MIGUEL BAHACHILLE M.| EL UNIVERSAL
lunes 5 de agosto de 2013 12:00 AM
Ocurridos los emblemáticos 100 días de gobierno regido por un gobernante de dudosa legitimidad que cree encontrar en espacios internacionales y en las "muchedumbres que se apiñan en los gobiernos calle", lo único que logra es intensificar las dudas sobre la autenticidad de su ungida investidura. Basta aguzar los sentidos para notar todas las pamplinadas emitidas apenas en 3 meses. Veamos.
"El presidente Chávez fue envenenado o inoculado con cáncer desde el ominoso imperio del norte". Luego el finado se comunicaría con Nicolás a través de un pájaro como médium.
"La oposición ha adquirido 18 aviones de guerra dispuestos en hangares colombianos para embestir contra el jefatura constitucional de Venezuela". ¿Olvidaría Capriles incluir en el currículo su cualidad de piloto de cazas de guerra?
"El presidente Santos conspira para sacarlo del poder. Le mete una puñalada por la espalda a Venezuela". Luego Nicolás lo recibe en Puerto Ayacucho con fogosos abrazos.
"Como un mensaje claro al imperio, para decirle que los hijos de Bolívar no le tememos y hemos decidido otorgar asilo político al joven Snowden". ¡Bravo Nicolás!
"Existe un plan para asesinarme a mí y al presidente Maduro urdido desde EEUU conjuntamente con la derecha chilena más criminal". Diosdado en su cuarta denuncia de magnicidio.
"Si los enemigos de la patria llegaran a hacerme algo a mí, la ira de los dioses sería incontenible". ¿Maduro o el mitológico Hércules?
"Leopoldo López, María Corina y la derecha fascista venezolana conspiran para dar un golpe de Estado". No hay pruebas pero basta con la denuncia.
"Hay que cambiar el himno de Caracas por otro que resultare ganador en próximo concurso público". Para el psiquiatra y alcalde de Caracas Jorge Rodríguez ese es un problema álgido de la ciudad.
"Por ser bolivarianos somos profundamente martianos y chavistas, y profundamente fidelistas; gracias a Fidel América Latina está de pie" Maduro en 60 aniversario del asalto al Cuartel Moncada en cuba.
Sería ocioso citar todas las pachotadas de "los nuevos regentes de la cosa pública" destinadas a esconder la hecatombe social y económica creada a lo largo de 14 años. La pretensión de seguir jugando con la buena fe de los pobres para postergar la solución de los conflictos mediante cotejos ideológicos impropios y carentes de utilidad, ya no tienen el efecto seductor instituido por Chávez. Expiró el ciclo en que al pueblo le era festivo identificarse con chirigotas si hoy siente como el régimen se declara incapaz de proteger la vida de sus ciudadanos. Bolivarianismo, patriotismo y revolución perdieron el efecto seductor incitado por el mayor populista de América Latina.
El señor Maduro, desvergonzadamente, no pierde ocasión para formular aspavientos sueltos e impensados mientras el país se hunde bajo sus pies. No logra recabar la atención pública con testimonios serios y con planes factibles sino procurándose para sí identidades fútiles como "soberanía y respeto" como si alguien pretendiera confiscar esos conceptos. Él, al igual que el cogobernante Cabello, persisten con pamplinas para "serenar las cargas del pueblo". No se dan cuenta que los graves trances del país van más allá del patrioterismo bufo que repiten casi a diario.
Inseguridad, escasez, inflación, desempleo, caos urbano, invasiones violentas, abuso policial, ruina de infraestructura, apatía por el sistema educativo, detrimento de hospitales y ambulatorios como Barrio Adentro, propagación de la corrupción, falta de divisas para insumos básicos y, lo peor, ausencia de instituciones dispuestas a señalar y corregir los agravios del poder, conforman un cuadro falsario de soberanía tan estrujada por los serviciales del régimen.
Este mandato espurio se desmorona ante las cansonas locuciones de Maduro y Diosdado tratando de esconder el progresivo deterioro del país. La gente exige obras tangibles y ascenso de su estándar de vida; no seguir oyendo generalidades huecas. ¿Cuánto más puede prolongarse esta agobiante crisis? ¿Lo saben Cabello y Nicolás?
"El presidente Chávez fue envenenado o inoculado con cáncer desde el ominoso imperio del norte". Luego el finado se comunicaría con Nicolás a través de un pájaro como médium.
"La oposición ha adquirido 18 aviones de guerra dispuestos en hangares colombianos para embestir contra el jefatura constitucional de Venezuela". ¿Olvidaría Capriles incluir en el currículo su cualidad de piloto de cazas de guerra?
"El presidente Santos conspira para sacarlo del poder. Le mete una puñalada por la espalda a Venezuela". Luego Nicolás lo recibe en Puerto Ayacucho con fogosos abrazos.
"Como un mensaje claro al imperio, para decirle que los hijos de Bolívar no le tememos y hemos decidido otorgar asilo político al joven Snowden". ¡Bravo Nicolás!
"Existe un plan para asesinarme a mí y al presidente Maduro urdido desde EEUU conjuntamente con la derecha chilena más criminal". Diosdado en su cuarta denuncia de magnicidio.
"Si los enemigos de la patria llegaran a hacerme algo a mí, la ira de los dioses sería incontenible". ¿Maduro o el mitológico Hércules?
"Leopoldo López, María Corina y la derecha fascista venezolana conspiran para dar un golpe de Estado". No hay pruebas pero basta con la denuncia.
"Hay que cambiar el himno de Caracas por otro que resultare ganador en próximo concurso público". Para el psiquiatra y alcalde de Caracas Jorge Rodríguez ese es un problema álgido de la ciudad.
"Por ser bolivarianos somos profundamente martianos y chavistas, y profundamente fidelistas; gracias a Fidel América Latina está de pie" Maduro en 60 aniversario del asalto al Cuartel Moncada en cuba.
Sería ocioso citar todas las pachotadas de "los nuevos regentes de la cosa pública" destinadas a esconder la hecatombe social y económica creada a lo largo de 14 años. La pretensión de seguir jugando con la buena fe de los pobres para postergar la solución de los conflictos mediante cotejos ideológicos impropios y carentes de utilidad, ya no tienen el efecto seductor instituido por Chávez. Expiró el ciclo en que al pueblo le era festivo identificarse con chirigotas si hoy siente como el régimen se declara incapaz de proteger la vida de sus ciudadanos. Bolivarianismo, patriotismo y revolución perdieron el efecto seductor incitado por el mayor populista de América Latina.
El señor Maduro, desvergonzadamente, no pierde ocasión para formular aspavientos sueltos e impensados mientras el país se hunde bajo sus pies. No logra recabar la atención pública con testimonios serios y con planes factibles sino procurándose para sí identidades fútiles como "soberanía y respeto" como si alguien pretendiera confiscar esos conceptos. Él, al igual que el cogobernante Cabello, persisten con pamplinas para "serenar las cargas del pueblo". No se dan cuenta que los graves trances del país van más allá del patrioterismo bufo que repiten casi a diario.
Inseguridad, escasez, inflación, desempleo, caos urbano, invasiones violentas, abuso policial, ruina de infraestructura, apatía por el sistema educativo, detrimento de hospitales y ambulatorios como Barrio Adentro, propagación de la corrupción, falta de divisas para insumos básicos y, lo peor, ausencia de instituciones dispuestas a señalar y corregir los agravios del poder, conforman un cuadro falsario de soberanía tan estrujada por los serviciales del régimen.
Este mandato espurio se desmorona ante las cansonas locuciones de Maduro y Diosdado tratando de esconder el progresivo deterioro del país. La gente exige obras tangibles y ascenso de su estándar de vida; no seguir oyendo generalidades huecas. ¿Cuánto más puede prolongarse esta agobiante crisis? ¿Lo saben Cabello y Nicolás?
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