HERMANN PETZOLD RODRÍGUEZ| EL UNIVERSAL
sábado 21 de junio de 2014 12:00 AM
La carta pública de Giordani, a pocas horas después de su destitución, deja entrever, o mejor dicho, manifiesta lo que todos olíamos sin ser expertos cazadores de chismes y polémicas: lo que creó Chávez en 14 años, Maduro lo está destruyendo y causando más fracturas y divisiones, que uniones y satisfacciones.
Como dicen, el dinero no lo es todo. La conciencia existe y actúa en cualquier persona en el momento menos esperado, a pesar de estar estas personas llenas de tanto poder, dinero y odio, y sobre todo de ser responsable de gran parte del daño causado a los venezolanos, siempre prevalece el raciocinio originado luego de actos que afectan el sentimiento del desprecio, de no ser escuchados, y que, por ende, se traducen en sed de venganza al hablar públicamente y expresar las opiniones. Tal habrá sido el hedor dentro del gobierno, que Giordani no tardó ni medio día en lanzar una carta que denota haberla escrito o al menos pensada, mucho tiempo antes.
Esta carta ha causado más sensación que las últimas apariciones en medios de Capriles. Como oposición suena contundente la salida que propone María Corina, Ledezma y López, sin embargo legalmente es complicado que esto vaya a ocurrir. La opinión de la MUD es más de palabras y frases que rimen y causen gracia. Por eso hay una solución que puede llegar a dar los resultados esperados: una implosión en el gobierno.
Otra causa que puede originar este éxodo y deserción chavista-madurista es la avaricia. Mientras más tengo, más quiero. El Gobierno venezolano no va a poder satisfacer la demanda de los diferentes sectores -en especial de las Fuerzas Armadas- que solicitan más dinero a cambio mantenerse unidos. Esto es algo como el uso y dependencia a la morfina. Es posible que poco tarden en no poder suplir esa exigencia cada vez mayor.
Y una última. La conciencia de no soportar más allá. La gente se cansa, pero principalmente sabe perfectamente cuándo está haciendo el mal o actúa en contra del bien común.
Esto no es un juego de dos y tampoco de niños. La oposición no le servirá de nada inmiscuirse. Sin embargo, el Gobierno estará dispuesto a comprar conciencias para suplir las carencias claras y palpables del liderazgo del hijo de Chávez, antes que hacer una genuflexión ante la oposición interna y externa venezolana.
Como dicen, el dinero no lo es todo. La conciencia existe y actúa en cualquier persona en el momento menos esperado, a pesar de estar estas personas llenas de tanto poder, dinero y odio, y sobre todo de ser responsable de gran parte del daño causado a los venezolanos, siempre prevalece el raciocinio originado luego de actos que afectan el sentimiento del desprecio, de no ser escuchados, y que, por ende, se traducen en sed de venganza al hablar públicamente y expresar las opiniones. Tal habrá sido el hedor dentro del gobierno, que Giordani no tardó ni medio día en lanzar una carta que denota haberla escrito o al menos pensada, mucho tiempo antes.
Esta carta ha causado más sensación que las últimas apariciones en medios de Capriles. Como oposición suena contundente la salida que propone María Corina, Ledezma y López, sin embargo legalmente es complicado que esto vaya a ocurrir. La opinión de la MUD es más de palabras y frases que rimen y causen gracia. Por eso hay una solución que puede llegar a dar los resultados esperados: una implosión en el gobierno.
Otra causa que puede originar este éxodo y deserción chavista-madurista es la avaricia. Mientras más tengo, más quiero. El Gobierno venezolano no va a poder satisfacer la demanda de los diferentes sectores -en especial de las Fuerzas Armadas- que solicitan más dinero a cambio mantenerse unidos. Esto es algo como el uso y dependencia a la morfina. Es posible que poco tarden en no poder suplir esa exigencia cada vez mayor.
Y una última. La conciencia de no soportar más allá. La gente se cansa, pero principalmente sabe perfectamente cuándo está haciendo el mal o actúa en contra del bien común.
Esto no es un juego de dos y tampoco de niños. La oposición no le servirá de nada inmiscuirse. Sin embargo, el Gobierno estará dispuesto a comprar conciencias para suplir las carencias claras y palpables del liderazgo del hijo de Chávez, antes que hacer una genuflexión ante la oposición interna y externa venezolana.
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