Monday, June 16, 2014

Dictadura vs Universidad

En: http://www.eluniversal.com/opinion/140616/dictadura-vs-universidad

WILLIAM ANSEUME| EL UNIVERSAL
lunes 16 de junio de 2014 12:00 AM
La careta cae. No le queda otra acción física. Cada vez los militares ocupan más y más espacios en este país, para ellos, desobediente. Maduro no gobierna nada. De apenas beber cuba libre, ese trago contradictorio hasta en el color, pasamos a ser penetrados por la Cuba invasora, armada, represiva y cruel. La contra a los exabruptos políticos, jurídicos y con los derechos humanos posee también ya poco espacio. Los medios "libres" para comunicar algo merman como se enfría con hielo un agua tibia. Silencio y terror se imponen conjurados contra el ser humano. La Iglesia negocia, deja pasar detalles, embiste, golpea y se retrotrae. Los militares en desacuerdo con el horror no encuentran escapatoria posible. La MUD da unas zancadas incomprensibles, no ha entendido aún que la hora es de reagrupamiento general de todos los factores para salvarnos del marasmo. Los partidos políticos, excepto el dador PSUV, apenas alcanzan a ser una inexistencia. Por allá, a la distancia, voces agónicas claman contra el apabullamiento. La universidad.

No solo a los estudiantes, luchadores libertarios, este gobierno y la mayoría de los militares aborrecen, desprecian, a plenitud el concepto mismo de universidad. Su esencia de pluralidad, de libertad de pensamiento y de acción, su búsqueda de la verdad y conocimiento, escuece a los dictadores, entendiendo que esta es una dictadura de los "colectivos". Ya no saben qué hacer con esos espacios físicos, simbólicos, espirituales, que se le escapan de las manos como el cariño se la iba a Pecos Kambas. La ahogan con el presupuesto y vive, la acallan a plomo, muertos, prisión, torturas, terror del bueno, gas del malo, y vive. Persiguen por doquier a estudiantes y profesores, les desmoronan sus beneficios económicos, sus posibilidades de sobrevivencia, de respirito, y vive. Estudiantes luchando en las calles cuando Gómez, cuando López Contreras, cuando Pérez Jiménez... el estudio parece naturalmente reñido con los miembros castrenses. Una cosa es descubrir con un guía y muy otra la imposición indiscutida ¿indiscutible? de órdenes.

En 1951 los militares impusieron, ordenaron, un rector en la UCV. La Federación de Centros de nuestra noble casa de estudios superiores, la de la boina (no mochila) azul le envía una misiva al susodicho solicitándole su renuncia, tal como hace más de medio pueblo venezolano con el monigote actual (entonces presidía la junta de gobierno otro burlesco títere de los militares, Suárez Flamerich). Y dicen los alumnos, por todo el cañón de sus luchas políticas, permanentemente reconocidas que lo hacen: "... por considerar nosotros que existen razones que pesan tanto en el ánimo estudiantil y en la conciencia ciudadana, que hacen indeseable su presencia en la Rectoría de nuestra Alma Mater, ya que su persona viene precedida de un historial censurable y antidemocrático que le hacen ser atentatorio contra la dignidad universitaria y contra los ideales civilistas de la juventud". Una verdadera pelusa histórica. La universidad permaneció cerrada por la dictadura, silenciada, hasta 1953.

La realidad hoy no escapa a ese odio ancestral. En la Experimental del Táchira, usando tribunales, expropian el rectorado cambiando, después de las elecciones, el modo de contar los votos. No se hacen, en las demás, elecciones rectorales paralizadas hace años, porque el control político-electoral no lo tiene ni lo tendrá el gobierno. En la de Carabobo persiguen con el Sebin al Secretario Pablo Aure, a Gaby Arellano le impiden viajar en Conviasa y la citan a declarar su rebeldía, por todos conocida. En nuestra USB la emprenden frontalmente contra la base, que en ella significa la calidad académica, de su examen de admisión. Al profesor Gustavo Tarre Briceño lo acusan de magnicida y de golpista. Los paramilitares armados a instancia del gobierno invaden cuando quieren la Universidad Central de Venezuela, desnudan a sus estudiantes que claman libertad. El terror lo impone en las calles el monstruoso ministro de Relaciones Interiores, Rodríguez Torres, sin respetar estudiantes, menores de edad, viejecitos, leyes, ni nada, es su guerrita del tormento sanguinario. Alumnos en cárceles de la peor concepción humana como Yare, Tocorón, el INOF, o la maravillosa espiral de la muerte del Sebin, donde está esa líder, presidenta del centro de estudiantes de Trabajo Social de la UCV. Atentados físicos y simbólicos que tratan de socavar la inmensa imagen de la universidad y los universitarios como factores políticos dignos de una sociedad avasallada por las armas.

Los universitarios, por principios, no sabemos obedecer. Los militares no saben no ordenar, mandar y hacerse obedecer. Así se establece, muy en el fondo, una diatriba irresoluble entre dictadura y universidad, entre dictadura y la democracia que representan esos templos de la libertad del hombre que son nuestras universidades.

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