Monday, June 16, 2014

Nuevo delito oficialista: El subliminal

En: http://www.eluniversal.com/opinion/140616/nuevo-delito-oficialista-el-subliminal

MIGUEL BAHACHILLE M.| EL UNIVERSAL
lunes 16 de junio de 2014 12:00 AM
El gobierno ha creado dogmas basados en experticias subliminales para describir y juzgar al adversario político. Los sublimitas se creen dotados de auras prodigiosas para delimitar "lo bueno de lo malo". Así se conceptúa en Venezuela una nueva peculiaridad política y social que equipara al hombre con la bestia. Y es así porque busca someterlo a nuevos instintos de amaestramiento al gusto de su domador. Bajo ese aserto, por cierto nada subliminal, se intenta aplastar a Leopoldo López enviándolo a prisión como antes se hiciera con Iván Simonovis. El régimen se vale "de lo que sea" para degradar a su víctima ubicándolo por debajo del umbral mínimo de cognición y acercarlo al estado de la bestia.

En lo sucesivo todo delito podrá ser procesado por jueces bajo criterios subliminales. A merced de esa metamorfosis contenciosa se justifica la punición en todas sus formas. Esa nueva técnica jurídica apuntalada por instituciones entregadas, permitirá en lo sucesivo encauzar cualquier agravio conspirativo de manera subliminal. En el fondo priva una trampa para instituir el pesimismo y preservar el status quo tal como se hizo en Cuba a partir de 1958. Ahora los impúdicos posicionados del poder disponen de un sedante legal que aplican a su antojo contra "los alzados" que osen interrumpir sus privilegios provenidos del refinamiento revolucionario.

¿Quién determina lo que es subliminal? Por ejemplo, hay quienes sostienen que la botella de Coca-Cola fue diseñada con forma de silueta de mujer con el propósito de "conquistar" a quienes sientan atracción sexual por el género femenino. Así pues bajo cualquier símil el régimen puede arrogarse la potestad de juzgar a los que hablen de escasez por ser un invento subliminal de la oposición que afecta la fe del pueblo. Lo mismo ocurre con la inseguridad. "Es más la sensación de inseguridad que la cifra de asesinados que ingresan diariamente a las morgues de país". ¡Subliminal!.

Toda alocución puede asumirse subliminal "a gusto del consumidor". En todo caso de probarse esa asertividad, no implica sintonismo asociativo ni pernicioso del emisor con el receptor. Aceptar esa tesis implica acabar con la democracia y los procesos electorales que, por su naturaleza, están llenos de mensajes de toda índole: subliminales, francos y bruscos como vulgarmente los exponía Chávez. ¿Desde cuándo el llamado a la protesta es un acto ilícito? El político se vale de toda pericia legítima para el logro de sus propósitos. El discurso en una concentración es un acto político franco que no se inserta a nivel inconsciente sino que, por contrario, se hace manifiestamente con toda intención de asociación pública.

Hay otros semblantes, nada subliminales sino francos, que atentan contra la paz pública como por ejemplo la travesía de la madre humilde obligada a ingeniársela con mixturas alimentarias con "lo que hay" para alimentar a sus hijos; que luego sale a las calles para peregrinar de abasto en abasto y someterse a infames colas para adquirir, también "cuando hay", un litro de aceite. Tampoco es subliminal que ella, al igual que los miembros su familia, padezcan la aprensión de trasladarse en unidades de trasporte destartaladas e inseguras. Menos sublimes son las balas que asesinan a 25.000 personas al año sin que el régimen se perturbe por ello.

El pueblo ya no traga tantas bobadas disfrazadas de revolución para trastocar la conciencia pública. El aumento de los conflictos de calle y los referidos a través del sinfín de vídeos y fotogramas que viajan a la velocidad de la luz, impugnan la efectividad de la maña cubana para manipular a los pobres. Golpe, conspiración, magnicidio, entre otras patrañas no pueden ocultar la terrible crisis del país. La gerencia pública existe para atender los conflictos; no ocultarlos con subterfugios tontos que se deshacen por su propia inconsistencia.

El régimen no dispone de más tiempo para seguir jugando con la compasión y fe del pueblo. La ruta de la mentira es el peor camino para gobernar porque los ciclos sociales se hacen precarios cuando los conflictos sobrepasan el nivel de tolerancia. ¿Cambio o hundimiento? ¡Usted decide señor Maduro!

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