JOSÉ MAYORA | EL UNIVERSAL
viernes 20 de julio de 2012 02:40 PM
El pasado martes aconteció un evento insólito dentro una democracia verdaderamente constituida, pero normal en la maltrecha democracia venezolana. En efecto, partidos y candidatos firmaron un acuerdo mediante el cual se comprometen a respetar el resultado electoral. Los representantes de la oposición, aun cuando firmaron el acuerdo, manifestaron su insatisfacción pues al mismo le faltaba especificidad, con relación al uso abusivo de cadenas y recursos públicos.
¿Qué tiene de insólito este acuerdo? Las instituciones por sí solas deben ser una garantía de respeto de los derechos ciudadanos. Ese es en esencia el rol que ellas cumplen dentro de una sociedad democrática. Cuando los ciudadanos sienten dudas acerca del papel que a estas les toca cumplir, ellas funcionan como llamadas de alerta para que no desvíen su rumbo. En ocasiones, estas alertas se refieren a la cuestionable autonomía e independencia de tales instituciones.
En el caso de Venezuela, donde no hay una completa confianza de los ciudadanos con relación a sus instituciones, estos están obligados a buscar mecanismos alternos, dentro y fuera del país, para garantizar su correcto funcionamiento por no decir su reinstitucionalización.
El acuerdo de marras se inserta dentro de esta corriente de desconfianza que no se disipa con su sola firma. En primer lugar, el acuerdo cubre hasta el 7 de octubre fecha en la cual los venezolanos expresaran su opinión con relación al futuro del país. Pero Venezuela continúa después del 7 y los actores seguirán siendo los mismos y en el mismo sitio, es decir, que el resultado electoral puede ser esperanzador pero no cambiará de la noche a la mañana la situación del país.
En este sentido, la mayoría de los venezolanos puede decidir la continuidad de este derrotero incierto de poder autocrático y desmedido, en cuyo caso presumimos que los incentivos para mantener este proceso deben ser muchos, a pesar de que sean más aparentes que reales. En una segunda opción, la que creo que finalmente se impondrá, los venezolanos decidirán dar un giro importante al país y votarán por una opción que lo rescate de esta barbarie en la que se encuentra sumido.
La pregunta que debemos formularnos es ¿qué ocurrirá en Venezuela después del 7 de octubre? Si gana el chavismo se profundizará el proceso de deterioro moral, institucional y material del país. En la seguridad que tal cosa no ocurrirá, el escenario más probable será el triunfo de la sociedad democrática, lo que supone un rotundo no al socialismo del siglo XXI a cuyo efecto, el gobierno debe entender que, a partir de allí, todas las decisiones conducentes a profundizar este proceso deben cancelarse pues los venezolanos así lo decidieron. Le queda al gobierno dedicarse a los asuntos de Estado pero con relación al gobierno, le corresponde un respeto a la decisión popular.
¿Qué podemos esperar los venezolanos del chavismo? Es en este punto en el cual yo creo que el acuerdo está incompleto pues, manteniéndonos dentro del ordenamiento legal, y conociendo la conducta del chavismo en materia de respeto a la voluntad popular, el hecho de ser gobierno hasta el primer bimestre del 2013, puede significar que se tomarán decisiones vinculadas con la profundización del proyecto autocrático.
Creo que este es un punto en el cual la MUD y el Comando Venezuela deben extremar mecanismos para reducir la tentación del chavismo a tomar decisiones que comprometan al nuevo gobierno más de lo que estará.
¿Qué tiene de insólito este acuerdo? Las instituciones por sí solas deben ser una garantía de respeto de los derechos ciudadanos. Ese es en esencia el rol que ellas cumplen dentro de una sociedad democrática. Cuando los ciudadanos sienten dudas acerca del papel que a estas les toca cumplir, ellas funcionan como llamadas de alerta para que no desvíen su rumbo. En ocasiones, estas alertas se refieren a la cuestionable autonomía e independencia de tales instituciones.
En el caso de Venezuela, donde no hay una completa confianza de los ciudadanos con relación a sus instituciones, estos están obligados a buscar mecanismos alternos, dentro y fuera del país, para garantizar su correcto funcionamiento por no decir su reinstitucionalización.
El acuerdo de marras se inserta dentro de esta corriente de desconfianza que no se disipa con su sola firma. En primer lugar, el acuerdo cubre hasta el 7 de octubre fecha en la cual los venezolanos expresaran su opinión con relación al futuro del país. Pero Venezuela continúa después del 7 y los actores seguirán siendo los mismos y en el mismo sitio, es decir, que el resultado electoral puede ser esperanzador pero no cambiará de la noche a la mañana la situación del país.
En este sentido, la mayoría de los venezolanos puede decidir la continuidad de este derrotero incierto de poder autocrático y desmedido, en cuyo caso presumimos que los incentivos para mantener este proceso deben ser muchos, a pesar de que sean más aparentes que reales. En una segunda opción, la que creo que finalmente se impondrá, los venezolanos decidirán dar un giro importante al país y votarán por una opción que lo rescate de esta barbarie en la que se encuentra sumido.
La pregunta que debemos formularnos es ¿qué ocurrirá en Venezuela después del 7 de octubre? Si gana el chavismo se profundizará el proceso de deterioro moral, institucional y material del país. En la seguridad que tal cosa no ocurrirá, el escenario más probable será el triunfo de la sociedad democrática, lo que supone un rotundo no al socialismo del siglo XXI a cuyo efecto, el gobierno debe entender que, a partir de allí, todas las decisiones conducentes a profundizar este proceso deben cancelarse pues los venezolanos así lo decidieron. Le queda al gobierno dedicarse a los asuntos de Estado pero con relación al gobierno, le corresponde un respeto a la decisión popular.
¿Qué podemos esperar los venezolanos del chavismo? Es en este punto en el cual yo creo que el acuerdo está incompleto pues, manteniéndonos dentro del ordenamiento legal, y conociendo la conducta del chavismo en materia de respeto a la voluntad popular, el hecho de ser gobierno hasta el primer bimestre del 2013, puede significar que se tomarán decisiones vinculadas con la profundización del proyecto autocrático.
Creo que este es un punto en el cual la MUD y el Comando Venezuela deben extremar mecanismos para reducir la tentación del chavismo a tomar decisiones que comprometan al nuevo gobierno más de lo que estará.
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