LUIS JOSÉ SEMPRUM| EL UNIVERSAL
miércoles 4 de septiembre de 2013 12:00 AM
Recientemente, el secretario general de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo, dijo que el asunto de la nacionalidad de Maduro era irrelevante, pero eso está muy lejos de ser cierto.
La Constitución establece que el presidente de la República debe ser "venezolano por nacimiento y sin otra nacionalidad" (artículo 41) por razones muy importantes.
Sobre el jefe de Estado recaen responsabilidades fundamentales, de las cuales dependen la supervivencia misma de la nación, como lo son la dirección de las Fuerzas Armadas, el resguardo del territorio nacional, el manejo de los recursos económicos, y los asuntos delicados de seguridad.
Si el Primer magistrado tiene doble nacionalidad, si su familia es extranjera, si no tiene arraigo en nuestra nación, si desconoce nuestra geografía, y si además estudió en Cuba, entonces lo lógico es que no tenga compromiso alguno en defender los intereses de Venezuela.
¿Por qué ha de sorprendernos que Maduro se subordine a los hermanos Castro, y que regale nuestros recursos a los cubanos? ¿Por qué asombrarnos de que entregue nuestro territorio a Guyana y que encima viaje a Georgetown para celebrar su traición? ¿Por qué extrañarnos que le importe un comino la destrucción de Pdvsa y que la hipoteque vilmente?
Nada de eso debe causarnos estupor, porque quien no conoce ni ama a una nación, tampoco siente la obligación de defenderla.
Por eso, es vital para la seguridad y defensa de Venezuela que se tomen en serio las denuncias respecto a la nacionalidad de Maduro, realizadas por los diputados Abelardo Díaz y Walter Márquez; por Nelson Ramírez Torres, Pablo Medina y José García Urquiola; y por el embajador panameño Willy Cochez.
Si Nicolás Maduro no es venezolano por nacimiento, o si tiene doble nacionalidad, debe ser destituido de inmediato, y activar el protocolo que indica la Carta Magna para conformar un nuevo gobierno.
La Constitución establece que el presidente de la República debe ser "venezolano por nacimiento y sin otra nacionalidad" (artículo 41) por razones muy importantes.
Sobre el jefe de Estado recaen responsabilidades fundamentales, de las cuales dependen la supervivencia misma de la nación, como lo son la dirección de las Fuerzas Armadas, el resguardo del territorio nacional, el manejo de los recursos económicos, y los asuntos delicados de seguridad.
Si el Primer magistrado tiene doble nacionalidad, si su familia es extranjera, si no tiene arraigo en nuestra nación, si desconoce nuestra geografía, y si además estudió en Cuba, entonces lo lógico es que no tenga compromiso alguno en defender los intereses de Venezuela.
¿Por qué ha de sorprendernos que Maduro se subordine a los hermanos Castro, y que regale nuestros recursos a los cubanos? ¿Por qué asombrarnos de que entregue nuestro territorio a Guyana y que encima viaje a Georgetown para celebrar su traición? ¿Por qué extrañarnos que le importe un comino la destrucción de Pdvsa y que la hipoteque vilmente?
Nada de eso debe causarnos estupor, porque quien no conoce ni ama a una nación, tampoco siente la obligación de defenderla.
Por eso, es vital para la seguridad y defensa de Venezuela que se tomen en serio las denuncias respecto a la nacionalidad de Maduro, realizadas por los diputados Abelardo Díaz y Walter Márquez; por Nelson Ramírez Torres, Pablo Medina y José García Urquiola; y por el embajador panameño Willy Cochez.
Si Nicolás Maduro no es venezolano por nacimiento, o si tiene doble nacionalidad, debe ser destituido de inmediato, y activar el protocolo que indica la Carta Magna para conformar un nuevo gobierno.
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