Cecilia Ballesteros, Madrid
Juan Manuel
Santos, el presidente de Colombia, uno de los países acusados
por Venezuela de participar en un supuesto complot
contra el Gobierno de Nicolás Maduro, se ha ofrecido este miércoles
como mediador entre las autoridades y la oposición venezolanas para buscar una
salida a la crisis desatada tras la detención hace una semana del alcalde de
Caracas y la muerte a tiros el martes de un adolescente en una manifestación.
“Es lo que queremos. Sería ideal que las dos partes se pusieran de acuerdo para
solucionar esta situación tan difícil”, asegura Santos, cuyo país se encuentra
inmerso en un proceso negociador con la guerrilla de las FARC, auspiciado por
La Habana y Caracas. Lo manifestó en una entrevista concedida a Efe en vísperas
de su visita a España. “Podemos poner nuestro granito de arena, siempre
respetando la autonomía de Venezuela”, ha dicho.
Santos,
casi el único presidente en ejercicio de América Latina que condenó la
detención del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, ha vuelto a mostrar su
“preocupación” por la suerte del regidor, encarcelado en la misma prisión en la
que permanece desde hace un año el líder opositor Leopoldo López. Insiste en el diálogo entre
ambas partes, asegurando que una troika formada por los ministros de Exteriores
de Perú, Colombia y Brasil está lista para actuar si se lo piden. “El futuro es
solo si ambas partes se sientan a dialogar, de otra forma va a ser muy
difícil”, apunta.
“En medio
del clamoroso silencio de muchos Gobiernos y el despistede Unasur,
me parece una medida loable. Al menos Santos se moja, cosa que otros no hacen”,
asegura Carlos Malamud, analista para América Latina del Real Instituto
Elcano, de Madrid. “Otra cosa muy distinta es que se pueda avanzar en el
diálogo. No se puede en las actuales circunstancias y en el clima belicista
instaurado por el Gobierno de Maduro”.
La voz de
Santos se une a la del presidente uruguayo José Mujica,quien dejará el cargo el domingo,
y que teme un "golpe militar de izquierdas en Venezuela. Con eso la
defensa democrática se va al carajo”, señaló Mujica, en una entrevista
publicada el miércoles con el diario uruguayo El País.
Según Mujica, que preside temporalmenteUnasur (Unión de Naciones Suramericanas), en la
oposición venezolana habría dos sectores: “El de Henrique Capriles y los que
quieren un golpe de Estado” y alertó a no salirse de la vía institucional.
“Ahora que intentábamos arreglar el incendio de Colombia, tenemos el incendio
de Venezuela”.
América
Latina parece dividida sobre Maduro, como ocurrió con Hugo Chávez, aunque va
decantándose por buscar una salida tras el silencio de los primeros días.
Bolivia, Cuba y Argentina, aliados de Caracas, han tomado partido por la teoría
conspiratoria contra el régimen, rechazada por Washington y en la que además de
Estados Unidos y Colombia estaría España, mientras Brasil y México han optado
por la tibia condena. El primero, con la cancillería brasileña sumándose al
comunicado de la CELAC en el que expresaba su preocupación y su solidaridad con
Venezuela e instaba al diálogo entre ambas partes, aunque la presidenta Dilma Rousseff calificó la violencia
reciente como “asuntos internos”. El segundo, en la misma línea, según los
analistas, es México. Solo hoy condenó los hechos, tras conocerse la muerte del
estudiante. “La situación es lamentable”, aseguró el secretario de Relaciones
Exteriores, José Antonio Meade, quien también instó al diálogo. “Muchos
Gobiernos temen criticar a Maduro porque ellos mismos vulneran los derechos
humanos y el imperio de la ley”, dice Michael Shifter, presidente del think
tankDiálogo
Interamericano, de Washington. “Atraviesan períodos difíciles y
están centrados en sus agendas. Incluso las críticas tibias han recibido
respuestas muy agresivas”.
En el
mismo sentido, se manifiesta Laura Tedesco, de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE). "Maduro tiene
apoyo regional no por sus acciones ni por sus logros sino porque ha sido puesto
en la presidencia por Chavez. Todos han aceptado a Maduro pero ahora aquella
decisión de Chavez queda muy lejos y nos enfrentamos diariamente con la
creciente irracionalidad de Maduro. Sus embates a una democracia ya demasiado
debilitada no pueden ser defendidos por sus socios latinoamericanos. Quizás por
eso es mejor refugiarse en el silencio. ¿Pueden los presidentes democráticos de
América Latina defender que un alcalde sea preso sin arriesgar criticas
domesticas? ¿Se puede defender la muerte de un manifestante de 14 años? Frente
a la complejidad de la situación, los tradicionales socios del chavismo
prefieren el silencio. Lamentablemente esto demuestra que la región todavía
tiene mucho que hacer para defender a la democracia".
Mientras,
el Parlamento Europeo celebró el miércoles un debate sobre Venezuela en el que
la mayoría de los grupos pidieron la liberación de Ledezma y el cese de la
represión, excepto Izquierda Unida y Podemos. El secretario general de la ONU,
Ban Ki Moon, expresó ayer también su preocupación.
Vía
El País. España
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