CLAUDIO J. SANDOVAL | EL UNIVERSAL
jueves 15 de noviembre de 2012 12:00 AM
Ha transcurrido alrededor de catorce años y todavía no hay consenso general sobre la categorización del movimiento dirigido por el presidente Chávez. Esto pareciera razonable ya que ni siquiera el propio comandante sabe dónde está parado intelectualmente.
En un principio coqueteó con la tercera vía y a partir del año 2002, influenciado por Fidel, se autodeclaró socialista bolivariano. Dice que éste no es el socialismo conocido debido a que no se sustenta en el comunismo marxista pero sí toma en cuenta a Marx. Saque usted sus propias conclusiones...
La cosa se ha complicado más porque, desde el otro lado del río, los analistas opositores también presentan posturas diversas. Algunos encuadran a la revolución dentro de la dictadura, otros dentro del fascismo o el militarismo, Luís Vicente habla de nacionalsocialismo, Emeterio de comunismo y mi apreciado profesor Blanco Muñoz está postulando la tesis del comunalismo.
Para mí resulta arto difícil objetar los postulados propuestos por personas tan preparadas como las que he mencionado. Sin embargo, me veo respetuosamente obligado a refutar los aportes realizados por ambos sectores para este debate.
Señores, esto se llama chavismo; ni más, ni menos. En tal sentido, merece ser estudiado como una categoría autónoma y nueva que nació en los amaneceres del siglo XXI.
Dos características distintivas del chavismo son la ambivalencia e inconsistencia. Es ambivalente en cuanto a su desempeño dentro y fuera de los limites democráticos, e inconsistente a nivel del discurso per se y de la acción también considerada separadamente.
Me explico con dos ejemplos: el chavismo no es enemigo de la propiedad privada pero tampoco es su amigo, prefiere la propiedad colectiva, promueve las invasiones, expropiaciones y confiscaciones (recuérdese el caso de Franklin Brito). Más aún, nunca proscribirá el derecho a la propiedad privada y permitirá, en general, que pueda ejercerse de facto.
En igual perspectiva, por medio de la censura, el chavismo viola constantemente el derecho a la libertad de expresión de muchos venezolanos que quieren hacer denuncias en los medios de comunicación del Estado. Por otro lado, permite que se publiquen noticias fuertes en su contra, ilegales por difamatorias, las cuales jamás hubiesen podido ser publicadas en países occidentales sin que generasen graves consecuencias jurídicas. Este buen manejo de la censura, la libertad y el libertinaje de expresión es un reflejo a escala del comportamiento del chavismo en las demás esferas del Estado.
En general, los regímenes políticos del siglo pasado fueron frontales y contundentes en sus acciones u omisiones. El chavismo trabaja con base a un tira y encoje de cara a la democracia. A veces por descuido, improvisación, a veces por cálculo pero, repito, así es el chavismo.
Entendemos que las personas suelen asociar fenómenos, ya sea por instinto o meditación, con explicaciones lógicas de su propio mundo. Pero ello no hace que el fenómeno deje de ser lo que es.
Quizás, la vocación antidemocrática del chavismo encuentre explicación en razón de que el comandante tiende al autoritarismo y, como si fuera poco, su mentor isleño tiene mentalidad totalitaria.
Ahora bien, aquí no estamos en dictadura o comunismo, socialismo, nacionalsocialismo, comunalismo, ni en ningún otro "ismo" que no sea ¡chavismo! Por eso es que a muchas personas, de aquí y de afuera, les da un cortocircuito cuando tratan de comparar conductas clásicas de una dictadura con el comportamiento chavista.
De forma tal que esta descripción general que he ofrecido no está concebida a partir de un círculo condicionado por modelos de los siglos XIX y XX. El hecho de que el chavismo comparta ciertos rasgos característicos con alguno de estos modelos no lo convierte en eso mismo. Imagínese, el chavismo entonces sería todo y nada a la vez, lo cual resulta ilógico. Más bien, debe ser visto como algo diferente que cuenta con un poco de varios sistemas políticos: democracia, comunismo, dictadura, militarismo, entre otros.
Al margen, considero impertinente cualquier ejercicio intelectual simplista y descontextualizado como por ejemplo la moda de acuñar términos para diferenciarse del resto o rebuscar una subcategoría inventada de la categoría (no es el nazismo del 39 sino el del 33).
A diferencia del nacionalsocialismo, fascismo y comunismo, el chavismo carece de ideología propia o prestada. Se explica a sí mismo a través de la historia (independencia, Guerra Federal, Pacto de Punto Fijo, Caracazo, 92, 99 y 2002).
Sin duda, nuestro tiempo demanda al intelectual osadía rigurosa. Está bien que se compare al chavismo con corrientes del pasado pero tampoco llegar al extremo de ofender a los regímenes totalitarios del siglo XX, cuyas propuestas eran serias en todos sus aspectos, incluido el ideológico.
En un principio coqueteó con la tercera vía y a partir del año 2002, influenciado por Fidel, se autodeclaró socialista bolivariano. Dice que éste no es el socialismo conocido debido a que no se sustenta en el comunismo marxista pero sí toma en cuenta a Marx. Saque usted sus propias conclusiones...
La cosa se ha complicado más porque, desde el otro lado del río, los analistas opositores también presentan posturas diversas. Algunos encuadran a la revolución dentro de la dictadura, otros dentro del fascismo o el militarismo, Luís Vicente habla de nacionalsocialismo, Emeterio de comunismo y mi apreciado profesor Blanco Muñoz está postulando la tesis del comunalismo.
Para mí resulta arto difícil objetar los postulados propuestos por personas tan preparadas como las que he mencionado. Sin embargo, me veo respetuosamente obligado a refutar los aportes realizados por ambos sectores para este debate.
Señores, esto se llama chavismo; ni más, ni menos. En tal sentido, merece ser estudiado como una categoría autónoma y nueva que nació en los amaneceres del siglo XXI.
Dos características distintivas del chavismo son la ambivalencia e inconsistencia. Es ambivalente en cuanto a su desempeño dentro y fuera de los limites democráticos, e inconsistente a nivel del discurso per se y de la acción también considerada separadamente.
Me explico con dos ejemplos: el chavismo no es enemigo de la propiedad privada pero tampoco es su amigo, prefiere la propiedad colectiva, promueve las invasiones, expropiaciones y confiscaciones (recuérdese el caso de Franklin Brito). Más aún, nunca proscribirá el derecho a la propiedad privada y permitirá, en general, que pueda ejercerse de facto.
En igual perspectiva, por medio de la censura, el chavismo viola constantemente el derecho a la libertad de expresión de muchos venezolanos que quieren hacer denuncias en los medios de comunicación del Estado. Por otro lado, permite que se publiquen noticias fuertes en su contra, ilegales por difamatorias, las cuales jamás hubiesen podido ser publicadas en países occidentales sin que generasen graves consecuencias jurídicas. Este buen manejo de la censura, la libertad y el libertinaje de expresión es un reflejo a escala del comportamiento del chavismo en las demás esferas del Estado.
En general, los regímenes políticos del siglo pasado fueron frontales y contundentes en sus acciones u omisiones. El chavismo trabaja con base a un tira y encoje de cara a la democracia. A veces por descuido, improvisación, a veces por cálculo pero, repito, así es el chavismo.
Entendemos que las personas suelen asociar fenómenos, ya sea por instinto o meditación, con explicaciones lógicas de su propio mundo. Pero ello no hace que el fenómeno deje de ser lo que es.
Quizás, la vocación antidemocrática del chavismo encuentre explicación en razón de que el comandante tiende al autoritarismo y, como si fuera poco, su mentor isleño tiene mentalidad totalitaria.
Ahora bien, aquí no estamos en dictadura o comunismo, socialismo, nacionalsocialismo, comunalismo, ni en ningún otro "ismo" que no sea ¡chavismo! Por eso es que a muchas personas, de aquí y de afuera, les da un cortocircuito cuando tratan de comparar conductas clásicas de una dictadura con el comportamiento chavista.
De forma tal que esta descripción general que he ofrecido no está concebida a partir de un círculo condicionado por modelos de los siglos XIX y XX. El hecho de que el chavismo comparta ciertos rasgos característicos con alguno de estos modelos no lo convierte en eso mismo. Imagínese, el chavismo entonces sería todo y nada a la vez, lo cual resulta ilógico. Más bien, debe ser visto como algo diferente que cuenta con un poco de varios sistemas políticos: democracia, comunismo, dictadura, militarismo, entre otros.
Al margen, considero impertinente cualquier ejercicio intelectual simplista y descontextualizado como por ejemplo la moda de acuñar términos para diferenciarse del resto o rebuscar una subcategoría inventada de la categoría (no es el nazismo del 39 sino el del 33).
A diferencia del nacionalsocialismo, fascismo y comunismo, el chavismo carece de ideología propia o prestada. Se explica a sí mismo a través de la historia (independencia, Guerra Federal, Pacto de Punto Fijo, Caracazo, 92, 99 y 2002).
Sin duda, nuestro tiempo demanda al intelectual osadía rigurosa. Está bien que se compare al chavismo con corrientes del pasado pero tampoco llegar al extremo de ofender a los regímenes totalitarios del siglo XX, cuyas propuestas eran serias en todos sus aspectos, incluido el ideológico.
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