No terminé de salir de mi asombro cuando vi en un programa de televisión, el domingo pasado, al ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, en papel de estrella gubernamental, pronunciando mensajes etéreos e inaprensibles –por no decir sandeces–, filosofando y definiéndose a sí mismo como un “pararrayos”, y en ese momento, abandonando el éter, explicó que está deteniendo una reacción violenta de los subalternos en la institución, dispuestos a “cambiar un fusil por una columna de periódico”. Es decir, que en el seno de la Fuerza Armada están dispuestos a disparar cobarde y criminalmente contra quienes ejercemos la libertad de expresión y pensamiento, consagrada como un derecho fundamental en la Constitución Nacional. Eso no nos amedrenta.
¿Cuál es la defensa del honor militar, a la que se refiere el “pararrayos”, cuando las personas son sometidas diariamente a tratos crueles, inhumanos y degradantes como pasa en las colas para buscar alimento o medicina y en presencia de militares? No hay sino deshonra militar cuando se permite la presencia de militares cubanos en el Comando Estratégico Operacional, CEO, donde el ministro es el jefe.
Padrino se ha convertido en el único sostén de un régimen oprobioso tutelado por Cuba y deja una gran preocupación en los ciudadanos que esperan de un líder militar un pronunciamiento contundente sobre la efervescencia social, a punto de estallido y de cuál será el papel que tomará la Fuerza Armada, obligada por las graves circunstancias a tomar protagonismo. Nos queda la inquietud de si para resguardar el orden interno la intervención militar no traerá aun mayores desgracias.
Ni una sola palabra, ni una respuesta tuvo el ministro sobre los males que agobian a los venezolanos y que afectan también a los integrantes de la FANB y a sus familiares. Toda su intervención televisiva giró en torno a un golpe de Estado y una supuesta guerra externa contra Venezuela donde involucró a la Unión Europea y al presidente Obama. Tampoco hubo un pronunciamiento sobre las decisiones inconstitucionales del llamado Cartel de las Togas –TSJ– contra la Asamblea Nacional, el único poder que cuenta con legitimidad.
El ministro Padrino no pierde oportunidad para confirmar su papel de operador político de la revolución en el seno de la FANB violando la Constitución, que le prohíbe estar al servicio de una parcialidad política.
Recule bochornoso
Impacienta que la Asamblea Nacional se deje convertir en un jarrón chino, sin aprobar siquiera una moción de censura contra un ministro de la Defensa que abusa de su competencia pronunciándose en contra de la Ley de Amnistía y reconciliación. También preocupa que se imponga el criterio de uno de los grupos con agenda oculta en la MUD, que se conforma con una simple resolución de la OEA que proteja la voluntad popular expresada el 6-D, en vez de pedir la aplicación de la Carta Interamericana, aprobada en plenaria el pasado 3 de marzo. Están perdiendo sintonía con la calle y la gente desesperada pasará por encima de los dirigentes empeñados en servir de muro de contención.
BCV
Modificaron el Reglamento del Fondo de Previsión y Pensiones del BCV para que el presidente, los directores y gerentes puedan jubilarse con el 100% de sus jugosos sueldos, con solo 18 meses en la institución financiera. El año pasado ya había sido modificado de 10 a 4 años, para que gozara su jubilación la gerente de Salud del BCV, Carmen Trinidad Istúriz, hermana del hoy vicepresidente de la República. El próximo jubilado será William Cañas, con solo 18 meses en el directorio, enfrentado a Merentes por los honorarios de los abogados de los narcosobrinos.
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