Nunca el Gobierno venezolano había sufrido tanta presión
internacional como en estos momentos. La condena generalizada de las última
acciones policiales, con la muerte entre otros de un niño de
14 años, ha puesto en una situación aún más delicada a Nicolás Maduro,
que a lo largo de esta semana ha intentado no echar más gasolina al fuego.
Al tiempo que se multiplican las protestas verbales por la violencia
policial y la falta de libertades en Venezuela, Estados Unidos ha
pasado ya a la acción. Así, la Oficina de Control de Bienes Extranjeros
(OFAC), del Departamento del Tesoro, ha comenzado el proceso para congelar
los bienes que tengan en EE.UU. losdirigentes, funcionarios y
empresarios chavistas implicados tanto en acciones represivas
como en corrupción, una parte importante de la cual está vinculada al tráfico de droga. Según fuentes conocedoras de la
iniciativa, la lista de sancionados sería incluso más larga que la avanzada en
su día por el Congreso y podría alcanzar a unas cien personas.
«Estamos perplejos y preocupados por lo que está ocurriendo»
Estos pasos los ha tomado EE.UU.
en paralelo a la condena expresada por el secretario de Estado
norteamericano, John Kerry, durante su comparecencia esta semana
ante el Senado.«Estamos perplejos y preocupados por lo que está ocurriendo en
Venezuela», afirmó, tras lo que llamó a Maduro a «liberar a los
prisioneros políticos, incluidos docenas de estudiantes». Kerry mostró
impaciencia con un Gobierno quecarga la culpa
de todos los problemas a agentes externos. «Falsean nociones de golpes que no existen y siguen un guión muy viejo, lo
que es lamentable», afirmó.
A diferencia de los grandes protestas de hace un año, que acabaron con43
muertos, esta vez la represión no está siendo «tapada» por otros
acontecimientos aún más graves, como ocurrió a principios de 2014 con la
revuelta en Kiev, la capital de Ucrania, que se saldó con un
centenar de víctimas mortales.
El 19 de febrero, miembros del servicio de inteligencia venezolano
detuvieron al alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, perteneciente a un partido de la oposición.
Después se sucedieron protestas rememorando las marchas de hacía un año. En
solo una semana cayeron por disparos de la Policía seis jóvenes.
Uno de ellos era Kluiberth Roa, de 14 años, muerto en la ciudad de
San Cristóbal.
«Presidente, no tiene
por qué decir tantas idioteces»
Erick Roa, padre de Kluiberth, criticó a Maduro por la versión
gubernamental ofrecida sobre la muerte de su hijo. «Presidente, no tiene por
qué decir tantas idioteces, porque son idioteces lo que ha dicho, yo
quiero que digan la verdad, porque no es solamente el policía que está
preso, el niño como lo llamo yo, porque es otro niño de apenas 23 años; había
un comandante que lo comanda a él, está el motorizado que andaba con él, hay
mucha más gente detrás de esto», declaró, informa el medio venezolano «La
Nación». Aunque en términos comedidos, notable ha sido la condena expresada por
el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos,
cuyos pronunciamientos
sobre el vecino país le resultan inevitablemente delicados. No menos notoria ha sido la
toma de posición del secretario general de la Organización de Estados
Americanos (OEA), José Miguel Insulza, político generalmente
apaciguador.
«El futuro se puede construir solo si ambas partes se sientan a
dialogar. De otra forma, va a ser muy difícil encontrar salida a los
problemas que se están viviendo en Venezuela», dijo el presidente colombiano.
Santos protestó por la detención del alcalde metropolitano de Caracas y ofreció
la mediación de la troika de Unasur, compuesta por los cancilleres
de Brasil, Ecuador y Colombia. El mandatario, de
todos modos, atemperó su actitud con un agradecimiento a Caracas por su ayuda
en las negociaciones que Bogotá mantiene con la guerrilla de las FARC.
Condena
de la violencia
Por su parte, el secretario general de la OEA, a punto de dejar el cargo
y ya con menos necesidad de acomodo, pidió al Gobierno de Maduro que dialogue
con la oposición. Insulza condenó la violencia «venga de donde venga» e
instó a «crear las condiciones para generar un espacio democrático en que ese
diálogo inclusivo sea posible». Sus declaraciones no han gustado nada a Maduro.
Entre las reacciones internacionales también destaca la del secretario
general de Naciones Unidas. De acuerdo con un comunicado emitido por su
oficina, Ban Ki-moon «expresó su preocupación por nuevos informes
de violencia y la pérdida de vidas en Venezuela». El alto funcionario «ha
tomado nota de la voluntad del Gobierno para llevar a cabo una investigación
completa».
Organizaciones mundiales como Amnistía Internacional y
Human Rights Watch (HRW) también se han pronunciado. «Venezuela debería liberar
a las personas que fueron detenidas arbitrariamente y llevar ante la Justicia a
los responsables de los abusos cometidos en contra de manifestantes»,
afirmó José Miguel Vivanco, director ejecutivo para las Américas
de Human Rights Watch (HRW). Vivanco apeló a la Unión
de Naciones Suramericanas (Unasur) a confrontar la actitud del Gobierno de
Maduro. Y lamentó que solo Colombia y Chile se hayan pronunciado contra los
últimos acontecimientos.
La prensa
internacional también ha sido contundente. De gran peso son los editoriales
publicados por «The New York Times» y por «The Wall
Street Journal», diarios que no suelen prestar gran atención a
Iberoamérica. «Ya es hora de que Estados Unidos y sus aliados comiencen a
llamar por su nombre a la tiranía que hay en Venezuela», según el WSJ.
Vía ABC. España
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