NITU PÉREZ OSUNA | EL UNIVERSAL
miércoles 18 de julio de 2012 03:26 PM
Una canción famosa de los 80 habla de las mentiras que un hombre, para lograr los favores de su amada, le dijo a ésta. La balada interpretada por Amanda Miguel, decía algo así: Él me mintió/ él me dijo que me amaba y no era verdad/ él me mintió/ no me amaba/ nunca me amó/ él dejó que lo adorara/ él me mintió/era un juego y nada más/era solo un juego cruel de su vanidad/ él me mintió.
Quien miente una vez, miente mil veces y eso es una gran verdad. Ahora, a poco más de dos meses de la elección de un nuevo presidente, el actual mandatario, montado en carroza trata de convencer a Venezuela que ahora sí le va cumplir. ¡Gran mentira! El comandante es el nefasto pasado que no se quiere revivir -lleva dos administraciones y media de las de antes en Miraflores-, él es el presente que miente, amenaza y atropella para que no le dejen...pero la ya incrédula y vapuleada Venezuela no lo puede perdonar más... ha decidido "maletearlo".
¿Por qué? Por mentiroso. Por incumplido. Ofreció una vida confortable y digna pero lo que le dio fue desempleo, inflación, devaluación de la moneda, controles y más controles que nada controlan, escasez, importación de alimentos, tierras improductivas luego de haber sido confiscadas o robadas a sus dueños, inseguridad personal que produce un muerto cada media hora, inseguridad jurídica con jueces al servicio del régimen y no al Estado de Derecho, compra excesiva de armas de guerra mientras las policías carecen del apresto necesario para cumplir con sus funciones de resguardo de la población, impunidad, invasiones, cárceles inhumanas, racionamiento de luz y agua, exiliados políticos, presos políticos, fuga del talento venezolano al exterior buscando el bienestar y futuro que no encuentran en el país, acoso y paulatina eliminación de la empresa privada y miles de puestos de trabajo, pérdida de soberanía, amistades peligrosas con dictadores y grupos subversivos, injerencia extranjera en cuarteles militares, Onidex y registros públicos, eliminación de la formación religiosa, musical, idiomas e informática en escuelas y colegios, hospitales deteriorados y sin insumos para la atención del pueblo, cierre de medios de comunicación y creación del monopolio comunicacional al servicio de Chávez, corrupción generalizada, regaladera de nuestro petróleo a los amigos del régimen en detrimento de los venezolanos quienes ahora solo pueden poner gasolina a sus vehículos con un chip.
Los sueños de una Venezuela que creyó en el entonces joven soldado se desvanecieron junto a su amor, y es que el comandante mintió. Ahora ella, Venezuela, se enjuga las lágrimas del fracaso, busca nuevos horizontes, anda en el camino observando, palpando, escudriñando...anda tras la esperanza real de un presidente que esta vez sí le cumpla, la rescate y la conduzca hacia el camino del progreso y el desarrollo.
Quien miente una vez, miente mil veces y eso es una gran verdad. Ahora, a poco más de dos meses de la elección de un nuevo presidente, el actual mandatario, montado en carroza trata de convencer a Venezuela que ahora sí le va cumplir. ¡Gran mentira! El comandante es el nefasto pasado que no se quiere revivir -lleva dos administraciones y media de las de antes en Miraflores-, él es el presente que miente, amenaza y atropella para que no le dejen...pero la ya incrédula y vapuleada Venezuela no lo puede perdonar más... ha decidido "maletearlo".
¿Por qué? Por mentiroso. Por incumplido. Ofreció una vida confortable y digna pero lo que le dio fue desempleo, inflación, devaluación de la moneda, controles y más controles que nada controlan, escasez, importación de alimentos, tierras improductivas luego de haber sido confiscadas o robadas a sus dueños, inseguridad personal que produce un muerto cada media hora, inseguridad jurídica con jueces al servicio del régimen y no al Estado de Derecho, compra excesiva de armas de guerra mientras las policías carecen del apresto necesario para cumplir con sus funciones de resguardo de la población, impunidad, invasiones, cárceles inhumanas, racionamiento de luz y agua, exiliados políticos, presos políticos, fuga del talento venezolano al exterior buscando el bienestar y futuro que no encuentran en el país, acoso y paulatina eliminación de la empresa privada y miles de puestos de trabajo, pérdida de soberanía, amistades peligrosas con dictadores y grupos subversivos, injerencia extranjera en cuarteles militares, Onidex y registros públicos, eliminación de la formación religiosa, musical, idiomas e informática en escuelas y colegios, hospitales deteriorados y sin insumos para la atención del pueblo, cierre de medios de comunicación y creación del monopolio comunicacional al servicio de Chávez, corrupción generalizada, regaladera de nuestro petróleo a los amigos del régimen en detrimento de los venezolanos quienes ahora solo pueden poner gasolina a sus vehículos con un chip.
Los sueños de una Venezuela que creyó en el entonces joven soldado se desvanecieron junto a su amor, y es que el comandante mintió. Ahora ella, Venezuela, se enjuga las lágrimas del fracaso, busca nuevos horizontes, anda en el camino observando, palpando, escudriñando...anda tras la esperanza real de un presidente que esta vez sí le cumpla, la rescate y la conduzca hacia el camino del progreso y el desarrollo.
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