En: http://www.lapatilla.com/site/2012/11/28/jose-guerra-las-finanzas-publicas-del-ministro-giordani/
José Guerra
El gobierno del presidente Chávez, bajo la batuta del profesor Giordani, es un autentico desastre en materia económica y financiera. Giordani ha logrado cautivar a tal punto a Chávez que éste no parece darse cuenta del tremendo problema que se ha formado con el déficit fiscal y el crecimiento de la deuda pública. La administración de Hugo Chávez desapareció cualquier rastro de sanidad fiscal en Venezuela. Ha partido en dos el presupuesto, para conformar uno formal, que aprueba la Asamblea Nacional mediante la ley respectiva y otro informal, por un monto similar, que resulta de la subestimación de los ingresos petroleros, que lo maneja el presidente Chávez con total y absoluta discrecionalidad. Con la gestión de Giordani, el país está regresando a la era de las tinieblas en materia de información fiscal. Hasta la fecha de editarse este artículo, todavía no se ha publicado una sola cifra acerca de la gestión financiera del gobierno durante 2012 y la que se publicó, con datos de 2011, es tan limitada la información, que literalmente tiene poca utilidad.
Buena parte de este caos fiscal y monetario que sufre Venezuela se debe a la reforma de la Ley del BCV, de junio de 2005, conocida como la reforma León-Cabezas (debido a Armando León y Rodrigo Cabezas) que confiscó las reservas internacionales del BCV para ser traspasadas al gobierno para financiar la voracidad fiscal. Ahora las reservas escasean y el tipo de cambio paralelo se ha depreciado más de 50% en tres meses.
Como parte del torneo de demagogia que vive Venezuela, el gasto fiscal ha subido a niveles tales que con un precio petrolero a más de US$ 100,0 por barril las cuentas fiscales muestran en 2012 un déficit de 17% del PIB, equivalente a más de US$ 63.000 millones, tal como se evidencia en el cuadro adjunto. Durante 2012 el gobierno aceleró el gasto pidiéndole prestado a todo el mundo para ejecutar un volumen de erogaciones record en la historia de Venezuela. Pero no ha sido solamente en 2012. El esquema de subsidios que ha montado el gobierno de Chávez es francamente insostenible. Venezuela es una economía subvencionada. La economía venezolana es como un paralítico, que camina porque se apoya en una muleta. Aquí no hay fuentes autónomas ni innovación tecnológica que impulsen el crecimiento y la prueba está en que cuando los precios del petróleo disminuyeron en 2009, la economía entró en una recesión que duró dos largos años.
Las cuentas fiscales evidenciadas en el cuadro hablan por si solas. Bajo la jefatura del ministro Giordani, Venezuela va camino a labrarse un serio problema de deuda, como ya se hace obvio. Que un país que venda su único producto de exportación a un precio estratosférico y que todavía tenga un hueco fiscal enorme, dice mucho de la precariedad de las finanzas públicas.
Durante años, Chávez, Giordani y sus congéneres le dijeron al país que la gasolina debía regalarse, que la electricidad no había que cobrarla, que el Metro tenía que ser casi gratis, que en las autopistas no se debería cobrar porque Venezuela es un país rico y que podíamos vivir toda vida subvencionados y con poco esfuerzo. Ahora que el gobierno no puede con la magnitud del gasto, en parte porque el petróleo ya no alcanza, dado el tamaño elefantiásico del Estado, descubrió Giordani, que lo “regalao se acabó”. Cuando desde el gobierno se ha contribuido a desfigurar la conducta del ciudadano al afirmar que las cosas no cuestan porque reemplazaron las nociones de contabilidad por la irresponsabilidad, ahora cuando toca subir los precios de los servicios públicos, con razón la gente no entiende y sale a protestar. Tardó mucho tiempo Giordani en figurar lo costoso que significa soportar un conjunto se subsidios regresivos y el sostenimiento de la vorágine importadora como les gusta al coronel Osorio, Ministro de Alimentación y a Edmeé Betancourt, ministra de Comercio, los campeones de las compras en el exterior con dinero del Estado.
En vista de la tronera fiscal que ha causado la gestión del ministro Giordani, la única manera de financiar un déficit como el aludido es mediante tres opciones: una significativa devaluación del bolívar, ordenarle a la BCV que imprima billetes a favor del gobierno o recurrir al camino más peligroso: aumentar la deuda pública, como ha venido sucediendo. Wiston Churchill dijo, con razón, que los alemanes perdieron la primera guerra mundial porque el alto mando militar germano se creía sus propias mentiras. Temo que a Chávez y a Giordani le esté sucediendo lo mismo. Están creyéndose sus propias cobas.
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