Editorial de www.analítica.com
No
puede llegar muy lejos un mandatario que no sólo sobrevive flotando
sobre un recuerdo, sino que no demuestra el coraje de reconocer las
fallas y carencias de su propio mandato y se ahoga en un río
interminable de excusas y fantasías que sus propios ciudadanos no le
creen
No entendemos actitudes y alardes
del Presidente Maduro que no sólo perjudican al país sino que debilitan
su propia imagen. Comprendemos que en vista de sus resultados
electorales, cuando perdió en los comicios presidenciales un millón de
votos, quiera sostener la imagen, el recuerdo, la relación extrema con
el fallecido presidente Hugo Chávez.
Es su decisión y es su emoción,
citar a Chávez constantemente e ir a reflexionar frente a su tumba, pero
inventarse conspiraciones y exitosos saboteos para explicar las fallas
graves del sistema eléctrico quizás para no denunciar los errores graves
cometidos en esa área desde el comienzo mismo del gobierno de Chávez,
es por una parte insultar la inteligencia de los venezolanos. Por la
otra, es reconocer que su propio Gobierno falla en la prometida mejoría
del servicio, o falla espectacularmente en el mantenimiento de la
seguridad del país; o ambos.
La diplomacia complaciente,
irresponsable e ignorante ante temas vitales como la reclamación
venezolana ante Guyana, puede ser una herencia de Chávez que Maduro
sostiene. Chávez puede estar vivo en los recuerdos pero muerto en lo
físico, y ahora el Presidente, y el responsable, es Nicolás Maduro. Lo
que pierda Venezuela por no establecer vigorosamente su punto ante el
abuso guyanés de otorgar concesiones en el territorio reclamado y, aún
más, en las propias aguas venezolanas, no sólo lo pierden los
venezolanos, sino que esa pérdida es responsabilidad directa y personal
de Nicolás Maduro como Presidente, además de patriota y jurídicamente
reclamable a él.
No puede llegar muy lejos un
mandatario que no sólo sobrevive flotando sobre un recuerdo, sino que no
demuestra el coraje de reconocer las fallas y carencias de su propio
mandato y se ahoga en un río interminable de excusas y fantasías que sus
propios ciudadanos no le creen. La experiencia de Gobierno de Nicolás
Maduro no es de sólo 5 meses, sino desde desde la Asamblea Nacional en
1999, ha sido diputado, canciller, Vicepresidente y Presidente
encargado. Ya es hora de que madure.
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