Trino Márquez
26 Febrero, 2015
Contra Antonio Ledezma se perpetró un secuestro. Terrorismo de Estado puro y descarnado. El Sebin tuó con brutalidad. Fue una operación que exaltó la violencia tras la búsqueda de varios objetivos.
Ningún dirigente opositor -sea de la línea dura, blanda o intermedia- estará a salvo porque Nicolás Maduro exige incondicionalidad total. El gobierno admite a la oposición lo mismo que un enfermo acepta tomarse un remedio: con desagrado. La oposición no forma parte de la ecuación que hace de la democracia el sistema político en el cual los adversarios compiten por el favor popular en los procesos electorales y en la lucha cotidiana. La oposición es un polo que hay que derretir. El deseo de destruir no se reduce a la élite política, a su liderazgo, se extiende a toda la sociedad. Cualquier ciudadano que proteste puede ser víctima de la violencia del régimen. Si al Alcalde Metropolitano, la autoridad civil más votada del país después del Presidente de la República, lo trataron como si fuese un delincuente, qué puede esperar una persona normal que esté en desacuerdo con las políticas oficiales. Al joven Kluiverth Roa, quien atendía a un estudiante herido, le aplicaron la receta
El gobierno –señalan todas las encuestas, incluidas las que trabajan para el oficialismo- ha perdido el apoyo popular, pero no su capacidad de fuego y de atemorizar. Fidel y Raúl Castro llevan 56 años equivocándose y, probablemente, carezcan de apoyo popular masivo. Esta circunstancia no les ha impedido eternizarse en el poder. El pupilo venezolano aprendió la lección. Es preferible ser temido que ser amado. El atropello a Ledezma, las amenazas a María Corina y a Julio Borges, forman parte de esta doctrina.
Al desvarío del golpe de Estado con el Tucán había que darle algún sostén para que el primer mandatario no quedara como un orate que además de pajaritos ve tucanes artillados. Había que impedir la banalización de la teoría del golpe. La víctima propiciatoria ideal era Antonio Ledezma, un líder incómodo, un guerrero que ha derrotado con votos a los candidatos rojos que lo han enfrentado y ha sobrevivido en la Alcaldía Metropolitana a pesar de la guerra sin cuartel que el oficialismo le declaró desde su triunfo frente a Aristóbulo Istúriz. El gobierno lo despojó de la mayor parte de sus competencias, incluidas las financieras. Jorge Rodríguez nunca le ha trasferido la cuota que le corresponde. Ni aun así lograron doblegarlo.
No se requieren excusas muy sofisticadas para cometer abusos. Maduro quiere demostrar que puede arrollar. El pretexto para secuestrar al alcalde Metropolitano fue baladí: haber suscrito el Acuerdo Nacional para la Transición, documento propositivo que señala una ruta democrática, pacífica y constitucional para resolver la grave crisis nacional. Maduro, en un alarde de impudicia propio de quien se cree invulnerable, consideró que el documento era la señal para que se activara el golpe. ¿Quién lo entiende? ¿No acusa a la oposición de limitarse a la crítica hostil sin sugerir ninguna alternativa de cambio? En ese texto se indica un camino a seguir. La intención era pisotear echando mano de cualquier dislate.
Maduro actúa con arbitrariedad y cuenta con el apoyo de todo el Estado. Es guapo y apoyado. El secuestro y posterior traslado a Ramo Verde fue avalado por las instituciones que el chavismo creó. La Fiscal General fue el órgano utilizado para acusar a Ledezma. El Defensor del Pueblo se ha limitado a decir que en el procedimiento se respetaron los derechos del Alcalde y que este se encuentra en perfectas condiciones físicas. La mayoría oficialista de la Asamblea Nacional se negó a considerar la detención del burgomaestre. Las FAN, sin mencionar directamente a Ledezma, han ratificado en varias ocasiones el apoyo a su Comandante en Jefe, Nicolás Maduro. El TSJ todavía no se ha enterado de que el allanamiento de las oficinas privadas de Antonio Ledezma se efectuó sin orden de allanamiento, ni de captura, tampoco ha visto el video donde se evidencia el trato humillante que recibió la autoridad local. Falta solo el CNE, pero pronto anunciará la fecha para elegir el nuevo Alcalde Metropolitano.
Hay que desestimular la participación de los electores de la oposición en los comicios legislativos. La desazón y desesperanza generadas por la bestialidad benefician al gobierno. Lo mismo ocurre cuando el país, en vez de discutir sobre la escasez y la inflación, se dedica a hablar de los gamberros que mandan.
La buena noticia es que Ledezma cuenta con el apoyo de millones de personas que lo respetan y admiran en Venezuela y el mundo. La reacción nacional e internacional ante el abuso del que fue víctima lo demuestra.
@trinomarquezc
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