Por: José Pulido
Salamanca otorgó el Diploma “Tomás Mercado” de Estudios Económicos al venezolano Enrique Viloria.
Es pionero en el tema de las empresas públicas.
Enrique Viloria Vera, abogado a los veinte
años, ganador del Premio de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales cuando
tenía veintinueve años, poeta, articulista de humor y autor de varios libros
sobre artes plásticas, ha trazado una trayectoria interesante escribiendo
también de temas económicos. Ha escrito más de ciento veinte libros y es fácil
de entender ese fenómeno: tiene la virtud de elaborar mensajes coherentes sin
mucho esfuerzo. Posee lo que llaman “orden mental” y una mina de
conocimientos.
Todo en este mundo nos conduce hacia un
libro, decía Mallarmé. Y en el caso de Viloria esa es una constante. Cuando no
está leyendo está escribiendo, siendo ambas labores su versión más acabada de la
vida. No reconoce un placer superior a ese de leer y escribir, que es, en
definitiva, saltar de un libro a otro hasta conseguir las expresiones
propias.
Aunque
a veces sale a la calle con la única finalidad de conseguir una arepera como las
de antes, anulando completamente la gesta culinaria vivida durante su estadía en
París. El día que lo llamaron de Salamanca para darle una buena noticia, andaba
antojado de una arepa con queso de mano verdadero, que ya no existe. En esa
búsqueda se hilvanó la entrevista.
-Has
escrito muchos y variados libros: ¿Cuántos son?
-No
los cuento con exactitud, entre autor y coautor hay como más de 125, sobre temas
muy diversos como sabes: derecho, administración pública, economía, poesía,
humorismo, historia, ciencias políticas, etc., muchos de ellos los conoces bien
porque han contado con tu apoyo y complicidad.
-¿Cuál
fue tu primer libro?
-Fue
una ponencia que presenté en Bogotá en 1973, se llamó Empresa Multinacional,
Integración Latinoamericana y Administración Pública, tuvo bastante acogida, lo
editó dos veces la vieja Comisión de Administración Pública, con prólogos de
Cecilia Sosa Gómez y Manuel Rachadell. Por él pude comprar mi primer apartamento
ya que el vendedor era estudiante de economía y le habían pedido el libro que
estaba agotado, se lo dí sin reparos y me arregló prontamente una segunda
hipoteca con los propietarios.
(Hay
una arepera en una esquina. Enrique se baja del carro y se asoma. Todos los
posibles rellenos nadan en aceite. Los quesos se ven amarillentos y pastosos.
Evidentemente aquí no es).
-Cuando
tenías veintinueve años te ganaste el Premio de la Academia de Ciencias
Políticas y Sociales ¿Cómo conseguiste ese reconocimiento?
-Fue
con mi tesis de doctorado en Derecho Público Económico en la Universidad de
París, La Empresa Multinacional y la Empresa Pública: el caso de la
nacionalización en Venezuela, tutorada por el Maestro ya fallecido Roland Drago,
quien fue Presidente de la célebre Academia Francesa. Fueron tres tomos, unas
700 y tantas páginas que luego sirvieron de base para otros libros y ensayos.
Fue un jurado de lujo Brewer–Carías, Schacht Aristeguieta y Loreto
Arismendi.
(“Un
momento, ahí hay una”. En efecto: brota de la nada una arepera con un anuncio
cuajado de bombillos, cual cine porno de los años setenta. En el aviso dice
“Arepería”. Eso parece más correcto, porque arepera puede ser una señora que
hace arepas. Y arepería es como un lugar lleno de arepas. Enrique le echa un
vistazo al establecimiento. Las arepas, comenta, se ven agrietadas. Y los
precios son de mercado negro).
-En
el área económica ¿Cuáles han sido tus áreas de reflexión?
-Han
sido varias. Puedo decirte que soy pionero en el tema de las empresas públicas,
del que pensábamos extinto Capitalismo de Estado. También he trabajado sobre la
Inversión Extranjera en Venezuela, así como el asunto de las empresas
multinacionales, la Globalización y la Antiglobalización, más recientemente he
escrito sobre la Economía Digital y las empresas virtuales.
-En
relación con la distinción que te acaban de conferir en Salamanca: El Diploma
“Tomás de Mercado” de Estudios Económicos, ¿qué puedes decir?
-Primero
que me honra y me satisface. Tomás de Mercado fue uno de los pioneros en materia
del pensamiento económico, su libro más conocido es la Suma de tratos y
contratos (Sevilla, 1571), una segunda versión de su obra pionera Tratos y
contratos de mercaderes y tratantes (Salamanca, 1569), escrito como respuesta a
las dudas de conciencia que le habían formulado comerciantes y hombres de
negocios de México y Sevilla. De allí que el Centro de Estudios Ibéricos y
Americanos de Salamanca (CEIAS), del que soy investigador desde 2002, haya
escogido el nombre de este hombre de dos mundos ligado a Salamanca y a
Iberoamérica.
-¿Puedes
comentar un poco el libro Caracterización de la Economía Contemporánea que
mereció el reconocimiento salmantino?.
-Es una obra de esas que llamamos síntesis,
es un ensayo que resume más de cuarenta años de reflexión y escritos sobre los
grandes temas de la economía contemporánea. Son siete capítulos escritos para
ser entendidos y no para caer en el morbo gálico del lenguaje críptico e
incomprensible de los especialistas del que hablaba Borges. En efecto, en las
últimas cinco décadas se han producido cambios de distinto alcance y naturaleza
que han transformado la sociedad, sus instituciones, el conocimiento, la manera
de producir y de comercializar bienes y servicios. La Economía contemporánea, en
consecuencia, no ha escapado de ellos, y presenta algunos rasgos nuevos y
distintivos: globalizada, digital, basada en el conocimiento, innovadora,
centrada en el cliente, ecológica y ética.
(Enrique renuncia a encontrar unas arepas que
se parezcan a las que vendían las areperas en otros tiempos. En ese momento
descubre una pequeña librería y se olvida del antojo. “Vamos a ver qué libro
encontramos ahí” expresa). Dos horas viendo libros nuevos y usados. La última
pregunta surgió cuando estaba pagando los libros que le interesaron.
-Finalmente, ¿Qué es un
economista?
-Déjame responderte citando a Keynes: es
una rara avis – un tanto quimérica – que debe “estudiar el presente a
la luz del pasado, y por razones de futuro. Ninguna parte de la naturaleza
humana ni de las instituciones de los hombres puede yacer enteramente al margen
de sus preocupaciones”.
José Pulido
No comments:
Post a Comment