MIGUEL BAHACHILLE M.| EL UNIVERSAL
lunes 10 de junio de 2013 12:00 AM
No es de extrañar que algunos políticos, hasta en las democracias más acrisoladas del mundo, forjen coartadas ocasionales, adornadas, para justificar sus frustraciones. Sin embargo cuando el político en funciones de jefe de Estado continúa apelando a la coartada como ejercicio rutinario de su mandato, la sociedad en su conjunto se aísla y, en términos generales, desarrolla mecanismos que bloquean su fe republicana. En 14 años de ineficacia y corrupción, no caben más evasivas ni ficciones patrióticas tontas que justifiquen la actual hecatombe institucional. Da miedo imaginar cuál será la reacción colectiva cuando la tolerancia alcance su punto de saturación.
¿Por qué el régimen recurre a tantos ambages en vez de atender los conflictos que afectan a la mayoría como la carestía, escasez e inseguridad? ¡Por crasa inopia! Si uno se propone cometer un crimen imagina previamente una coartada. El que carece de toda culpa no se preocupa por buscarla. Se inquietará el que comience a sentirse culpable de, por ejemplo, escamotear y degradar el futuro de todos los venezolanos. Los figurantes del escamoteo insisten en asentar el colectivismo bajo un esquema fullero que gravita no en obras sino en engañifas ruinosas. Reparemos en algunas.
-La propagación de la gripe AH1N1 no tiene la trascendencia que le dan algunos medios. Las muertes ocurridas en el país son estadísticamente despreciables; por lo tanto toda fuente informativa debe inhibirse de reseñar cifras al respecto para evitar una paranoia colectiva. Al emitir ese concepto tan devastador, la ministra de Sanidad sería muy piadosa si, en representación de su gobierno que se autocalifica de humanitario, explicara a familiares de los fallecidos en qué consiste esa "intrascendencia".
-La escasez y carestía de alimentos básicos y en consecuencia del papel sanitario se debe al incremento del consumo en la población que antes "no tenía acceso a ellos". ¡Nada tiene que ver la confiscación de empresas que cubrían las exigencias del mercado!
-La inseguridad que hostiga a todos los estratos de la población es un problema de todos; no de un régimen permisivo que estimula la violencia y se desentiende de la complejidad del problema. ¡Las leyes contra delincuentes pertinaces no aplican en un gobierno humanista!
-El racionamiento eléctrico debe hacerse ante la descomedida y dispendiosa población que no tiene conciencia cívica a la hora de encender equipos electrónicos y luminarias domésticas. Nada tiene que ver la disipación de miles de millones de dólares "invertidos" en el sector eléctrico en los últimos diez años.
-El audio del escatológico, titán del canal ocho, nunca ocurrió; fue un montaje del Mossad que estaba más pendiente de la dialéctica cloacal del bufón estrella del régimen que de los ingentes peligros sociales y geográficos que tiene Israel insertado en el complejo mundo del Medio Oriente.
Pero hay una coartada que merece capítulo aparte. Señalaba Maduro que tenía datos precisos de 900.000 ciudadanos que no votaron lo que redujo la diferencia porcentual con su opositor Capriles a 1,49% de 10,76% ocurrido el 12-Oct cuando el oponente era Chávez. Antes había dicho que el número de votantes disminuyó por la tristeza de la población deprimida ante la desaparición de su líder.
La farsa no puede ser más ostensible. Según el CNE, de tendencia oficialista, el número de votos válidos en la elección del 2012 fue de 14.872.739 mientras en 2013 fue de 14.988.563; es decir, 115.824 votos más en esta última. Lo que realmente ocurre es que la receta socialista está en plena decadencia y con tendencia a desparecer. No importa que el CNE, la Sala Electoral del TSJ, la Fiscalía y todos los órganos del Estado estén confabulados, la realidad es que existen suficientes elementos, por demás perceptibles, para aseverar que Capriles ganó las elecciones y que es cuestión de tiempo y oportunidad para correr la cortina y revelar la verdad.
El destino de "los votos de la tristeza" referidos por Nicolás y el regocijo democrático manifestado por la mayoría se inclinaron por el nuevo líder: Capriles. Todo lo demás se inscribe en el mundo de las coartadas estúpidas iniciado en 1998.
¿Por qué el régimen recurre a tantos ambages en vez de atender los conflictos que afectan a la mayoría como la carestía, escasez e inseguridad? ¡Por crasa inopia! Si uno se propone cometer un crimen imagina previamente una coartada. El que carece de toda culpa no se preocupa por buscarla. Se inquietará el que comience a sentirse culpable de, por ejemplo, escamotear y degradar el futuro de todos los venezolanos. Los figurantes del escamoteo insisten en asentar el colectivismo bajo un esquema fullero que gravita no en obras sino en engañifas ruinosas. Reparemos en algunas.
-La propagación de la gripe AH1N1 no tiene la trascendencia que le dan algunos medios. Las muertes ocurridas en el país son estadísticamente despreciables; por lo tanto toda fuente informativa debe inhibirse de reseñar cifras al respecto para evitar una paranoia colectiva. Al emitir ese concepto tan devastador, la ministra de Sanidad sería muy piadosa si, en representación de su gobierno que se autocalifica de humanitario, explicara a familiares de los fallecidos en qué consiste esa "intrascendencia".
-La escasez y carestía de alimentos básicos y en consecuencia del papel sanitario se debe al incremento del consumo en la población que antes "no tenía acceso a ellos". ¡Nada tiene que ver la confiscación de empresas que cubrían las exigencias del mercado!
-La inseguridad que hostiga a todos los estratos de la población es un problema de todos; no de un régimen permisivo que estimula la violencia y se desentiende de la complejidad del problema. ¡Las leyes contra delincuentes pertinaces no aplican en un gobierno humanista!
-El racionamiento eléctrico debe hacerse ante la descomedida y dispendiosa población que no tiene conciencia cívica a la hora de encender equipos electrónicos y luminarias domésticas. Nada tiene que ver la disipación de miles de millones de dólares "invertidos" en el sector eléctrico en los últimos diez años.
-El audio del escatológico, titán del canal ocho, nunca ocurrió; fue un montaje del Mossad que estaba más pendiente de la dialéctica cloacal del bufón estrella del régimen que de los ingentes peligros sociales y geográficos que tiene Israel insertado en el complejo mundo del Medio Oriente.
Pero hay una coartada que merece capítulo aparte. Señalaba Maduro que tenía datos precisos de 900.000 ciudadanos que no votaron lo que redujo la diferencia porcentual con su opositor Capriles a 1,49% de 10,76% ocurrido el 12-Oct cuando el oponente era Chávez. Antes había dicho que el número de votantes disminuyó por la tristeza de la población deprimida ante la desaparición de su líder.
La farsa no puede ser más ostensible. Según el CNE, de tendencia oficialista, el número de votos válidos en la elección del 2012 fue de 14.872.739 mientras en 2013 fue de 14.988.563; es decir, 115.824 votos más en esta última. Lo que realmente ocurre es que la receta socialista está en plena decadencia y con tendencia a desparecer. No importa que el CNE, la Sala Electoral del TSJ, la Fiscalía y todos los órganos del Estado estén confabulados, la realidad es que existen suficientes elementos, por demás perceptibles, para aseverar que Capriles ganó las elecciones y que es cuestión de tiempo y oportunidad para correr la cortina y revelar la verdad.
El destino de "los votos de la tristeza" referidos por Nicolás y el regocijo democrático manifestado por la mayoría se inclinaron por el nuevo líder: Capriles. Todo lo demás se inscribe en el mundo de las coartadas estúpidas iniciado en 1998.
No comments:
Post a Comment