Claudio Nazoa
2 DE SEPTIEMBRE 2013 - 00:01
En medio de este caos, cualquier cosa es posible. Todos estamos en
peligro de ser, por decirlo decentemente, perturbados en nuestra forma de
vivir. El atraso, la destrucción y la incertidumbre nos alcanzarán, a menos que
hagamos lo posible y lo imposible para que eso no suceda. Existen motivos de
sobra para tirar la toalla, como lo que está ocurriendo con un canal que se
llamaba Globovisión, convertido hoy, tristemente, en una especie de VTV Light.
En ningún momento pretendo criticar o atacar al
personal técnico, periodístico, ni a los analistas y narradores que antes
estaban y que aún continúan laborando en Globovisión. Mis respetos. Ellos están
en su derecho de continuar realizando su trabajo hasta que sientan que ya no
pueden, tal como les ha ocurrido a los que se han ido o a quienes los fueron.
Hay que estar claros que con estos bichos malos, de
nada vale “portarse bien”, porque igual, en cualquier momento, nos van a joder.
Quienes nos portamos mal, por lo menos no nos quedamos callados ante la
injusticia y la estupidez ¿De qué vale que en el Titanic exista un cuarto bien
bonito en donde los pasajeros creen estar protegidos?
Triste se ha convertido la hora de las 5 de la
tarde cuando ya no está Aló Ciudadano. No es fácil… en su lugar, ahora
encontramos cualquier mamarrachada como la de la semana pasada, cuando
transmitieron un programa sobre ¡la realeza inglesa! Sí. Increíble, mostraron a
la princesa desde el primer día que fue al ginecólogo, hasta que parió al
principito.
Tristes son las noches sin escuchar: “Señoreees,
buenas noches”. Añoramos el humor y la agudeza de Kico, Carla, Roland y
Pedro.
Qué falta hace “Usted lo vio” (“la multiplicación
de los penes”).
Los barrios, tristes, andan desamparados y a la
deriva sin su Radar de los Barrios.
Desgraciadamente tengo que referirme al caso de mi
amigo Vladimir Villegas. Que no quede duda de mi cariño y respeto hacia él, a
pesar de que viaja en el cuarto bonito del Titanic, desde donde transmite su
programa “neutral”: Vladimir a la 1. La tragedia de mi amigo es que no logra
que lo quieran ni allá ni acá.
Esa es la cruz de quienes se hacen los locos. No se
puede ser indiferente, mucho menos neutral, con un régimen como éste. Cala
puede darse ese lujo, pero Vladimir a la 1, estaría bien en países como
Francia, Brasil, Estados Unidos o Chile, donde los neutrales son respetados
porque el gobierno también es neutral.
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