Editorial de www.analítica.com
Desesperarse y no ir a votar en las municipales es darle seguridad
al mismo CNE que se niega a revisar los cuadernos de
votación
Habló finalmente la presidente del Consejo
Nacional Electoral (CNE) para decir, prolijamente, lo que la mayoría de los
venezolanos sabíamos que iba a decir. Que el proceso electoral del 14 de abril
fue perfecto, que nada falló, que no hubo muertos que acudieran a votar, que por
muy cuestionado que haya sido el proceso, todo en la estructura y la operación
del CNE es perfecto, fluido, impoluto, una imperturbable estructura tecnológica
que ni se equivoca, ni permite equivocaciones, ni requiere la revisión
exhaustiva de los cuadernos de votación.
Son demasiados los ciudadanos electores
que no se lo creen y eso debería preocupar algo a las rectoras del organismo
electoral, como preocupa claramente al Presidente que ellas dijeron que ganó las
elecciones además de la dirigencia política que sustenta al Gobierno. Pocas
circunstancias hay más riesgosas que la desconfianza popular.
Tanto o más preocupante es el excesivo
retraso del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) respecto a la solicitud de
impugnación que ha hecho formalmente la Mesa de la Unidad Democrática.
Igualmente hay muy poca o ninguna fe en que el TSJ respalde a la oposición en
una solicitud que, aunque sea plenamente constitucional, revolucionaría la
situación que el Gobierno busca hasta el exceso mantener. Atrasando, callando,
corriendo la arruga, inventando aviones y conspiraciones, el Gobierno y el TSJ
no van a lograr que la cuestión se difumine. Es demasiado importante, es
fundamental, tanto que ni siquiera la bullente inflación y la exasperante
escasez de productos, logrará disimular la fuerte suspicacia popular. El
problema está en que los electores se resignen a esperar para siempre.
Vital es que ciudadanos, voceros y
comunicadores no desesperen. Capriles como líder de la oposición y quien ha sido
el principal interesado y abanderado de la búsqueda de la verdad de lo que
realmente pasó, y la Mesa de la Unidad, no sólo tienen el deber de sostener el
liderazgo y la fuera de la exigencia, sino de no permitir que las distracciones
casuales o programadas ablanden la memoria de la población.
Actitud fundamental especialmente tomando
en cuenta que parece claro que el Gobierno y el chavismo tratarán de esgrimir el
llamado a votar en las elecciones municipales como un argumento a favor de la
confiabilidad del CNE cuestionado. Henrique Capriles, la MUD y cada candidato de
la oposición a alcaldías y concejalías tienen la obligación y el reto de
sostener la fe de los electores en la importancia de acudir a votar el 8 de
diciembre no sólo como derecho intransigente, sino como la única forma de
neutralizar cualquier complacencia o debilidad del CNE.
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