Teniente Coronel Chávez, oyendo y leyendo el clamor de muchos militares, me surgió la idea de escribir estos 2600 caracteres con el verbo militar, para referir la parafernalia de hechos y de palabras, que desde hace ya 14 años, has querido venderles a los venezolanos. Comienzo con tu idea de que después de muerto Bolívar, todos los militares que asumieron el liderazgo del país fueron sus traidores, hasta que apareciste tú ¡Salvador de la patria¡ y has tomado como rehenes a los mandos militares, que por debilidad trascendental o fáctica, se han sumado a tu “excelsa campaña”, sin importarles ni un bledo el qué y para qué son las FAN.
Apreciado presidente, ¡comandante en jefe!, cuando yo ingresé a las FAN, tú tenías 8 días de nacido, y cuando egresaste de la Escuela Militar, era comandante de Destacamento, abogado y participante en la lucha antiguerrillera. Tú mientes cuando dices que también participaste en ella, sin embargo, esto no va al caso; vale tu virtuosismo y tu “magnificencia”, cuando dices que “lamentas no haberte pasado a la guerrilla”; si eso hubiera ocurrido, tal vez no lo contarías, porque allí no había oposición democrática, sino fuego “del bueno” y tumbas al aire libre. Reflexiona sobre la cantidad de compañeros y “amigos” muertos en manos de esos “malandros” que tú quieres elogiar y hasta “vengar”, valiéndote de los poderes subyugados. Guerrilleros que hoy te acompañan en el gobierno, y te han obligado a abrirles juicios injustos, extemporáneos, amañados y prescritos a tus superiores y compañeros de lucha, irrespetando la dignidad y la vejez de quienes actuaron en cumplimiento de la ley por defender esa democracia que te ha llevado cuatro veces a la presidencia.
Hazte un examen de conciencia, para que no sigas engañando y catequizando al humilde pueblo, que por el mendrugo te ha vuelto a reelegir y con humildad, firmeza y personalidad, decir la verdad a los jóvenes militares que se han formado de ti un aureolado “hacedor de patria”. Has hecho creer a la gente que por tu errático intento de golpe de estado, donde murieron más de un centenar de subalternos engañados por ti y sin saben por qué, fuiste sentenciado por tus fechorías. Diles a los venezolanos que nunca te pusiste a derecho y fuiste puesto en libertad junto con tus compinches, por la gracia de un verdadero demócrata que antes había decretado la pacificación. Hoy tus adversarios, te solicitan emprender la gran tarea de la reconciliación y la amnistía para lograr el sueño de Bolívar, pero tú te niegas a ello, sin entender tu motivación.
En lo militar, revisa el maltrato que en tu nombre dan a tus “honrosos” maestros y ductores retirados, quienes son menospreciados y vejados por tu jefe de seguridad social militar en el IPSFA, negándoles todos los derechos a sueldos, primas y bonos como indica la ley, alegando estupideces jurídicas que dejan muy mal parada tu “revolución socialista”. Ojalá que los militares que te siguen a ciegas, se percaten del lerdo papel que hacen con tu idolatría y entiendan que tienen familia y amigos a quienes rendirán cuentas históricas por sus actos inconstitucionales. La responsabilidad personal por violaciones de derechos humanos es ineludible e imprescriptible y por las dudas, sería bueno escuchar lo dicho por Fernando Londoño: “Venezuela es una caldera del diablo que va a explotar y sus estragos se harán sentir en todo el continente antes de que le demos sepultura a ese extravío llamado socialismo del siglo XXI”.
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