JOSÉ DOMINGO BLANCO (MINGO) | EL UNIVERSAL
viernes 2 de noviembre de 2012 12:00 AM
Alza arriba cuerpo viejo y los muchachos ¡pa′ la escuela sin cazuela!... Así decía mi abuela Carmen Teresa, margariteña nata y neta, para levantar en las mañanas a sus hijos. Y a mí la frase me gustó tanto que, prácticamente, la he usado siempre para iniciar los programas de radio o TV en donde he trabajado desde bien temprano. Pero, no son ni el cuerpo viejo ni la cazuela los que en este momento concentran mi atención: son las escuelas y los colegios que, desde el pasado 16 de octubre, se ven sacudidos por la Resolución 058 que da pie a la creación de los Consejos Educativos.
¡Éramos muchos, y parió la abuela! Para seguir con los dichos populares. Pero es que, apenas "medio" nos reponíamos del 7 de octubre, y ¡¡zuas!! de sopetón y sin anestesia valga decir, sin la debida consulta ampliada en todos los sectores involucrados con el hecho educativo- apareció publicada en la Gaceta Oficial N 40.029 esa Resolución que, de inmediato, saltó a ocupar el primer lugar en el ranking de noticias que, hasta la fecha, seguía manteniendo invicto el tema del fatídico (y sospechoso) resultado de las elecciones presidenciales. Y se reavivó el fantasma del 1.011 que, otrora, se había logrado combatir. Empezamos a escuchar nuevamente, primero con voz queda, ahora con un poco más de vehemencia: "¡Con mis hijos no te metas!".
La semana pasada, en el programa de radio, tuve la oportunidad de entrevistar a Leonardo Carvajal, profesor de la UCAB y directivo de la Asamblea de Educación. Su posición respecto al tema es clara y, por demás, lo suficientemente alarmante. A su juicio, entre sus muchas observaciones, la "Resolución 058 es un atentado contra la misión pedagógica de la escuela e irrespeta la dignidad profesional de los docentes y directivos". Pero, para mí, lo más delicado del análisis que hace el profesor Carvajal es que con esta resolución "se pretende introducir a los activistas políticos del PSUV en la vida escolar". ¡Semejante disparate!
¡Por amor a Cristo! ¿Hasta cuándo la imposición de un modelo político con el que un número para nada despreciable de venezolanos no estamos de acuerdo? De un plumazo, quedaron abolidas las sociedades de padres y representantes. De otro, y con muy poca consulta, se decide que la comunidad será el centro del quehacer educativo. Es decir, que gente ajena a los planteles, que no tiene ni arte ni parte en el asunto, tendrá voz y voto -y no cualquier voto: uno determinante y con mucho peso- en las decisiones que atañen a la educación de nuestros hijos, al día a día de la vida y gestión escolar... "Algo huele mal en Dinamarca".
Porque vamos a estar claros: los venezolanos somos recelosos, meticulosos, estrictos y hasta quisquillosos cuando se trata de elegir cuál educación queremos para nuestros hijos. Escoger el lugar donde estudiarán no es una decisión que se toma alegremente: evaluamos, consultamos, inspeccionamos. Sometemos bajo el microscopio cada una de las variables que nos generan confianza y garantizan tranquilidad. Cuando ya tenemos en la mira al colegio de nuestra preferencia, revisamos la infraestructura, los salones, conversamos con las maestras, con los representantes... ¡miramos hasta debajo de los pupitres si es necesario! Es que no es cualquier cosa; se trata del lugar donde nuestros tesoros más preciados nuestros hijos- van a estar, no por una o dos horas, sino toda una jornada y, por espacio de muchos años, de ser posible.
Entonces, es evidente que nos disguste que al Director del plantel que seleccionamos para los niños en quien, obviamente, confiamos- decidan quitarle sus atribuciones, limitárselas y cercarlo para que no pueda tomar decisiones de una materia para la cual se formó, se capacitó y en la que ha acumulado su experiencia profesional.
Y es que no puede gustarnos que sean los comités de los Consejos Educativos -insisto: en los que podrán participar personas extrañas al colegio- los que evalúen el desempeño de la gestión escolar y decidan sin, quizá, poseer el criterio necesario para realizar esa tarea. Y esto es tan solo la punta de un iceberg, muy afilado, que pudiera acarrear graves consecuencias.
Señora ministra Hanson: esto que usted decidió no es democracia participativa, como insiste en justificar a la Resolución 058. ¿Acaso nunca ha escuchado el dicho: "mientras más manos en el caldo se pone el caldo morado"? Es que por más que hago el esfuerzo para digerir el cuentico de la participación, me resulta sumamente sospechoso que, por solo citar un ejemplo, al Comité de Seguridad tengan que incorporarse personas, organizaciones o colectivos (¿La Piedrita?) que no necesariamente hagan vida, sean empleados o tengan hijos en el plantel... por algo reza la vieja conseja: "piensa mal y acertarás".
Y usted, con esta Resolución, nos está haciendo pensar mal... ¡Pero muy mal!
¡Éramos muchos, y parió la abuela! Para seguir con los dichos populares. Pero es que, apenas "medio" nos reponíamos del 7 de octubre, y ¡¡zuas!! de sopetón y sin anestesia valga decir, sin la debida consulta ampliada en todos los sectores involucrados con el hecho educativo- apareció publicada en la Gaceta Oficial N 40.029 esa Resolución que, de inmediato, saltó a ocupar el primer lugar en el ranking de noticias que, hasta la fecha, seguía manteniendo invicto el tema del fatídico (y sospechoso) resultado de las elecciones presidenciales. Y se reavivó el fantasma del 1.011 que, otrora, se había logrado combatir. Empezamos a escuchar nuevamente, primero con voz queda, ahora con un poco más de vehemencia: "¡Con mis hijos no te metas!".
La semana pasada, en el programa de radio, tuve la oportunidad de entrevistar a Leonardo Carvajal, profesor de la UCAB y directivo de la Asamblea de Educación. Su posición respecto al tema es clara y, por demás, lo suficientemente alarmante. A su juicio, entre sus muchas observaciones, la "Resolución 058 es un atentado contra la misión pedagógica de la escuela e irrespeta la dignidad profesional de los docentes y directivos". Pero, para mí, lo más delicado del análisis que hace el profesor Carvajal es que con esta resolución "se pretende introducir a los activistas políticos del PSUV en la vida escolar". ¡Semejante disparate!
¡Por amor a Cristo! ¿Hasta cuándo la imposición de un modelo político con el que un número para nada despreciable de venezolanos no estamos de acuerdo? De un plumazo, quedaron abolidas las sociedades de padres y representantes. De otro, y con muy poca consulta, se decide que la comunidad será el centro del quehacer educativo. Es decir, que gente ajena a los planteles, que no tiene ni arte ni parte en el asunto, tendrá voz y voto -y no cualquier voto: uno determinante y con mucho peso- en las decisiones que atañen a la educación de nuestros hijos, al día a día de la vida y gestión escolar... "Algo huele mal en Dinamarca".
Porque vamos a estar claros: los venezolanos somos recelosos, meticulosos, estrictos y hasta quisquillosos cuando se trata de elegir cuál educación queremos para nuestros hijos. Escoger el lugar donde estudiarán no es una decisión que se toma alegremente: evaluamos, consultamos, inspeccionamos. Sometemos bajo el microscopio cada una de las variables que nos generan confianza y garantizan tranquilidad. Cuando ya tenemos en la mira al colegio de nuestra preferencia, revisamos la infraestructura, los salones, conversamos con las maestras, con los representantes... ¡miramos hasta debajo de los pupitres si es necesario! Es que no es cualquier cosa; se trata del lugar donde nuestros tesoros más preciados nuestros hijos- van a estar, no por una o dos horas, sino toda una jornada y, por espacio de muchos años, de ser posible.
Entonces, es evidente que nos disguste que al Director del plantel que seleccionamos para los niños en quien, obviamente, confiamos- decidan quitarle sus atribuciones, limitárselas y cercarlo para que no pueda tomar decisiones de una materia para la cual se formó, se capacitó y en la que ha acumulado su experiencia profesional.
Y es que no puede gustarnos que sean los comités de los Consejos Educativos -insisto: en los que podrán participar personas extrañas al colegio- los que evalúen el desempeño de la gestión escolar y decidan sin, quizá, poseer el criterio necesario para realizar esa tarea. Y esto es tan solo la punta de un iceberg, muy afilado, que pudiera acarrear graves consecuencias.
Señora ministra Hanson: esto que usted decidió no es democracia participativa, como insiste en justificar a la Resolución 058. ¿Acaso nunca ha escuchado el dicho: "mientras más manos en el caldo se pone el caldo morado"? Es que por más que hago el esfuerzo para digerir el cuentico de la participación, me resulta sumamente sospechoso que, por solo citar un ejemplo, al Comité de Seguridad tengan que incorporarse personas, organizaciones o colectivos (¿La Piedrita?) que no necesariamente hagan vida, sean empleados o tengan hijos en el plantel... por algo reza la vieja conseja: "piensa mal y acertarás".
Y usted, con esta Resolución, nos está haciendo pensar mal... ¡Pero muy mal!
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