Thursday, February 26, 2015

La represión en Venezuela y el boicot a las Américas

En: http://prodavinci.com/blogs/la-represion-en-venezuela-y-el-boicot-a-las-americas-por-rafael-rojas/

Rafael Rojas

Durante el último año, el gobierno de Nicolás Maduro ha emprendido una represión a la oposición venezolana, que no tiene antecedentes en la historia contemporánea de ese país suramericano. Ni siquiera en los momentos más intransigentes de Hugo Chávez, se llegó al punto de encarcelar, sin respeto por las mínimas garantías de un Estado de derecho, a líderes civiles como Leopoldo López, recluido desde hace un año en una prisión militar, o al alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, quien lleva preso dos días sin debido proceso. Otra líder opositora, la legisladora María Corina Machado, aunque libre, está pendiente de una causa judicial por “traición a la patria”.

El pasado jueves 19 de febrero, en una alocución trasmitida por cadena nacional, Maduro acusó a esos tres líderes, ya acusados hace un año de implicación en un golpe de Estado a través de manifestaciones populares, de intentar una nueva remoción violenta del gobierno. No importa que uno de ellos esté preso y otra imputada: los tres volvían a conspirar para producir un derrocamiento cívico-militar, con apoyo de Estados Unidos. Hasta ahora, la única prueba presentada es un documento titulado Acuerdo Nacional para la Transición, en el que estos políticos insisten, entre otras cosas, en respetar los “cauces de la paz y la constitucionalidad”.

Es difícil descifrar la racionalidad de Maduro, pero hay que intentarlo. Una hipótesis sería que desde hace un año, llegó a la conclusión de que en las condiciones de crisis social y económica que vive Venezuela, como consecuencia de su ineficiente gestión, de la violencia, la corrupción y la caída de los precios del petróleo, no era posible gobernar con los propios métodos chavistas: tolerancia de la oposición, movilización carismática de la ciudadanía, mecanismos de democracia directa. En medio de una crisis como ésta, tal vez Chávez habría convocado a un plebiscito y lo habría ganado. Maduro, en cambio, se sabe perdedor de antemano.

Ante la imposibilidad de sobrellevar la crisis a la manera chavista, por falta de popularidad, carisma y destreza política, los gobernantes venezolanos habrían decidido echar mano del mismo expediente represivo, que ha practicado durante más de medio siglo el régimen cubano, el cual, a diferencia del venezolano, no es constitucionalmente una democracia. El único país de América Latina donde no hace mucho, en la primavera de 2003, se produjo una razia de opositores pacíficos, acusados de lo mismo (agentes de una potencia extranjera, traición a la patria, destrucción violenta del régimen), es Cuba.

De la conexión con La Habana se deriva una segunda hipótesis. Antes de anunciar el arresto de Ledezma, Maduro informó que acababa de viajar a Cuba, donde se reunió con Fidel y Raúl Castro. El gobernante venezolano insinuaba que su deriva represiva había sido bendecida por los líderes de la Isla, lo cual puede confirmarse revisando los medios impresos y electrónicos cubanos en los dos últimos días. De manera que la represión en Caracas y su respaldo desde La Habana es, también, un mensaje y un reto a los gobiernos de las Américas, en medio de la normalización diplomática entre Estados Unidos y Cuba y la próxima Cumbre de Panamá.

La represión en Venezuela, avalada por La Habana, aunque no sea públicamente denunciada, provoca rechazo entre los gobiernos de América Latina y el Caribe. De continuar en los próximos meses, difícilmente pasará inadvertida en la reunión continental de Panamá, donde probablemente los gobiernos de la región se dividan ante el caso. Los líderes venezolanos y cubanos estarían boicoteando, a través de la represión en Caracas, el buen clima hemisférico que propicia la nueva política hacia Cuba, emprendida por el presidente Barack Obama.
 
Rafael Rojas Rafael Rojas es autor de más de quince libros sobre historia intelectual y política de América Latina, México y Cuba. Recibió el Premio Matías Romero por su libro "Cuba Mexicana. Historia de una Anexión Imposible" (2001) y el Anagrama de Ensayo por "Tumbas sin sosiego. Revolución, disidencia y exilio del intelectual cubano" (2006) y el Isabel de Polanco por "Las repúblicas de aire. Utopía y desencanto en la Revolución de Hispanoamérica" (2009).

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