Saturday, February 28, 2015

Irrompible

En: Recibido por email

Américo Martín

1

"Se doblan, no se parten" dícese de las espadas toledanas. El adagio, si es que lo fuera, le viene al pelo a las dos T del cuento, Teodoro y Tal Cual. Pudieron doblar el acero mediante los instrumentos más deshonestos y violentos, pero destruirlo, ni en sueños. T y T siguen en su puesto disparando misiles fundados en la razón y en la ley. La incidencia diaria se mantendrá en la red, y la permanencia física la seguiremos aprovechando cada fin de semana. Un semanario-diario que, combinando ingenio y valor, pondrá a prueba a Diosdados y Maduros.

Si no puedes romper una trinchera tan insobornable nada te queda, lo pierdes todo. Y efectivamente aquí está de nuevo la espada bruñida por Teodoro: una parcial concesión, sí, pero para seguir con más brío en la lucha, cuando tan necesario es mantenerla. Habrá T party para todos.


2

El drama venezolano tiene dos aspectos, uno sombrío y otro luminoso. El gobierno no tiene ya recursos para contra-argumentar. En la época de la revolución informática-comunicacional las autocracias silenciosas casi no existen y probablemente no puedan sobrevivir. Los dictadores clásicos no argumentaban, no rendían cuentas. En los tiempos de la Guerra Fría el mundo bipolar dictaba su ley. Al desplomarse el Muro y arrastrar en su caída a la tercera parte del planeta, que se asumía "socialismo realmente existente", el Derecho Internacional Humanitario y las consecuentes ONG,s para la defensa de los derechos humanos obligaron a los autócratas a legitimarse constantemente, aun cuando tuvieran que valerse de las más desvergonzadas prácticas ventajistas, saqueo de los caudales públicos y represión selectiva.

El problema es que resulta difícil disfrazar el fracaso de éxito en un mundo globalizado. Si Fidel Castro, en un instante de profundo desconsuelo, escandalizó al planeta al declararle a dos periodistas norteamericanos de la revista Atlantic que el modelo cubano no le servía ni a los cubanos, Maduro no ha necesitado decir algo similar porque no hay nadie que no conozca las dimensiones del naufragio en todos las áreas de su hacer gubernamental. Y adicionalmente no se asombre que pese a tres lustros de mercado superalcista de petróleo, el modelo venezolano sea culpable del enorme desastre mostrado por las cifras fundamentales.

La parte oscura de la cuestión reside en que el gobierno, lejos de buscar consensos como se lo reclaman los amigos que conserva en el planeta, no tiene soberanía para transitar esa vía, arriesgada como todas, pero más racional que la escogida por él. Apercibido del refrán victoriano a tenor del cual el mal paso debe darse rápido, se metió en una espiral sobrecogedora de violencia que, sin resolver nada, ha agravado todo. El asesinato del adolescente Kiuiberth Roa, víctima de la vesania policial, fue descubierto por las redes sociales.

Entregaron éstas al universo fotos y testimonios escalofriantes, que obligaron al gobierno a admitir la responsabilidad del policía "arma-de-fuego-en- mano" evidentemente autorizado por la siniestra Resolución del general Padrino López.

·¡Es un hecho aislado! clamó el gobernador Vielma Mora ·¡Ah caramba señor, solo en esta semana han asesinado a cinco estudiantes y desde el 12 de febrero, casi cincuenta! · Sume a esa tétrica lista el asalto a Ledezma, las amenazas guerreras contra el nuevo golpe inventado por la enfermiza imaginación oficialista, y demás cuitas torvas de los agentes del poder, malamente protegidos por la docilidad parlamentaria, la judicial y los graznidos de los plumarios que tapan troneras morales y tergiversan hechos.


3

Veamos el ángulo luminoso de la crisis venezolana. Digo "luminoso", no alegre, porque no puede haber alegría en esta hecatombe humana y este carnaval de infundios contra quien se atreva a disentir.

En respuesta inesperada, la disidencia está avanzando por el cauce unitario. La represión encanallada ha despejado la imaginación de una oposición que parecía extraviada y ahora fortalece aceleradamente su musculatura.

Sin que las situaciones sean homologables, recuerdo lo que Rómulo Betancourt le dijo a un muchacho de 19 años que venía de la resistencia. El muchacho era yo mismo. Con el atrevimiento de la juventud envanecida por la victoriosa lucha contra la dictadura, le pregunto: - "Compañero" , no "don Rómulo", simplemente "compañero": ¿cómo fue que después de enfrentarse tan fuertemente entre sí, las corrientes democráticas lograron una unidad perfecta, que mandó la dictadura a paseo? - Compañero, me respondió para complacer mi vanidad: la causa tiene nombre y apellido: Marcos Pérez Jiménez Betancourt, Villalba y Caldera querían ardiente y legítimamente la presidencia.

La competencia sería entre ellos. Pero la experiencia les enseñó que si no salían de la autocracia militar ninguno lo sería.

Hoy el asunto es más complejo. La alternativa democrática va por la vía electoral y constitucional, los nuevos líderes quieren la presidencia y muy bien que la quieran, pero en lugar de esperar a conquistar una democracia de competencias protegidas por el estado de derecho, parecieron poner la carreta delante de los bueyes: competencia entre ellos antes que unidad democrática, en lugar de unidad democrática antes que competencia entre ellos.

El oficialismo trabajó ese flanco, Alentó rivalidades, encloacó comunicaciones con falsos rumores y fomentó la abstención. Pero a contrapelo la represión facilitó la unidad. La carta de Ledezma, las declaraciones de Machado y Borges y las sólidas palabras unitarias de Ramos Allup descubren cuánto se ha avanzado en tan breve tiempo Las primarias están sobre el tapete, el deterioro del gobierno y la proliferación mundial de la audiencia democrática iluminan el horizonte, no de los "perros" del verso de Lorca, sino de votos en marcha imparable hacia la democracia. 

Vía Tal Cual

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