FERNANDO OCHOA ANTICH| EL UNIVERSAL
domingo 8 de septiembre de 2013 12:00 AM
Las irresponsables declaraciones de Nicolás Maduro en Guyana, comprometen totalmente el esfuerzo realizado por Venezuela desde 1899 para desconocer el Laudo Arbitral de París y el despojo territorial de que fue víctima nuestro país por el imperialismo británico. Atreverse a decir, sin medir las consecuencias, de que "recientemente han salido documentos desclasificados de la década del 60, 70 y 80 que demuestran quiénes eran los intrigantes que preparaban una guerra con Guyana" debilita de tal manera nuestra autoridad moral en las negociaciones que compromete gravemente sus resultados. Esta posición coincide con la sostenida por Hugo Chávez en el año 2007 cuando se atrevió a decir que la reclamación venezolana se había originado por presión de Estados Unidos. Estas dos declaraciones sólo pueden calificarse como traición a la patria.
La verdad histórica es que nuestro país hizo un consistente esfuerzo, ante la cercanía de la independencia de la Guayana Británica, de lograr firmar el Acuerdo de Ginebra de 1966 entre Venezuela y el Reino Unido, en consulta con el gobierno de la Guayana Británica. Lamentablemente, Guyana, en los ya largos años de negociación, no ha tenido la voluntad política para tratar de "encontrar una solución práctica, pacífica y satisfactoria para las partes" como lo establece el tratado. Al contrario, no sólo ha mantenido una actitud intransigente, sino que ha buscado obtener ventajas en la fachada atlántica absolutamente inaceptables para Venezuela. Nicolás Maduro debió suspender el viaje a Guyana al conocer que dicho país había entregado en concesión el bloque Roraima, ubicado en la fachada atlántica del Delta, espacio marítimo venezolano.
En caso de realizar la visita oficial, tal como lo hizo, tenía la obligación de rechazar el derecho de Guyana de dar una concesión petrolera en el espacio marítimo venezolano. Además, debió aprovechar la oportunidad para ratificar la posición de Venezuela en el diferendo con Guyana. De manera inexplicable, no lo hizo. Su responsabilidad es inmensa. Su manifiesta debilidad puede haber generado un Estoppel por aquiescencia, argumento que podrá ser utilizado a su favor por Guyana. Han sido tanto los errores cometidos por el gobierno de Hugo Chávez, y ahora ratificados por el de Maduro, en el manejo de las relaciones con Guyana en particular y con el Caribe en general, que estoy convencido que no son equivocaciones sino el resultado del diseño de una política orientada a satisfacer los intereses cubanos en el Caribe.
Esta acusación no la hago a la ligera. La he reflexionado largamente. No puede ser casualidad la sorprendente debilidad que Venezuela ha mantenido durante estos catorce años ante las innumerables acciones inamistosas del Caribe. Voy a tratar de enumerar algunas: la Comunidad del Caribe (Caricom) ha desconocido que la isla de Aves genera mar territorial y plataforma continental, hecho aceptado por Estados Unidos y Francia en el momento de establecerse la delimitación de las áreas marinas y submarinas con Venezuela. Barbados desconoció el tratado de límites entre Trinidad y Venezuela, con base a una decisión de arbitraje de la Corte Internacional de Justicia, y Guyana quiere desentenderse del Acuerdo de Ginebra al afirmar que la disputa es esencialmente jurídica, sin entender que si fuera así no habría posibilidad de negociar una solución.
El caso de Guyana es aún más grave. No sólo desconoce el sentido del Acuerdo de Ginebra al negarse a buscar una solución práctica de la controversia, sino que está decidida a ampliar su mar territorial y plataforma continental al trazar unilateralmente una línea divisoria con Venezuela con una inclinación de 30 grados oeste, afectando no sólo la Zona en Reclamación, "sino lo que es peor, nos empuja hacia el lado izquierdo, limitando nuestra salida al Atlántico y privándonos de centenares de miles de kilómetros cuadrados de áreas marinas y submarinas". La Armada tradicionalmente venía patrullando dichas áreas, demostrando posesión y soberanía. Sorprendentemente, fue suspendido. Otro aspecto curioso es el retardo en la respuesta de las notas. Casi todas se hacen un año después, mientras las de Guyana siempre ocurren en dos meses
La verdad histórica es que nuestro país hizo un consistente esfuerzo, ante la cercanía de la independencia de la Guayana Británica, de lograr firmar el Acuerdo de Ginebra de 1966 entre Venezuela y el Reino Unido, en consulta con el gobierno de la Guayana Británica. Lamentablemente, Guyana, en los ya largos años de negociación, no ha tenido la voluntad política para tratar de "encontrar una solución práctica, pacífica y satisfactoria para las partes" como lo establece el tratado. Al contrario, no sólo ha mantenido una actitud intransigente, sino que ha buscado obtener ventajas en la fachada atlántica absolutamente inaceptables para Venezuela. Nicolás Maduro debió suspender el viaje a Guyana al conocer que dicho país había entregado en concesión el bloque Roraima, ubicado en la fachada atlántica del Delta, espacio marítimo venezolano.
En caso de realizar la visita oficial, tal como lo hizo, tenía la obligación de rechazar el derecho de Guyana de dar una concesión petrolera en el espacio marítimo venezolano. Además, debió aprovechar la oportunidad para ratificar la posición de Venezuela en el diferendo con Guyana. De manera inexplicable, no lo hizo. Su responsabilidad es inmensa. Su manifiesta debilidad puede haber generado un Estoppel por aquiescencia, argumento que podrá ser utilizado a su favor por Guyana. Han sido tanto los errores cometidos por el gobierno de Hugo Chávez, y ahora ratificados por el de Maduro, en el manejo de las relaciones con Guyana en particular y con el Caribe en general, que estoy convencido que no son equivocaciones sino el resultado del diseño de una política orientada a satisfacer los intereses cubanos en el Caribe.
Esta acusación no la hago a la ligera. La he reflexionado largamente. No puede ser casualidad la sorprendente debilidad que Venezuela ha mantenido durante estos catorce años ante las innumerables acciones inamistosas del Caribe. Voy a tratar de enumerar algunas: la Comunidad del Caribe (Caricom) ha desconocido que la isla de Aves genera mar territorial y plataforma continental, hecho aceptado por Estados Unidos y Francia en el momento de establecerse la delimitación de las áreas marinas y submarinas con Venezuela. Barbados desconoció el tratado de límites entre Trinidad y Venezuela, con base a una decisión de arbitraje de la Corte Internacional de Justicia, y Guyana quiere desentenderse del Acuerdo de Ginebra al afirmar que la disputa es esencialmente jurídica, sin entender que si fuera así no habría posibilidad de negociar una solución.
El caso de Guyana es aún más grave. No sólo desconoce el sentido del Acuerdo de Ginebra al negarse a buscar una solución práctica de la controversia, sino que está decidida a ampliar su mar territorial y plataforma continental al trazar unilateralmente una línea divisoria con Venezuela con una inclinación de 30 grados oeste, afectando no sólo la Zona en Reclamación, "sino lo que es peor, nos empuja hacia el lado izquierdo, limitando nuestra salida al Atlántico y privándonos de centenares de miles de kilómetros cuadrados de áreas marinas y submarinas". La Armada tradicionalmente venía patrullando dichas áreas, demostrando posesión y soberanía. Sorprendentemente, fue suspendido. Otro aspecto curioso es el retardo en la respuesta de las notas. Casi todas se hacen un año después, mientras las de Guyana siempre ocurren en dos meses
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