Victor Salmerón
1. “Un ensayo”. El 10
de febrero de 2015 el Gobierno anunció un sistema para asignar las
divisas a los distintos sectores de la economía, pero la descripción de
cada mecanismo no vino acompañada de una serie de precisiones clave y,
por tanto, las empresas desconocen a qué precio y cuántos dólares podrán
comprar este año.
El rompecabezas consta de tres piezas:
las divisas a 6,30 bolívares, los dólares del Sicad que se asignarán por
subastas que comenzarán con una tasa de 12 bolívares y el Sistema
Marginal de Divisas (Simadi) donde en teoría el billete verde fluctúa
libremente de acuerdo con la oferta y la demanda. El Presidente de la
República, Nicolás Maduro, afirmó el mismo 10 de febrero que:
“La circulación de
divisas para el funcionamiento económico y social del país es un
mercado, cuando tú lo englobas el 100 por ciento ¿verdad? El 70 lo cubre
el 6,30, el otro 20, 25 por ciento lo cubre el Sicad, y entonces este
3, 5 por ciento que es lo que va quedando, lo va a cubrir este sistema
que es un ensayo”.
Pero aún las empresas desconocen cuáles
sectores obtendrán divisas a los distintos tipos de cambio. Tampoco se
sabe el monto del presupuesto de dólares que va a ser administrado este
año. De hecho, desde el 26 de octubre de 2014 no se convocan subastas
del Sicad y la asignación de divisas a 6,30 bolívares marcha a cámara
lenta.
2. Deudas pendientes.
Otra incógnita es cuál será el tratamiento para la deuda que tiene el
Gobierno con el sector privado. Las compañías venezolanas, que día a día
se desenvuelven entre una madeja de controles, obtuvieron lo que se
conoce como Autorización de Adquisición de Divisas (AAD) y, con este
aval, compraron materia prima u otro tipo de requerimientos a
proveedores en el exterior. Una vez la mercancía ingresó al país, la
Comisión de Administración de Divisas (CADIVI), el organismo que hasta
mediados del año pasado administró la asignación de dólares, tenía que
aprobar la entrega de los billetes verdes emitiendo la Autorización de
Liquidación de Divisas (ALD), algo que en casos relevantes no ocurrió.
El resultado es una deuda con compañías
del exterior y casas matrices que, de acuerdo con voceros del sector
privado, se ubica entre 9 mil y 10 mil millones de dólares.
El 11 de febrero, el presidente del
Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, concedió una entrevista a
Venevisión y el presidente de Fedecámaras, Jorge Roig, tuvo la
oportunidad de preguntar sobre la deuda con el sector privado y la falta
de definición sobre los tipos de cambio para cada sector. Merentes
aseguró que:
“El Convenio
Cambiario va a hacer explícito dónde queda cada sector. […] El gobierno
ha reconocido la deuda que tiene el sector privado con sus proveedores.
Inclusive nosotros nos estamos reuniendo con los sectores privados y nos
estamos poniendo de acuerdo para los flujos financieros de que ellos
puedan pagar sus acreencias y nosotros ir limpiando progresivamente
esto”
Sin embargo, el Convenio Cambiario 33 no
trajo la precisión que prometió Nelson Merentes y tampoco ha habido
pasos en firme para solucionar el tema de la deuda.
En una economía como la venezolana,
donde más de dos tercios de los insumos y materias primas que utilizan
las empresas provienen del exterior (y que además depende en gran medida
de la importación de una larga lista de productos terminados), la
incertidumbre cambiaria se traduce en caída de la producción, mínima
inversión y escasez.
3. El reajuste. Si
bien el discurso del presidente Nicolás Maduro se ha centrado en
asegurar que todas las divisas para cubrir las importaciones
prioritarias, de alimentos y de salud, serán asignadas a 6,30 bolívares,
el Gobierno emite señales de que este tipo de cambio quedará reservado
para una lista muy reducida de productos.
El Vicepresidente de Seguridad y
Soberanía Alimentaria, Carlos Osorio, sostuvo una reunión en Miraflores
con representantes de las empresas del sector de alimentos. Empresarios
que asistieron al encuentro afirman que se les informó que las divisas a
6,30 bolívares se destinarán únicamente a la importación de 15
alimentos básicos y a los insumos requeridos para su producción en el
país.
Entre los productos figuran café, arroz,
pollo, harina, azúcar, leche, carne, soya, aceite y pollo. El
economista Ricardo Villasmil, considera que “esto es lógico: el Gobierno
intentará que la escasez y la inflación golpeen en menor medida a los
alimentos que son esenciales para su base electoral”.
4. Simadi regulado. Para
acabar con la incidencia del dólar paralelo, que marca los precios de
una amplia gama de productos y servicios, el Gobierno creó el Simadi y
afirmó que funcionará como un mercado libre, sujeto a la oferta y la
demanda. De esta manera, no tendría sentido ir a un mecanismo opaco
(como el mercado paralelo) donde el precio del dólar se fija de acuerdo a
operaciones de frontera y con base a un número muy pequeño de
transacciones.
No obstante, tras una semana de
funcionamiento todo apunta a que el Simadi será un sistema regulado y,
por ende, seguirá existiendo una oferta insatisfecha que mantendrá con
vida al mercado paralelo.
El diseño del Gobierno indica que en el
Simadi las personas y las empresas pueden comprar divisas en las
entidades financieras desde un mínimo de tres mil dólares, pero señala
en el Artículo 4 del Convenio cambiario 33 que lo bancos sólo están
autorizados a realizar operaciones con sus propios clientes:
“Las órdenes de
compra y venta de divisas […] sólo podrán ser realizadas y cruzadas
entre clientes de la misma institución que opera la mesa ante la cual se
presenta la oferta y demanda de moneda extranjera”
La consecuencia es que los bancos sólo
pueden vender los dólares que sus propios clientes coloquen para la
venta, algo que limita al mercado y crea un mecanismo poco transparente
para la creación del precio de las divisas.
Otro factor a tomar en cuenta es que el
Banco Central de Venezuela está controlando el precio al que se pacta
cada transacción e invalida a las que considera que tienen tipos de
cambio muy elevados. El resultado es que un número creciente de personas
acuden al mercado paralelo para vender sus dólares al precio que
consideran adecuado.
Al momento de iniciar operaciones el
tipo de cambio del Simadi se ubicó al mismo nivel del paralelo, pero al
cierre de esta semana ya hay una brecha de 22%.
5. Poca oferta. En un
reporte enviado a sus clientes, Ecoanalítica señala que el Gobierno
podría disponer de unos 7 mil millones de dólares en total para
alimentar al Simadi durante 2015. La firma indica que PDVSA contempla
ofertar 2 mil millones, empresas petroleras y asociados otros 1 mil 500
millones, y a eso se añadirían mil millones provenientes de fondos
extrapresupuestarios como el Fonden y un lote de bonos en divisas
emitidos por la República.
Si el Gobierno inyecta esta oferta de
dólares de manera continua, el Simadi podría llegar a ofrecer entre 5 y 7
millones diarios, algo que minimizaría el impacto del mercado paralelo
en la economía. Pero, por ahora, no ha habido pasos firmes en este
sentido: el BCV sólo ha inyectado oferta por 4 millones 214 mil dólares y
exclusivamente para las operaciones de menudeo, donde las personas
naturales sólo pueden adquirir un máximo de 300 dólares diarios.
Ricardo Villasmil señala que “la caída
de los precios del petróleo se traduce en un descenso muy importante de
los dólares disponibles. Sólo un selecto grupo de importadores recibirán
divisas a 6,30 bolívares y en el Sicad y el Simadi habrán
restricciones. Podemos proyectar que las importaciones caerán 50% este
año. La devaluación no genera dólares, sólo bolívares, y tampoco
producirá divisas el probable aumento de la gasolina”.
Aunque en la práctica las empresas
sienten una severa caída en la asignación de divisas, Nicolás Maduro
mantiene el discurso de que no hay razones para sobresaltos. El pasado
11 de febrero afirmó:
“Tenga usted la
seguridad, ama de casa, trabajador, trabajadora, profesional,
empresario, estudiante, estamos consiguiendo, estoy consiguiendo los
recursos en divisas, con diversas fórmulas, aplicando diversas opciones y
tengan la seguridad, voy a conseguirlos completo para dos años, 2015,
2016 y para más pues, estoy hablando de estos primeros dos años donde se
vaticinan precios petroleros bajos”.
En Venezuela 96 de cada 100 dólares que
ingresan provienen del petróleo. Y en lo que va de año el precio
promedio de los barriles que exporta PDVSA se ubica en 41,94 dólares,
cifra que se traduce en un desplome de 58% con respecto a junio de 2014.
Villasmil indica que si el precio promedio de la cesta petrolera
venezolana se ubica en 45 dólares este año, al considerar los gastos y
los ingresos de divisas, habría un déficit de 46 mil millones de dólares
que necesariamente obliga a un severo ajuste.
No comments:
Post a Comment