Friday, July 13, 2012

El culillo de los poderosos

En: http://www.lapatilla.com/site/2012/07/12/vladimiro-mujica-el-culillo-de-los-poderosos/

Vladimiro Mujica

Quienes pretenden imponer el miedo a los venezolanos son presa de sus propios temores por la pérdida del poder. La Venezuela que se alza contra el miedo y el autoritarismo está respondiendo al llamado de Capriles
Laureano Márquez me ahorró buena parte de la introducción que había planeado para mi columna de la semana pasada que no salió debido al asueto del 5 de Julio. Normalmente después que el humor en serio de Laureano toca un tema queda muy poco para escribir del mismo, pero en esta oportunidad hay una vertiente del tema del culillo que quedó abierta para una exploración adicional.
El miedo tiene variantes inesperadas, una de ellas es que quienes intentan imponerle el miedo a todo un pueblo sienten, paradójicamente, mucho miedo. El culillo de nuestros poderosos gobernantes tiene muchas razones, pero quizás la más importante sea sentir cómo el carisma del Comandante Presidente ya no es suficiente para contener la marea de desamor y descontento que está creciendo por toda Venezuela.
El entusiasmo de los actos de Capriles Radonski contrasta con el acartonamiento del presidente candidato en su carroza artificial y lejana y sus cadenas de siempre, con las mismas letanías de siempre. Con la diferencia de que cada vez menos gente se las cree.
Una demostración del culillo de quienes se creen los dueños del país es el intento grotesco e inconstitucional de impedir el contacto de Capriles con los venezolanos más humildes en las barriadas populares. El chavismo extremista que mantiene un cerco comunicacional construido para venderle a la gente una realidad que no existe, le tiene un miedo cerval al lenguaje subversivo del candidato de la unidad nacional.
Sin tener el carisma explosivo de Chávez, Capriles ha encontrado una ruta para hablarle a la gente común, tanto al venezolano que en algún momento creyó en la esperanza de cambio que representaba Chávez como a quienes se le han opuesto, sobre un futuro de cambios y sin exclusiones que destruye todo el andamiaje de la polarización sembrada por años de prédica revolucionaria. Los recientes eventos en La Vega, y hace un tiempo en Cotiza, retratan de manera inequívoca el miedo que esta prédica de inclusión y cambio inspira en la oligarquía chavista.
Para quienes se han autoproclamado los defensores del pueblo, los intérpretes del pueblo, los propietarios de las banderas del pueblo, debe inspirar mucho miedo el percibir que se les escapa entre las manos la devoción y la conexión emocional con el liderazgo tóxico de una revolución que en casi todo sentido posible ha significado una inmensa traición al mismo pueblo que proclama defender.
DESCONFIANZA EN EL SECRETO DEL VOTO Una segunda manifestación importante del culillo del poder es el intento por transmitir desconfianza sobre el secreto del voto. Enfrentados al dilema de querer mantener una fachada democrática para una conducta abiertamente totalitaria, la oligarquía chavista no se ha atrevido a realizar el asalto final contra la democracia. Es necesario mantener el acto de la votación pero bajo la amenaza de que el gobierno siempre puede saber por quién se votó. Aquí, como en tantas otras cosas, se juega con la ignorancia de la gente.
Se invoca al satélite chino, al cable submarino con Cuba o cualquier otra zarandaja para transmitir la sensación de que se puede hacer algo que técnicamente no es posible.
En un país donde chavistas y no chavistas de a pie conocemos el miedo, los unos a la agresión y la persecución, los otros a perder las ayudas y el favor del gobierno, y todos a la inseguridad asesina, impacta cómo el culillo se instala con profundidad en el alma de la oligarquía revolucionaria. Esta constatación exige cautela y mucha firmeza en el campo democrático porque mientras más amenazados siente su poder y sus privilegios más peligrosa y autoritaria se puede tornar la respuesta del régimen. En verdad es difícil imaginarse un escenario de salida de esta crisis terminal de la revolución que no implique un grado sustancial de confrontación y tensión.
Desprovisto cada vez más de los mecanismos políticos de control, al régimen chavista sólo le van quedando los caminos de la represión y la violencia. Una conducta despreciable, pero tremendamente efectiva para inspirar temor, como se ha demostrado en Cuba y Nicaragua y en muchos países africanos. Los universitarios han pagado muy cara su conducta de independencia frente a la imposición autoritaria del chavismo y los últimos episodios de agresiones a estudiantes y profesores hablan con claridad de una creciente desesperación y de la obscena impunidad de los agresores.
Pero en medio de este escenario preocupante, es una buena señal para las fuerzas de la sociedad democrática el percibir el miedo en los rostros apuraditos y ansiosos de la corte de adulantes del Comandante Presidente. Ver las muecas de odio y desprecio por esa otra Venezuela que se les alza y que pretenden ignorar como si no existiera, es un motivo para sentir que, parafraseando a Churchill, estamos entrando en el comienzo del fin de la nefasta hegemonía chavista.

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