JOSÉ MAYORA| EL UNIVERSAL
viernes 18 de julio de 2014 12:00 AM
El pasado martes 15 del corriente, el país entero estuvo pendiente de un conjunto de medidas que serían dictadas por el mandatario nacional vinculadas con la economía. De hecho, las expectativas creadas estaban sustentadas en el calificativo dado a los anuncios: "el sacudón".
Nuevamente las esperanzas de muchos venezolanos se vieron frustradas pues de los labios del singular Presidente, no salió ninguna frase novedosa que diera cuenta de medidas dirigidas a palear la crisis. Al contrario, el sacudón fue de refritos: revisión del control de cambio (piedra en el zapato revolucionario); necesidad de sustituir importaciones (viejo descubrimiento de la democracia venezolana); revolución fiscal (incremento de las cargas impositivas); combate a la guerra económica.
¿Puede extrañar que los anuncios hayan sido pírricos o inexistentes? Pues no, dado que es imposible que el gobierno revolucionario, con algún anuncio de corte económico, resuelva una crisis que es eminentemente política. Por poner un ejemplo, el control de cambio es una medida política, no económica y eso lo ha dicho hasta la saciedad Aristóbulo Istúriz, de manera que tal decisión se resuelve políticamente, no económicamente.
La pregunta pertinente sería la siguiente: ¿cuáles son las medidas políticas anunciadas por el régimen que den cuenta de un deseo de rectificar? Sin lugar a equivocarme, ninguna. Los cambios habidos en el equipo de gobierno no pasan de ser enroques. El martes, el mandatario hablaba de los técnicos consultados en el caso de la revolución fiscal y en las menciones, no había ningún técnico consultado que no fuese miembro de la revolución, entonces, ¿dónde está la voluntad de cambio?
Sin embargo, no toda la disertación oficial fue un desperdicio, hubo dos anuncios dignos de mención. En primer lugar, Maduro se refirió públicamente, al fracaso administrativo de Chávez. En efecto, invadidos por la perplejidad, escuchamos al inefable mandatario reconocer que, después de 15 años gobernando, todavía hay que depurar a la administración pública en la cual quedan rezagos del viejo Estado burgués. Ergo, Chávez fue un fracaso al frente de la revolución pues todavía hay que depurar al Estado. Para tal finalidad, Maduro le va a dedicar 9 días a una especie de auditoría administrativa cuya finalidad será depurar los órganos del Poder Ejecutivo. Solamente piensen en el resultado de auditar en 9 días a más de 30 ministerios y sus apéndices.
La segunda aseveración oficial se refirió a las divisas otorgadas. De acuerdo con lo decidido, se hará una exhaustiva auditoría (pre-post) en las divisas otorgadas en lo que va de 2014. La pregunta que los mortales ciudadanos nos hacemos: ¿y qué pasará con las divisas otorgadas antes del 1 de enero del 2014? Está muy claro: borrón y cuenta nueva.
Sin dejar de reconocer la caótica situación de la educación, la salud, la seguridad, la energía eléctrica, la economía y, pare usted de contar, el epicentro de la crisis venezolana es de corte político y mientras no se aborde políticamente, no habrá ninguna esperanza de cambio.
La pregunta es, ¿cuándo los nuevos amos del valle van a tomar la decisión de encarar la crisis política? La respuesta parece obvia, a los nuevos factores del poder en Venezuela, no le interesa resolver la crisis política venezolana pues ello sería vulnerar el superlativo poder económico que han adquirido.
¿Será que ahora entenderemos por qué la crisis no se enfrenta?
Nuevamente las esperanzas de muchos venezolanos se vieron frustradas pues de los labios del singular Presidente, no salió ninguna frase novedosa que diera cuenta de medidas dirigidas a palear la crisis. Al contrario, el sacudón fue de refritos: revisión del control de cambio (piedra en el zapato revolucionario); necesidad de sustituir importaciones (viejo descubrimiento de la democracia venezolana); revolución fiscal (incremento de las cargas impositivas); combate a la guerra económica.
¿Puede extrañar que los anuncios hayan sido pírricos o inexistentes? Pues no, dado que es imposible que el gobierno revolucionario, con algún anuncio de corte económico, resuelva una crisis que es eminentemente política. Por poner un ejemplo, el control de cambio es una medida política, no económica y eso lo ha dicho hasta la saciedad Aristóbulo Istúriz, de manera que tal decisión se resuelve políticamente, no económicamente.
La pregunta pertinente sería la siguiente: ¿cuáles son las medidas políticas anunciadas por el régimen que den cuenta de un deseo de rectificar? Sin lugar a equivocarme, ninguna. Los cambios habidos en el equipo de gobierno no pasan de ser enroques. El martes, el mandatario hablaba de los técnicos consultados en el caso de la revolución fiscal y en las menciones, no había ningún técnico consultado que no fuese miembro de la revolución, entonces, ¿dónde está la voluntad de cambio?
Sin embargo, no toda la disertación oficial fue un desperdicio, hubo dos anuncios dignos de mención. En primer lugar, Maduro se refirió públicamente, al fracaso administrativo de Chávez. En efecto, invadidos por la perplejidad, escuchamos al inefable mandatario reconocer que, después de 15 años gobernando, todavía hay que depurar a la administración pública en la cual quedan rezagos del viejo Estado burgués. Ergo, Chávez fue un fracaso al frente de la revolución pues todavía hay que depurar al Estado. Para tal finalidad, Maduro le va a dedicar 9 días a una especie de auditoría administrativa cuya finalidad será depurar los órganos del Poder Ejecutivo. Solamente piensen en el resultado de auditar en 9 días a más de 30 ministerios y sus apéndices.
La segunda aseveración oficial se refirió a las divisas otorgadas. De acuerdo con lo decidido, se hará una exhaustiva auditoría (pre-post) en las divisas otorgadas en lo que va de 2014. La pregunta que los mortales ciudadanos nos hacemos: ¿y qué pasará con las divisas otorgadas antes del 1 de enero del 2014? Está muy claro: borrón y cuenta nueva.
Sin dejar de reconocer la caótica situación de la educación, la salud, la seguridad, la energía eléctrica, la economía y, pare usted de contar, el epicentro de la crisis venezolana es de corte político y mientras no se aborde políticamente, no habrá ninguna esperanza de cambio.
La pregunta es, ¿cuándo los nuevos amos del valle van a tomar la decisión de encarar la crisis política? La respuesta parece obvia, a los nuevos factores del poder en Venezuela, no le interesa resolver la crisis política venezolana pues ello sería vulnerar el superlativo poder económico que han adquirido.
¿Será que ahora entenderemos por qué la crisis no se enfrenta?
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