MAXIM ROSS| EL UNIVERSAL
jueves 21 de noviembre de 2013 12:00 AM
Cuán equivocado está el Gobierno en la ruta escogida para atacar la inflación, aunque se sepa que no se trata de una solución económica, sino de una táctica electoral. Un esquema de intervenciones como el ideado, con una presencia intimidante de fuerzas militares y paramilitares no puede durar mucho, a menos de querer imponer una era de terror en Venezuela similar a la que experimentaron y luego se arrepintieron varios países comunistas.
El tema de las ganancias excesivas y la usura
Desde tiempos inmemoriales se viene discutiendo este asunto y la humanidad ha progresado en el encuentro con la verdad de ese fenómeno y sus remedios. Filósofos, sociólogos, economistas, clérigos, santos y apóstoles han disertado sobre el tema hasta que, en los tiempos modernos, se distinguen claramente la usura y las ganancias excesivas de la inflación.
Dos maneras de medir usura y ganancias excesivas existen. Unas subjetivas, como la de "yo opino que me están robando con ese precio o ganancia" o aquella del "precio justo" que se remonta al Tomás de Aquino de 5 siglos atrás. Otras son objetivas, como se ha venido descubriendo en el mundo de hoy y provienen de comparaciones en el mercado, donde priva la competencia como referente. Por ejemplo, en un mercado de alta competencia las ganancias se igualan, en mercados imperfectos se separan y se detectan las "excesivas", si existen. El caso clásico es el de prácticas monopólicas, porque se identifican claramente cuando exceden valores o niveles reconocidos en mercados competitivos. De manera que si se quiere combatir la usura y las ganancias excesivas, lo que hay que hacer es promover la competencia, no lo contrario.
Regulaciones y límites a las ganancias en el mundo
El Gobierno ha dicho que las ganancias se regulan y tienen límites en los países desarrollados, pero esta es una verdad a medias o una mezcla ex profeso de conceptos y políticas utilizada para crear un clima de opinión pública favorable a las intervenciones. En realidad es un engaño o un fraude a la ciudadanía, porque el tema de los límites y las regulaciones a las ganancias pasa por muchos filtros y tamices.
Puede que por allí quede todavía un rezago de la prehistoria económica y política que practique medidas similares, Corea del Norte quizás, pero el resto del mundo, inclusive los comunistas van en dirección contraria, como defendí en mi artículo anterior, pero ahora quiero presentar cómo Estados Unidos, Japón y Alemania ponen límites y regulan las ganancias. ¡Claro que sí!, pero en qué dirección y con qué fundamentos.
Leyes antimonopólicas, precompetencia y tributarias.
Primero que nada, el gran secreto de la regulación de ganancias excesivas o de la usura de todo el mundo, de todo, es el fomento de la competencia. Tanto es así que, cuando se cita como ejemplo la Ley Antitrust en Estados Unidos, no se dice expresamente cómo evolucionó de su forma primitiva, la de "prohibir los monopolios" a toda la batería de leyes y regulaciones para promover y garantizar la libre competencia.
En la Unión Europea o en la Organización de Cooperación y Desarrollo, la OECD, que reúne a todo el mundo industrializado, las regulaciones pro competitivas son la herramienta fundamental contra los monopolios y prácticas desleales de comercio que permiten ganancias excesivas. A nadie por allí se le ocurre decir que va a "poner un límite máximo a las ganancias". No hace falta.
El otro camino que va al tema de las ganancias es el del orden fiscal y tributario, particularmente con los llamados "precios de transferencia", que pueden permitirles a empresas asociadas transferir utilidades de un lado a otro y obtener beneficios fiscales. También allí el "marcador" es el valor de mercado en competencia.
Finalmente. Sí, es cierto que existen limitaciones a las ganancias de algunos negocios, pero una indagación más profunda, para decir la verdad, es que son aquellos íntimamente ligados a la persona humana como la salud, por ejemplo, o la seguridad social o, más importante, a ciertos servicios públicos atendidos por firmas privadas, como el caso de la energía en Estados Unidos o la electricidad y el agua en otros países.
En el mundo de hoy la usura y las ganancias excesivas han sido puestas en las esquinas extremas del desempeño económico y nadie las tiene por políticas centrales. Solamente aquí que, por una grave ignorancia y por fines electoreros, se ha colocado en el primer plano de la opinión pública, pero la verdad saldrá tarde o temprano y el fraude será descubierto, solo que los culpables seguirán escudados en el poder y los daños serán irreparables.
El tema de las ganancias excesivas y la usura
Desde tiempos inmemoriales se viene discutiendo este asunto y la humanidad ha progresado en el encuentro con la verdad de ese fenómeno y sus remedios. Filósofos, sociólogos, economistas, clérigos, santos y apóstoles han disertado sobre el tema hasta que, en los tiempos modernos, se distinguen claramente la usura y las ganancias excesivas de la inflación.
Dos maneras de medir usura y ganancias excesivas existen. Unas subjetivas, como la de "yo opino que me están robando con ese precio o ganancia" o aquella del "precio justo" que se remonta al Tomás de Aquino de 5 siglos atrás. Otras son objetivas, como se ha venido descubriendo en el mundo de hoy y provienen de comparaciones en el mercado, donde priva la competencia como referente. Por ejemplo, en un mercado de alta competencia las ganancias se igualan, en mercados imperfectos se separan y se detectan las "excesivas", si existen. El caso clásico es el de prácticas monopólicas, porque se identifican claramente cuando exceden valores o niveles reconocidos en mercados competitivos. De manera que si se quiere combatir la usura y las ganancias excesivas, lo que hay que hacer es promover la competencia, no lo contrario.
Regulaciones y límites a las ganancias en el mundo
El Gobierno ha dicho que las ganancias se regulan y tienen límites en los países desarrollados, pero esta es una verdad a medias o una mezcla ex profeso de conceptos y políticas utilizada para crear un clima de opinión pública favorable a las intervenciones. En realidad es un engaño o un fraude a la ciudadanía, porque el tema de los límites y las regulaciones a las ganancias pasa por muchos filtros y tamices.
Puede que por allí quede todavía un rezago de la prehistoria económica y política que practique medidas similares, Corea del Norte quizás, pero el resto del mundo, inclusive los comunistas van en dirección contraria, como defendí en mi artículo anterior, pero ahora quiero presentar cómo Estados Unidos, Japón y Alemania ponen límites y regulan las ganancias. ¡Claro que sí!, pero en qué dirección y con qué fundamentos.
Leyes antimonopólicas, precompetencia y tributarias.
Primero que nada, el gran secreto de la regulación de ganancias excesivas o de la usura de todo el mundo, de todo, es el fomento de la competencia. Tanto es así que, cuando se cita como ejemplo la Ley Antitrust en Estados Unidos, no se dice expresamente cómo evolucionó de su forma primitiva, la de "prohibir los monopolios" a toda la batería de leyes y regulaciones para promover y garantizar la libre competencia.
En la Unión Europea o en la Organización de Cooperación y Desarrollo, la OECD, que reúne a todo el mundo industrializado, las regulaciones pro competitivas son la herramienta fundamental contra los monopolios y prácticas desleales de comercio que permiten ganancias excesivas. A nadie por allí se le ocurre decir que va a "poner un límite máximo a las ganancias". No hace falta.
El otro camino que va al tema de las ganancias es el del orden fiscal y tributario, particularmente con los llamados "precios de transferencia", que pueden permitirles a empresas asociadas transferir utilidades de un lado a otro y obtener beneficios fiscales. También allí el "marcador" es el valor de mercado en competencia.
Finalmente. Sí, es cierto que existen limitaciones a las ganancias de algunos negocios, pero una indagación más profunda, para decir la verdad, es que son aquellos íntimamente ligados a la persona humana como la salud, por ejemplo, o la seguridad social o, más importante, a ciertos servicios públicos atendidos por firmas privadas, como el caso de la energía en Estados Unidos o la electricidad y el agua en otros países.
En el mundo de hoy la usura y las ganancias excesivas han sido puestas en las esquinas extremas del desempeño económico y nadie las tiene por políticas centrales. Solamente aquí que, por una grave ignorancia y por fines electoreros, se ha colocado en el primer plano de la opinión pública, pero la verdad saldrá tarde o temprano y el fraude será descubierto, solo que los culpables seguirán escudados en el poder y los daños serán irreparables.
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