo el control de las mafias, o privilegiados que monopolizan la oferta, comprando el dólar barato, a 6,3Bs/$, para vender a casi 5,5 veces ese nivel. De esta forma, unos pocos se hacen ricos, a costa de unos muchos, 29 millones de personas, que se empobrecen.
¿Y hasta cuándo podrá el país seguir así?, ¿hasta cuándo una minoría de mafias y comunistas podrán imponer su voluntad por encima de los 29 millones de personas, incluidos los pragmáticos del Gobierno que, dada la crisis económica, favorecen un cambio de modelo y un proceso de flexibilización?
No mucho más. Pronto tendrá que ocurrir un proceso de transición económica y política. La razón: la crisis económica de escastanflación que vive el país (el proceso de escasez con estancamiento e inflación), asociada al incumplimiento de la regla de oro del petropopulismo a partir de 2012 (i.e. el hecho de que ya el petróleo, o la oferta de divisas, no crezca a un ritmo superior a su demanda o la liquidez en bolívares). Y, ¡cuidado!, no lo digo por el ciudadano de a pie, sino debido a las contradicciones internas del chavismo, entre comunistas y mafias, por un lado, y pragmáticos, por el otro.
Claro, esto no se observa a la vista, ni en la superficie, sino en la profundidad de las aguas, donde el conflicto implosivo tiene lugar.
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