EDDIE A. RAMÍREZ S.| EL UNIVERSAL
martes 15 de julio de 2014 12:00 AM
Exigir la renuncia del presidente de facto, movilizar a través de asambleas de ciudadanos y convocar protestas de calle parece ser un pecado para algunos políticos. Según ellos, la única manera de librarnos de este totalitarismo siglo XXI es a través del voto. Con todo respeto, consideramos que esa posición es una muestra de antipolítica. Para salir de este régimen, sea por la vía electoral o por otras contempladas en la Constitución, es imprescindible promover acciones que profundicen la crisis.
Si la vía elegida es la electoral, la cual no puede cerrarse como tampoco ninguna otra vía, es requisito necesario, aunque no suficiente, movilizar al pueblo y que este exprese su descontento a través de protestas. Los dirigentes de la alternativa democrática no pueden limitarse a poner de relieve los errores económicos del gobierno a través de los pocos medios de comunicación que disponen y esperar que la situación económica produzca el cambio en el electorado. Esto sería lo procedente si imperara la democracia, pero en Venezuela la falta de escrúpulos de los rojos, su capacidad para divulgar mentiras a través de sus numerosos medios de comunicación y su control sobre las instituciones, fácilmente neutralizan cualquier mensaje en su contra y, en última instancia, manipulan los resultados electorales. Así, todavía un importante número de compatriotas está convencido de que la "guerra económica de la derecha" es la culpable de la escasez e inflación.
Desde luego que tampoco es suficiente la protesta en la calle para denunciar los atropellos de la Guardia Nacional, de los grupos paramilitares oficialistas, de jueces y fiscales que violan los derechos de los ciudadanos y en general de las innumerables violaciones a la Constitución. La Constituyente es una vía que necesariamente habrá que transitar después de que salgamos del régimen. Antes corremos el riesgo de que éste la convoque bajo sus propias premisas y, además, reunir las firmas requeridas es posible pero poco probable. Solicitar la renuncia del presidente es un derecho que además puede tener simpatizantes entre muchos rojos decepcionados. La posibilidad de un gobierno de transición es cada vez más viable.
Varias son las rutas para salir de un régimen totalitario, pero es imprescindible que el sector opositor esté unido y que los ciudadanos lo perciban como un equipo serio, capaz de enderezar entuertos. Además, dada la situación de confrontación existente, será necesario deponer posiciones extremas y aceptar que los rojos sensatos, que debe haberlos, formen parte de la solución. No es pecado promover diferentes vías. Pecado es no tener una visión amplia e incluyente.
Como en botica: Este régimen ha cometido innumerables atropellos en contra de quienes defienden el sistema democrático. Uno de ellos es la persecución al doctor Gustavo Tarre Briceño, destacado constitucionalista, cuyo pecado es divulgar las violaciones a nuestra Carta Magna. Canadá es un gran ejemplo de democracia e inclusión. Celebró su día de la independencia con discursos muy cortos de las autoridades, espectáculos culturales y fuegos artificiales. Nada de desfile militar. Ahora el régimen dictatorial acusa a su gobierno de acciones desestabilizadoras. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
Si la vía elegida es la electoral, la cual no puede cerrarse como tampoco ninguna otra vía, es requisito necesario, aunque no suficiente, movilizar al pueblo y que este exprese su descontento a través de protestas. Los dirigentes de la alternativa democrática no pueden limitarse a poner de relieve los errores económicos del gobierno a través de los pocos medios de comunicación que disponen y esperar que la situación económica produzca el cambio en el electorado. Esto sería lo procedente si imperara la democracia, pero en Venezuela la falta de escrúpulos de los rojos, su capacidad para divulgar mentiras a través de sus numerosos medios de comunicación y su control sobre las instituciones, fácilmente neutralizan cualquier mensaje en su contra y, en última instancia, manipulan los resultados electorales. Así, todavía un importante número de compatriotas está convencido de que la "guerra económica de la derecha" es la culpable de la escasez e inflación.
Desde luego que tampoco es suficiente la protesta en la calle para denunciar los atropellos de la Guardia Nacional, de los grupos paramilitares oficialistas, de jueces y fiscales que violan los derechos de los ciudadanos y en general de las innumerables violaciones a la Constitución. La Constituyente es una vía que necesariamente habrá que transitar después de que salgamos del régimen. Antes corremos el riesgo de que éste la convoque bajo sus propias premisas y, además, reunir las firmas requeridas es posible pero poco probable. Solicitar la renuncia del presidente es un derecho que además puede tener simpatizantes entre muchos rojos decepcionados. La posibilidad de un gobierno de transición es cada vez más viable.
Varias son las rutas para salir de un régimen totalitario, pero es imprescindible que el sector opositor esté unido y que los ciudadanos lo perciban como un equipo serio, capaz de enderezar entuertos. Además, dada la situación de confrontación existente, será necesario deponer posiciones extremas y aceptar que los rojos sensatos, que debe haberlos, formen parte de la solución. No es pecado promover diferentes vías. Pecado es no tener una visión amplia e incluyente.
Como en botica: Este régimen ha cometido innumerables atropellos en contra de quienes defienden el sistema democrático. Uno de ellos es la persecución al doctor Gustavo Tarre Briceño, destacado constitucionalista, cuyo pecado es divulgar las violaciones a nuestra Carta Magna. Canadá es un gran ejemplo de democracia e inclusión. Celebró su día de la independencia con discursos muy cortos de las autoridades, espectáculos culturales y fuegos artificiales. Nada de desfile militar. Ahora el régimen dictatorial acusa a su gobierno de acciones desestabilizadoras. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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