Primero, el supuesto paralelismo histórico a que acude Mires para justificar su tesis, nos parece artificial e inconsistente, pues lo que procede es atender a la secuencia histórica y natural de los hechos como efectivamente se han sucedido en la realidad. Si se atiende a esta secuencia, la lucha de Payás es el resultado del sojuzgamiento del pueblo cubano par parte de un régimen en cuya fundación inicial el Ché jugó un papel fundamental, primero en la toma del poder con la lucha de guerrillas, en donde debe reconocérsele mérito, pero, sobre todo, en la fase inmediata siguiente que dió lugar a la prisión y fusilamiento de cientos de cubanos, condenados a muerte luego de procesos sumarios y sin posibilidad de ejercicio adecuado de su derecho de defensa. El carácter sanguinario de su papel en los primeros tiempos de la revolución, sin duda opacó toda virtud a la destreza guerrillera que el Ché pudo haber demostrado en la conquista del poder por los Castro, por lo que una vez hecha la compensación, no quedaría mérito capaz de erigirlo en héroe como ahora pretende Mires, y eso sin contar el inmenso daño que le infligió a la economía cubana, en el ejercicio de la presidencia del Banco Central de Cuba. Por tanto, atender a la secuencia de los hechos en su dimensión dialéctica, permite apreciar con mayor claridad el carácter heroico de Payás, pues su lucha por la libertad y la democracia del pueblo cubano representa la antítesis del comportamiento de Guevara, quien fue uno de los principales artífices en la construcción inicial del andamiaje totalitario y sanguinario que ha regido en Cuba en los últimos 50 años.
En segundo lugar, su acción boliviana, que muy bien califica Coronel como anti-heroica, no es hazaña que reuna mérito alguno en favor de una supuesta heroicidad del Ché, sino que podría constituir un costo premeditado del mito que en definitiva se consolidó con su muerte. Es más, la muerte en si misma no es el prerrequisito necesario de toda acción heroica, al menos en la definición de héroe. La historia nos da muchos ejemplos de héroes que viven una larga vida (Convit, por ejemplo....) y a veces hasta en el anonimato. Por tanto, la hipótesis que ve en la acción boliviana una búsqueda de un medio autodestructivo, por parte del Ché, no debe ser descartada, no sólo por su condición asmática que se había fuertemente deteriorado en aquellos tiempos, sino, principalmente, por los factores que alimentaron su depresión emotiva ante la pérdida de las posiciones de poder en el aparataje burocrático cubano comandado por los Castro. Aquí también veo una debilidad en el análisis de Mires, pues erige a la muerte del Ché en el epicentro de su caracterización como héroe, sin darle mayor peso específico en su artículo a los elementos de la conducta del médico argentino que pueden haber obrado a favor o en contra de tal caracterización.
De seguidas, el indicado artículo de Gustavo Coronel.
En: http://www.lasrmasdecoronel.blogspot.com/
Gustavo Coronel
Por donde se le mire Fernando es un formidable escritor y un destacado filósofo. Ello le permite en ocasiones caminar, en lo conceptual, sobre el filo de la navaja. En su hermoso artículo “Los Héroes de nuestro Tiempo” lleva a cabo, en mi criterio, una de estas caminatas, cuando compara al recién fallecido Oswaldo Payá y al Ché Guevara y los define, a ambos, como héroes. Para hacerlo explica que ambos fueron héroes “en los respectivos tiempos que vivieron”. Es preciso decir, de entrada, que el objetivo de la comparación es resaltar el heroísmo de vida de Payá frente al culto de la muerte que caracterozó al Ché Guevara. No hay dudas sobre las preferencias de Mires. Mis dudas se refieren a su concepto de heroísmo que me parecería correcto solo en un sentido histórico muy estrecho pero esencialmente incorrecto desde un punto de vista ético, el cual es – en mi criterio - un ingrediente importante del heroísmo.
Fernando Mires dice: “ambos [Guevara y Payá] fueron héroes en los respectivos tiempos que vivieron. Así, mientras el Che signó con su vida un periodo marcado por la violencia, la guerra y la muerte, Oswaldo Payá entregó su persona a los ideales de la libertad, de la paz y de la democracia. Y agrega: “los dos nombres aquí señalados llevaban en su frente la marca indeleble del tiempo que habitaron. Guevara, hijo de las tradiciones de los siglos XlX y –sobre todo- del XX: el más tétrico de la historia universal (tres guerras mundiales; dos calientes y una fría que también fue muy caliente) fue –qué duda cabe- un héroe de su tiempo: Una de las razones por las cuales tantos jóvenes se identificaron con su figura”.
Este párrafo sugeriría que Guevara fue un héroe de su tiempo porque la violencia representaba entonces un valor predominante. Uno entendería que la violencia era como la moda a ser imitada, digna de ser adoptada como línea de conducta. Y allí pienso que Mires se equivoca. Lo creo así porque esa época de Guevara coincidió, por ejemplo, con el heroísmo de muchos quienes defendían valores totalmente opuestos.Por ejemplo, en esos años comenzó la larga prisión de Nelson Mandela, por defender valores esencialmente contrarios a los que defendía Guevara. Los tiempos de Guevara también fueron los tiempos de quienes condenaban la violencia y la muerte predicada por Guevara. No sería, quizás, más acertado describir a Guevara como un anti-héroe, si es que el heroísmo es una vida de hazañas excepcionales o, al menos, un acto excepcional, para mejorar a la humanidad? O es que el heroísmo debe despojarse de toda condición ética para representar simplemente lo excepcional pero no lo digno de ser imitado? Si esto último es cierto, no objeto la definición de héroe para Guevara, pero he pasado toda mi vida pensando que el heroísmo debe tener un contenido ético.
Mires añade: “Che Guevara, héroe de su tiempo, nunca habría podido serlo en el nuestro. En el mejor de los casos habría sido un terrorista, como los criminales de las FARC. Del mismo modo, un hombre como Payá que predicaba la reconciliación, los derechos humanos y la democracia, habría sido considerado en el tiempo de Che Guevara, un burgués ingenuo, o simplemente un loco”. Y aquí tampoco me alíneo con Fernando. En los tiempos de Guevara la gesta de Payá hubiese sido percibida por millones de habitantes del planeta como igualmente heróica, quizás más aún que hoy, cuando Cuba ya no es tan Cuba ni Raúl tan Fidel. Y la actividad de Guevara, su invasión de Bolivia, su intento de convertir a los Andes en una gran Sierra Maestra era ya vista en sus tiempos como anti-heróica. Recordemos que Guevara se quejaba de que los aldeanos lo veían con ojos de indiferencia, cuando no de hostilidad. Para los bolivianos de esos tiempos Guevara no fue un héroe aunque ahora el gobierno de Morales lo haya canonizado como tal. En esa época en la cual vivió y murió Guevara la noción de heroísmo estaba tan fuertemente asociada a la búsqueda de la justicia y de la libertad como lo está hoy. Quien sea lo suficientemente viejo ha vivido en ambos tiempos y recuerda que la definición de lo bueno y de lo malo no ha cambiado durante esos años, ciertamente no con la rapidez con la cual cambiaría la moda femenina.
Creo que el artículo de Fernando Mires representa un hermoso tributo a Oswaldo Payá pero hace un elogio innecesario y, por lo menos, controversial, del Ché Guevara. Leerlo en http://polisfmires.blogspot.com/2012/07/fernando-mires-los-heroes-de-nuestro.html#!/2012/07/fernando-mires-los-heroes-de-nuestro.html
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