FERNANDO OCHOA ANTICH| EL UNIVERSAL
domingo 24 de noviembre de 2013 12:00 AM
He llegado a esta conclusión después de reflexionar largamente sobre los últimos mensajes y medidas del gobierno nacional. Los venezolanos, de mentalidad democrática, no pueden dejarse engañar con los llamados a dialogar, que al final de cada una de sus intervenciones, realiza Nicolás Maduro. Dialogar, significa debatir entre personas de opiniones distintas que tratan de llegar a un acuerdo. Ese no es el significado de la convocatoria gubernamental. Claramente, lo que plantea Nicolás Maduro es que los millones de venezolanos, que no piensan igual que la camarilla gobernante, acepten que se establezca en Venezuela un régimen socialista. No percibe que un régimen político, con una legitimidad tan cuestionada, no puede imponer su manera de pensar, a rajatabla, sin producir una violenta reacción de consecuencias impredecibles.
Además, es sorprendente su desprecio por la oposición. No logra entender que más de la mitad de los venezolanos se agrupan en esos partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil. Es inaceptable que Nicolás Maduro quiera engañar a nuestro pueblo al mantener que "la Mesa de la Unidad no condena la especulación, el sobreprecio y el robo de los dólares que da la República". La verdad es que la revolución bolivariana tiene catorce años en el poder. En ese tiempo se creó un sistema de corrupción con los dólares de Cadivi que enriqueció de manera indebida a empresarios y a dirigentes del PSUV. Esta realidad la conoce Maduro. También debería explicar a nuestro pueblo las razones de la crisis financiera de Pdvsa, la quiebra de las empresas nacionalizadas y todos los chanchullos que ha habido en el ministerio de Hacienda.
La crisis económica que enfrenta Venezuela no tiene nada que ver con la oposición ni surge como consecuencia de una guerra económica. Es una responsabilidad exclusiva de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro por malos gobernantes. Puede haber comerciantes inescrupulosos que buscan beneficiarse del nivel de corrupción existente en el Gobierno, pero la inflación que golpea indiscriminadamente el nivel de vida de los venezolanos es un problema monetario y de producción, afectado por los desequilibrios fiscales y cambiarios. Se origina en la decisión tomada, desde el año 2005, de transferir reservas internacionales a fondos públicos para gastos extrapresupuestarios y desde el 2010, de imprimir billetes en el Banco Central para financiar el déficit fiscal, la crisis financiera de Pdvsa y la quiebra de las empresas nacionalizadas.
La responsabilidad de Hugo Chávez y Nicolás Maduro no solo es económica, también es política. No es fácil de explicar a los venezolanos las razones por las cuales se ha dividido a nuestra sociedad mediante la siembra de tanto odio y resentimiento. Tampoco se puede justificar la entrega de nuestra soberanía a Cuba y a los hermanos Castro. Si alguien duda de esta realidad piensen el significado que tiene el control ejercido por Cuba sobre los registros y notarías y la influencia indebida que ha ejercido en nuestra política exterior en casos tan trascendentes para los intereses vitales de nuestro país como la reclamación del Esequibo. Recuerden la declaración de Hugo Chávez, influido por los Castro, de que esa reclamación la habían hecho los gobiernos democráticos por presión de la CIA y que Guyana podía entregar concesiones en ese territorio.
Hugo Chávez y Nicolás Maduro irrespetan la Constitución Nacional al tratar de ideologizar a la Fuerza Armada para poder utilizarla en respaldo de su gobierno. Esa acción compromete gravemente un aspecto fundamental de la defensa nacional: el necesario respaldo que debe tener la Fuerza Armada en toda la sociedad para poder cumplir esa obligación. Los venezolanos critican severamente a ese grupo de oficiales, que por satisfacer intereses personales y enriquecerse indebidamente permiten que se ofenda el honor de la Fuerza Armada. Estoy plenamente seguro que la mayoría de los cuadros militares se sienten molestos con esa actuación. Los venezolanos iremos a votar el 8 de diciembre para demostrar que no somos un pueblo que se vende por baratijas. La Fuerza Armada tiene un reto: cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional.
Además, es sorprendente su desprecio por la oposición. No logra entender que más de la mitad de los venezolanos se agrupan en esos partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil. Es inaceptable que Nicolás Maduro quiera engañar a nuestro pueblo al mantener que "la Mesa de la Unidad no condena la especulación, el sobreprecio y el robo de los dólares que da la República". La verdad es que la revolución bolivariana tiene catorce años en el poder. En ese tiempo se creó un sistema de corrupción con los dólares de Cadivi que enriqueció de manera indebida a empresarios y a dirigentes del PSUV. Esta realidad la conoce Maduro. También debería explicar a nuestro pueblo las razones de la crisis financiera de Pdvsa, la quiebra de las empresas nacionalizadas y todos los chanchullos que ha habido en el ministerio de Hacienda.
La crisis económica que enfrenta Venezuela no tiene nada que ver con la oposición ni surge como consecuencia de una guerra económica. Es una responsabilidad exclusiva de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro por malos gobernantes. Puede haber comerciantes inescrupulosos que buscan beneficiarse del nivel de corrupción existente en el Gobierno, pero la inflación que golpea indiscriminadamente el nivel de vida de los venezolanos es un problema monetario y de producción, afectado por los desequilibrios fiscales y cambiarios. Se origina en la decisión tomada, desde el año 2005, de transferir reservas internacionales a fondos públicos para gastos extrapresupuestarios y desde el 2010, de imprimir billetes en el Banco Central para financiar el déficit fiscal, la crisis financiera de Pdvsa y la quiebra de las empresas nacionalizadas.
La responsabilidad de Hugo Chávez y Nicolás Maduro no solo es económica, también es política. No es fácil de explicar a los venezolanos las razones por las cuales se ha dividido a nuestra sociedad mediante la siembra de tanto odio y resentimiento. Tampoco se puede justificar la entrega de nuestra soberanía a Cuba y a los hermanos Castro. Si alguien duda de esta realidad piensen el significado que tiene el control ejercido por Cuba sobre los registros y notarías y la influencia indebida que ha ejercido en nuestra política exterior en casos tan trascendentes para los intereses vitales de nuestro país como la reclamación del Esequibo. Recuerden la declaración de Hugo Chávez, influido por los Castro, de que esa reclamación la habían hecho los gobiernos democráticos por presión de la CIA y que Guyana podía entregar concesiones en ese territorio.
Hugo Chávez y Nicolás Maduro irrespetan la Constitución Nacional al tratar de ideologizar a la Fuerza Armada para poder utilizarla en respaldo de su gobierno. Esa acción compromete gravemente un aspecto fundamental de la defensa nacional: el necesario respaldo que debe tener la Fuerza Armada en toda la sociedad para poder cumplir esa obligación. Los venezolanos critican severamente a ese grupo de oficiales, que por satisfacer intereses personales y enriquecerse indebidamente permiten que se ofenda el honor de la Fuerza Armada. Estoy plenamente seguro que la mayoría de los cuadros militares se sienten molestos con esa actuación. Los venezolanos iremos a votar el 8 de diciembre para demostrar que no somos un pueblo que se vende por baratijas. La Fuerza Armada tiene un reto: cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional.
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