Con el reciente viaje de Henrique Capriles
Radonski a Colombia, el nombre de J.J. Rendon volvió a sonar. Según Nicolás
Maduro y Diosdado Cabello este personaje que asesoró a Santos en su campaña y
más recientemente a Capriles, es la mente que está detrás de toda la estrategia
de la oposición en Venezuela. El Gobierno cree que Capriles fue al hermano país
a reunirse con este gurú de la campaña sucia. Pero, ¿Quién es realmente J.J.
Rendon? En 2011 la revista Playboy le hizo una extensa, profunda y muy personal
entrevista a este mítico venezolano experto en asesoría política y de campañas,
que ahora se ha convertido en el archienemigo de Maduro. Su lectura puede darnos
pistas sobre quién es realmente J.J. Rendon y porque el Gobierno le teme tanto.
A continuación la entrevista:
Soy frontal y crudamente
sincero
Por Devorah Sasha
Conversador, sencillo, amante de las cosas
bellas, solitario y tímido. Un hombre sagaz, un samurai, un servidor en busca de
la armonía espiritual. Así es este caraqueño, uno de los personajes más
influyentes en la política latinoamericana de los últimos
años.
A las 11 de la mañana me preparo para
conducir hasta BrickelBay, donde entrevistaré a JJ Rendón, el alquimista de la
política del siglo 21. Un personaje a quien muchos temen, otros envidian, todos
critican y al cual, pocos conocen. Después de tres horas de conversación
intensa, amena y totalmente didáctica, lo describo como un individuo forjado del
más puro acero inoxidable, con una mente educada y entrenada para el constante
aprendizaje, y con una sensibilidad que no le permite alejarse de la realidad
que se vive en el mundo de hoy.
JJ nació en Venezuela, en la parroquia San
Juan, en el Hospital Militar, para ser más exactos. Vivía en Coche, en un
apartamento de interés social. Hoy es una de las figuras más destacadas de
Latinoamérica.
PLAYBOY: En alguna
oportunidad te escuché hablar de la Memética, ¿qué es eso?
JJ: Es una ciencia joven,
tendrá unos 30 años más o menos. Plantea que así como se transmiten contenidos
genéticos de una generación a otra, así mismo se transmiten contenidos y
comportamientos culturales, los cuales, a su vez, tienen influencia sobre las
personas. Así como hay selección de los genes, así también hay selección de los
Memes. Las personas seleccionan como relevante una cosa u otra dependiendo de
los Memes que han adquirido. Por ejemplo, el miedo a la oscuridad es un Meme. El
concepto de adentro o afuera es un Meme. El concepto de que la mujer es inferior
y el hombre superior, eso es otro Meme. Todos tenemos muchos Memes en común. No
entenderlos hace que tengas actitudes que crees que son tuyas y no lo son,
porque son heredadas.
PLAYBOY: ¿Y para qué sirve
todo eso?
JJ: Una persona puede tener
miles de Memes, y lo interesante es poder definirlos, o saber cuáles son, para
cambiarlos si le están perjudicando, o utilizarlos a su favor. Distinguir qué
Memes te impusieron, y qué Memes no, tanto en la cultura, como en el país, los
amigos, la religión, la escuela, etcétera, es una investigación de vida. Al
final, romper con esos Memes y crearte otros nuevos es muy importante. El
tratamiento para Venezuela sería como curar los Memes de un sadomasoquista.
Tendríamos que desacostumbrar a la sociedad venezolana a que la
maltraten.
PLAYBOY: ¿Siempre has sido
tan complejo?
JJ: Tuve un tío que fue muy
importante en mi vida, el actor Edmundo Valdemar. A los tres años, yo le hacía
preguntas como: “¿por qué existen las fronteras? ¿Por qué uno necesita
pasaporte? ¿Porqué no hablamos un mismo idioma? ¿Por qué la gente cambia papel
por cosas? Y él me las respondía todas. Cuando estaba en tercer grado, una
maestra nos puso como tarea llevar una lista de los libros que habíamos leído.
Yo llevé una lista de 267 textos. La maestra me sacó de clases porque yo era un
mentiroso. Mi mamá fue al colegio a reclamar. Le dijo a la directora que me
preguntara sobre los libros. En tercer grado yo había leído: “Los Miserables”;
“La Madre”, de Máximo Gorki; “El Conde de Montecristo”; todas las obras de Julio
Verne; “El Profeta”, de Kahlil Gibran;“La Guerra y la Paz”, de León Tolstoi.
Leía el Atlas. Me sabía de memoria las capitales del mundo. A mí nadie me
explicó que había que leer cosas a ciertas edades; mis padres nunca me
limitaron. Desde niño estaba en una búsqueda intelectual, de sentimientos, de
pensamientos, que los demás niños, no es que no tenían, sino que nunca se lo
estimularon. Eso te lleva a la soledad. Era una persona muy sola, y esa soledad
todavía me acompaña, es un karma. Tenía y tengo muy pocos amigos, muchos
conocidos, pero pocos amigos. Soy un marciano.
PLAYBOY: Y el personaje
actual, JJ Rendón, ¿lo creaste tú?
JJ: No, no lo inventé yo. Lo
creó una persona que influyó mucho en mí, Lee Preschel, venezolano, figura
emblemática del mundo publicitario. Fundador de Walter Thompson. Muy pocos
conocen sus logros. Así como él, he tenido mucha suerte en conseguir, durante
diferentes etapas de mi vida, personajes que llenaron espacios de conocimiento,
de orientación, de estímulo, de impulso ,os cuales me presentaron gente o me
promovieron. Lo que me faltó de relaciones sociales, me sobró en calidad de
relaciones importantes que me marcaron. Lee me dijo un día: “Juan José es un
nombre muy suave, y tú vas a tener una vida ruda, fuerte, de enfrentamientos. De
modo que inventa un personaje, exprésate”. Mi casa, por ejemplo, es una
expresión de mi personalidad. Me gusta el minimalismo, me encanta el orden, me
gustan las flores, los colores, los paisajes. Yo lo podría resumir en una
palabra: adoro la estética. Lo que perciben los demás es una expresión de lo que
yo soy. Algunas características se volvieron radicales con el tiempo. Soy
totalmente predecible dentro de mis códigos. El mito lo han creado los demás. Mi
única limitación son las leyes.
PLAYBOY: ¿Cómo es JJ, el
individuo?
JJ: Una persona que trata
de vivir en paz y vive en un templo, mi espacio.
PLAYBOY: ¿Y el
profesional?
JJ: Un guerrero, que de la
puerta hacia afuera sale con la espada desenvainada, listo para la
batalla.
PLAYBOY: Dicen que tienes
un coeficiente intelectual alto.
JJ: 148 – 153, lo cual me
parece un karma, porque es difícil creer en mitos y leyendas si eres muy
racional. Hay cosas que a las personas les satisfacen con mucha más facilidad
que a mí, que le dan más tranquilidad que a mí; por eso me ha tocado buscar la
meditación, la relajación. Mi vida sería mucho más fácil, si fuera menos
racional.
PLAYBOY: Estudiaste
Psicología, Comunicación Social, Mercadeo, Publicidad.
JJ: Desde muy joven trabajé
en agencias de publicidad como creativo; siempre hacía campañas políticas. A los
publicistas no les gustan las campañas políticas, y cada vez que había
elecciones, me decían que hiciera yo los slogans. Un día, Lee me preguntó
cuántas campañas publicitarias había hecho, le respondí que montones. ¿Cuántas
buenas? Tantas. ¿Cuántas excelentes? Muy pocas. ¿Cuántas campañas políticas has
realizado? 30. ¿Cuántas han sido exitosas? Todas. Me dijo: “No te quieres dar
cuenta, pero eres bueno haciendo campañas políticas”. Le respondí: “Es que no me
gusta la política. No me gustan los políticos. No quiero trabajar en política”.Y
me explicó: “Hijo, eso no es así. Uno tiene que querer lo que los demás quieren
de uno. Por ejemplo, si una mujer es bella y concursa en el Miss Venezuela
y gana, va para el Miss Universo y gana, no puede ser astronauta, tiene que ser
modelo, y punto. Si reniegas de los dones que Dios te dio, estás jodido. Tú
tienes capacidad de síntesis, de planificación, de gerencia, de liderazgo. Esas
no son características de un creativo publicitario. Eso es propio de un
consultor político, cámbiate”. Y me sugirió que hiciera un ejercicio: “Manda 13
faxes a clientes comerciales y pon tu currículum comercial. Manda 13 faxes a
clientes políticos y pon tu currículum político. Deja pasar un mes y me cuentas
cómo te fue”. Al mes fui donde Lee y le enseñé los resultados. De las cuentas
comerciales, todas las respuestas resultaron evasivas; las políticas, todas
positivas.
PLAYBOY: ¿Qué hiciste
después?
JJ: Entre 1987 y 1996 fue mi
etapa de compartir la publicidad y los negocios, con la psicología, haciendo
terapias. También realicé actividades bohemias como dirigir teatro y escribir
poemas. Todo esto se disolvió a mediados del año 96, cuando me dediqué solo a
hacer campañas políticas. En el 2000 me fui a México, donde se dio la gran
expansión de mi carrera, que comprende los últimos diez años. Voy a cumplir 24
años haciendo Consultoría Política Integral. Estando en la universidad, hacía
las campañas del FCU, del tipo de la facultad, del estudiante de tal escuela,
pero no tenía conciencia de que eso podía ser una forma de vivir; lo hacía
porque me gustaba. La gran lección: uno tiene que apreciar lo que los demás
aprecian de uno, en uno. Mi maestro en Italia me dijo lo siguiente: “Los seres
humanos son los únicos que contradicen su esencia”. Los seres humanos somos los
únicos que renegamos de nuestra condición. Si tú descubres cuál es tu condición,
tienes el éxito asegurado. Entonces ya no trabajas más, vives de lo que te gusta
hacer y te pagan por ello. Mi don es pensar bien; mi vocación es ayudar a
resolver problemas a los demás. Y me encanta competir en buena
lid.
PLAYBOY: ¿Eres un tipo
religioso?
JJ: Practico el Budismo Zen.
Es una filosofía, no una religión. Soy profundamente espiritual, pero no soy
religioso. Fui educado bajo los principios católicos, de los cuales no reniego,
pero no me resultaban suficientes. Busqué una filosofía que fuera más aplicable
a la vida, y eso lo encontré en el Budismo Zen. Te enseña a verte desde arriba,
y a diferenciar entre la persona y el personaje.
PLAYBOY: ¿Buscas purificar tu vida a
través de la negación de los placeres materiales?
JJ: No, no soy ortodoxo. Me
gusta tener cosas materiales pero no me apego a ellas. Doy gracias por lo que
tengo, y asumo que no es mío, que son cosas que puedo disfrutar en un momento
determinado, pero que alguien más las disfrutará después de que me vaya. El ser
humano está de paso. Hay una frase Zen que me gusta mucho: “Estar solo como que
si tuvieras visitas, y recibir visitas como si estuvieras solo”. Eso es la paz
espiritual. Significa también tener dinero como si no lo tuvieras, y no tenerlo
como si lo tuvieras. Cuando alguien me dice: “Estoy feliz”, yo le contesto:
“Bien por ti. Yo quiero estar en paz”.
PLAYBOY: ¿Y en cuanto a los
placeres físicos?
JJ: Tampoco estoy negado a
ellos. Digamos que soy sibarítico, un poco hedonista, pero tampoco me apego.
Puedo disfrutar profundamente de los placeres físicos cuando los tengo, y cuando
no los tengo, pareciera que no me interesaran. No tengo fijaciones. Pero eso sí,
cuando hago alguna cosa, la hago intensamente.
PLAYBOY: El Nirvana para ti
sería la paz…
JJ: Y no la he alcanzado
todavía. Estoy en eso, cada vez sufro menos.
PLAYBOY: Eres un profesional
que consigue poner en las alturas del poder a políticos. En vez de
reconocimiento, recibes acusaciones y críticas, ¿por qué?
JJ: Porque la gente es muy
llorona, no saben perder. Si fueran más racionales y menos aprehensivos, se
darían cuenta de que no hay ningún secreto mágico en hacer ganar a un candidato.
Podrían estudiarse mejor y analizar por qué perdieron. Mientras que estén
pensando que yo tengo poderes mágicos o estrategias oscuras, nunca van a saber
por qué perdieron. Cada quien es responsable de lo que le pasa, sea bueno o
malo. Cuando hemos perdido, tenemos profundas sesiones de reflexión para
entender dónde nos equivocamos, y no cometerlos mismos errores en el futuro.
Hemos tenido personas que han perdido en una elección y regresan para ganar la
próxima contienda. Estamos en un proceso de mejoramiento continuo. No creo que
me las sé todas. Yo no compito contra mis colegas; estoy compitiendo por ser
mejor cada día.
PLAYBOY: En cuanto a la
política en Latinoamérica, donde has obtenido tus triunfos, ¿piensas que todos
los países somos iguales, que sufrimos las mismas dolencias?
JJ: Todos tenemos cuatro
defectos importantes: 1.- Estamos mirando todo el tiempo hacia el pasado. 2.-
Tenemos un culto a lo que hemos sido. Los países que más avanzan son los que
miran hacia adelante, no hacia atrás. 3.- Somos autoindulgentes y
autocomplacientes. 4.- Los personalismos. La integración que se propone
Latinoamérica, hoy por hoy, es una integración basada en los valores de Bolívar,
San Martín, Páez… En valores de hace 200 años, en vez de proponerse la
integración de la era del conocimiento. Tenemos que aceptar que nuestras
universidades no son las mejores; que nuestros métodos de estudio no son los
mejores; que nuestros países no son los mejores. El día que aceptemos que
estamos atrasados, pensaremos en futuro y no en pasado.
PLAYBOY: ¿Qué países de
América Latina están en vías de superación?
JJ: Chile, Brasil, Colombia
y Guatemala.
PLAYBOY: ¿Qué te enfurece
más, la injusticia, la mentira o la maldad?
JJ: Las tres, pero me
enfurece mucho más la mediocridad, la ignorancia, la irracionalidad, la
terquedad, la ceguera colectiva, la histeria, la inamovilidad, la impotencia…
Tengo intolerancia a muchas cosas.
PLAYBOY: ¿Has pensado en
lanzarte a la Presidencia de la República Bolivariana de
Venezuela?
JJ: No lo sé, porque nunca he planeado mi
vida así. He dejado que las cosas se vayan dando. Tengo una frase que dice: “Un
hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer”. Si en algún momento de mi vida
sintiera que volver a Venezuela a apoyar un gobierno y reconstruir las
instituciones fuera para mí una necesidad vital, lo haría. Si no, no. Uno no
necesita ser el Presidente para solucionarlos problemas de un país. Puedes
ayudar estando en otras posiciones. Me motiva más ser vicepresidente. Es un
cargo menos expuesto, y creo que podría aportarle más al país, sin necesidad de
tanta figuración. Yo admiro mucho a los políticos, van, vienen, no duermen,
besan, agarran, no tienen tiempo libre. Yo no sé si tengo esa
vocación.
PLAYBOY: ¿De qué está hecho
el corazón de JJ?
JJ: (Silencio) Para los
enemigos, de platino, de diamante, de uranio, es in-tocable. Para los amigos, de
algodón de azúcar, de cariño, de afecto, de solidaridad. Y para JJ, de
inconformidad. Soy totalmente autocrítico, nunca me conformo.
PLAYBOY: A los 46 años, ¿a qué o a
quién deseas a tu lado?
JJ: Lo que más me gustaría
es estar y tener a mi país en paz. Y por supuesto, deseo una pareja. Alguien que
esté en plena expansión de su ser para que no obstaculice o impida lo que yo
pueda hacer. Me gusta lo hermoso, por dentro y por fuera. Me gusta una persona
con principios, de mente abierta. Liberal con ética. Inteligente, sencilla. Me
gusta que sea “Apolinea”, me gusta la belleza fría, que me inspire ternura y
fragilidad.
PLAYBOY: Siempre vistes de negro. ¿Es
que por tu cara de niño quieres parecer mayor?
JJ: Tengo tres razones fundamentales para
vestir de negro. La primera no tela voy a decir, no la puedes publicar, porque
es una promesa personal. La segunda, es que me acostumbré; cuando me visto con
otros colores no me siento a gusto. Tengo ropa de colores pero no me la pongo
nunca. Inclusive la gente me regala prendas de otro tono y no me la pongo. La
tercera es que es súper práctico, nunca te deja mal el vestir de negro. Además,
mi forma de vestir está ligada a la usanza japonesa Budista y con una tradición
venezolana. La gente no sabe que lo que yo me pongo son liqui liquis
trasformados. Tengo 20 versiones modernas de esa prenda. Yo me los diseño y los
mando a hacer. Por ejemplo, en Colombia me los hace Ricardo Paba. En Perú tengo
otro sastre, y así en varios países tengo gente a la que le mando a confeccionar
la ropa que yo uso y la de mis clientes.
PLAYBOY: ¿También te metes
en el vestuario de tus clientes?
JJ: Soy súper directivo, me
meto en todo. En cómo hablan, cómo se sientan, cómo se van a
vestir…
PLAYBOY: ¿Con cuánto tiempo
de antelación te contratan para una campaña?
JJ: Bueno, para la de Juan
Manuel Santos fueron solo 30 días. En general, me llaman con año y medio o dos
años de antelación. Nosotros no hemos perdido ninguna elección, en 23 años, que
hayamos empezado con más 6 meses de antelación. El 90% de mis clientes son
candidatos que están 15, 20, 30 puntos por debajo en las encuestas, por eso los
triunfos, cuando se dan, pisan muchos callos. Por eso siempre buscan la manera
de atacarme. Muchos consultores trabajan para quien les pague, yo en cambio
trabajo para el que me parece más acorde con los principios de democracia y de
honestidad. No creo en eso de la izquierda y la derecha. Simplemente hay gente
demócrata y otras que no lo son. Para los últimos, nunca
trabajaría.
PLAYBOY: Después que logras
que un político gane una elección, ¿sigues asesorándolo, o allí termina tu
trabajo y te desvinculas del país, de las personas y del
entorno?
JJ: En general, sigo
manteniendo relaciones con todos mis exclientes. A muchos los sigo asesorando
mientras están en la vida política. Es raro que dejemos de tener relaciones con
exclientes.
PLAYBOY: ¿Te preocupa lo
que hagan los políticos que has llevado a la cumbre?
JJ: Definitivamente sí. Me
siento ligado a los efectos que puedan generarse producto de una elección. El
que deje que lo ayude, lo ayudo. El que no quiera la ayuda, busco cómo influir.
En el caso de que haga todo lo contrario de lo que prometió, me alío con el
contrario y en el próximo periodo cambiamos el gobierno.
PLAYBOY: La “rumorología”
dice que eres un coleccionista nato.
JJ: Tengo una colección de
espadas. Tengo más o menos 12.000 DVD’s y los he visto todos. Vuelo 20 horas a
la semana, así que veo más o menos dos por vuelo. Los libros me los leo en las
antesalas. Tengo la capacidad de leer 150 páginas en dos horas. Tengo gatos y
tengo perros.
PLAYBOY: ¿Cuáles son tus
libros y tus películas favoritas?
JJ: Tengo varios. Uno de mis
libros favoritos y que mejor me describe como persona es “El Arte de Vivir”, de
Lin Yutang. El que me describe mejor como estratega es “El Arte de la Guerra”,
de Sun Tzu. Realmente leo de todo y veo de todo, desde “South Park” a
“Dr.House”. Tengo la serie completa de Alfred Hitchcock, toda la serie de
“Dimensión Desconocida”, todas las películas de Kurosawa, la mejor colección de
películas japonesas de los años 50, 60 y 70, de Samurais… Todo clasificado y
ordenado. Además, me recuerdo de cada una. Soy melómano, cinéfilo y bibliófilo,
patológico. Y ahora con el iPad, peor. Mientras más actividades le metas al
cerebro, más contento estás. Mientras menos actividad tienes, más flojo te
vuelves y más deprimido te tornas.
PLAYBOY: Te consideras un
“soltero de oro”
JJ: No. Lo que pasa es que vengo de
ser un nerd. Yo soy nerd y no tengo ninguna conciencia de mi apariencia física.
No me miro al espejo más de minuto y medio.
PLAYBOY: ¿Te gusta la
soledad o te sientes solo?
JJ: No me
siento solo, y sí me gusta la soledad. Extraño a mi país, a mi familia, a mis
amigos…
PLAYBOY: ¿Te atrae el
poder?
JJ: Me gusta estar donde se
controla; donde pasan cosas. Hay tres tipos de personas: a las que le pasan las
cosas, las que ven las cosas pasar, y las que hacen que las cosas pasen. Me
gusta estar en el grupo que hace que las cosas pasen.
PLAYBOY: En las relaciones
de pareja, ¿te gusta mantener el control?
JJ: Me gusta dominar, me gusta ser
viril, pero me encanta que me den masajes, ahí toca dejarse. He tenido personas
en mi vida que han logrado dominarme.
PLAYBOY: ¿Cómo conquistas a
una mujer?
JJ: Allí no tengo estrategias. Me cuesta
mucho controlarme cuando alguien me gusta mucho. No soy bueno en eso. Si me
involucro, tiendo a no ser tan efectivo.
PLAYBOY: ¿Estás en tu mejor
momento?
JJ: No. Estoy en un buen momento, pero
quisiera pensar que siempre habrá mejores momentos.
PLAYBOY: ¿Cuál ha sido tu
mayor logro a nivel profesional?
JJ: Convertirme en lo que
quería ser. A los 17 años pensé que no sería fácil, que no sería posible. Todo
lo que tengo y soy, ha superado mis expectativas. La vida me llevó a esforzarme
duro y creo que eso, hasta ahora, ha sido mi mayor logro.
PLAYBOY: Si volvieras a
nacer, ¿qué harías diferente?
JJ: No iría a la universidad
por tanto tiempo. No lucharía tanto contra mi propia naturaleza. Aceptaría las
ideas y la formación de los padres. Prevendría lo que pasó en
Venezuela.
revista
playboy.-
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