Sí tuviéramos que usar una frase que describiera el momento político actual venezolano sería “tendencia irreversible”; por primera vez en mucho tiempo todas las encuestas coinciden en algo: la oposición tiene amplia ventaja de cara a las elecciones del 6 de diciembre, pero el gobierno tiene todo el ventajismo de su parte. Los números que por primera vez muestran una oposición consolidada frente a un gobierno que tiene 17 años imponiéndose a fuerza de real y abuso de poder no son, sin embargo, poca cosa, pero estos deben ser tomados con mucha cautela por los sectores democráticos, que se enfrentan a un régimen sin escrúpulos, sin respeto a la ley y a las instituciones. El juego está cantando, pero no ganado, y para ganarlo hay que jugarlo bien.
Estas no son unas elecciones cualquiera, quizás han leído mucho eso en los últimos tiempos, pero la situación país convierte estos comicios en la gran oportunidad que tenemos los venezolanos para expresarnos en el peor momento de nuestra historia reciente. El gobierno lo sabe, pero durante años ha usado las elecciones como el único instrumento de legitimación para decir que en Venezuela hay una democracia plena. Aunque no pueden suspenderlas, por ahora, han minado el proceso de sombras y desconfianza tratando de desmovilizar al electorado opositor. Una estrategia premeditada y dirigida desde el propio Consejo Nacional Electoral que no ha logrado frutos.
La encuesta menos generosa con la unidad democrática le da 20 puntos por encima del PSUV, mientras que otras como Datanálisis otorgan una diferencia de 30 puntos. Ni las propias encuestadoras del gobierno se atreven a darle una ventaja al madurismo, que hoy ya no tiene como objetivo ganar, cosa matemáticamente imposible con estas proyecciones, sino que busca que la oposición no logre mayoría simple en la Asamblea Nacional. Una mayoría que por primera vez controle a un gobierno que ha tenido el poder absoluto durante casi dos décadas y los resultados están a la vista: absoluta destrucción.
Con números así un mes antes de las elecciones son muy difíciles de remontar y miren que han intentando de todo. Sin embargo, los venezolanos debemos tener claro que la victoria no la alcanzaremos sino hasta el día de la elección, que incluso solamente votar no es suficiente, sino que el trabajo de los testigos electorales será fundamental para garantizar los resultados. No podrán contra todos, no podrán intimidar a un pueblo unido vigilante del respeto a su voluntad. Estoy seguro de que todas las encuestas se quedarán cortas con lo que pasará el 6 de diciembre si salimos de forma masiva a ejercer nuestro derecho. Ese día comenzará a cambiar Venezuela, porque no solo recuperamos la Asamblea, sino que recuperamos el respeto y la dignidad de un pueblo que no aguanta más humillaciones y burlas.
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