GERARDO FERNÁNDEZ| EL UNIVERSAL
viernes 18 de julio de 2014 12:00 AM
Mucho se ha escrito en los últimos días sobre la venta de El Universal. Estamos preocupados por el destino del mismo. La hegemonía comunicacional del Gobierno nos refuerza nuestra preocupación y nos alerta sobre la eventual pérdida de una ventana de democracia que significa este diario.
Todo propietario de un bien tiene el derecho de disponer del mismo con la libertad que brinda la democracia y el Estado de Derecho. El problema es que nuestro país no disfruta plenamente ni de lo uno, ni de lo otro. Por ello, nos preocupamos cuando se vende en estas circunstancias un medio como éste, más cuando hemos tenido malos ejemplos recientes y sabemos de la voracidad que en esta materia tiene el régimen.
Lo primero, en nuestra línea jurídica, es que conforme al Decreto Nº 2.095, del 13 de febrero de 1992, contentivo del Reglamento sobre el Régimen Común de Tratamiento a los Capitales Extranjeros y sobre Marcas, Patentes, Licencias y Regalías, Aprobado por las Decisiones Nos. 291 y 292 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena, en su artículo 26, queda reservado a las empresas nacionales y de la venta de acciones los periódicos en idioma castellano. El país ha sido informado que el comprador de la sociedad mercantil propietaria del periódico es una empresa extranjera. Ello está prohibido.
En otro orden de ideas, es inherente a la democracia y la libertad de expresión e información que tenemos los ciudadanos, los lectores, los periodistas, los trabajadores del diario y los columnistas, que este tipo de operaciones de compra venta, en particular la del diario más antiguo del país, baluarte del periodismo y de la libertad, se concrete con la transparencia comercial y profesional que se merece. No se sabe quién realmente es el dueño del medio, como sí lo sabíamos hasta hace unos días.
Nada más sano para la libertad de expresión e información y la dignidad del periodista y del trabajador del diario, que se sepa a ciencia cierta quién es el propietario del mismo, quién pauta la línea editorial, quién invierte en el medio de comunicación y quién paga los sueldos y salarios. Sencillamente conocer con toda la transparencia del mundo, para quién se trabaja y se colabora en esta importantísima tarea de informar con libertad.
El país necesita mantener la ventana de la libertad que significa El Universal.
Todo propietario de un bien tiene el derecho de disponer del mismo con la libertad que brinda la democracia y el Estado de Derecho. El problema es que nuestro país no disfruta plenamente ni de lo uno, ni de lo otro. Por ello, nos preocupamos cuando se vende en estas circunstancias un medio como éste, más cuando hemos tenido malos ejemplos recientes y sabemos de la voracidad que en esta materia tiene el régimen.
Lo primero, en nuestra línea jurídica, es que conforme al Decreto Nº 2.095, del 13 de febrero de 1992, contentivo del Reglamento sobre el Régimen Común de Tratamiento a los Capitales Extranjeros y sobre Marcas, Patentes, Licencias y Regalías, Aprobado por las Decisiones Nos. 291 y 292 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena, en su artículo 26, queda reservado a las empresas nacionales y de la venta de acciones los periódicos en idioma castellano. El país ha sido informado que el comprador de la sociedad mercantil propietaria del periódico es una empresa extranjera. Ello está prohibido.
En otro orden de ideas, es inherente a la democracia y la libertad de expresión e información que tenemos los ciudadanos, los lectores, los periodistas, los trabajadores del diario y los columnistas, que este tipo de operaciones de compra venta, en particular la del diario más antiguo del país, baluarte del periodismo y de la libertad, se concrete con la transparencia comercial y profesional que se merece. No se sabe quién realmente es el dueño del medio, como sí lo sabíamos hasta hace unos días.
Nada más sano para la libertad de expresión e información y la dignidad del periodista y del trabajador del diario, que se sepa a ciencia cierta quién es el propietario del mismo, quién pauta la línea editorial, quién invierte en el medio de comunicación y quién paga los sueldos y salarios. Sencillamente conocer con toda la transparencia del mundo, para quién se trabaja y se colabora en esta importantísima tarea de informar con libertad.
El país necesita mantener la ventana de la libertad que significa El Universal.
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