Asdrubal Oliveros y Cristina Parilli
En octubre del año pasado escribimos el artículo “¿Es sostenible la baja del dólar paralelo?”. Y en días recientes hemos notado cómo el tipo de cambio no oficial ha retrocedido en su cotización, tal como ocurrió en aquel momento. Durante la última semana, el llamado dólar paralelo se ha apreciado 5,1%. Sin embargo, en lo que va de año, alcanza una depreciación de 16,7% que contrasta con un nivel de depreciación más alto para el mismo periodo del año pasado, cuando se ubicó en 49,5%.
El retroceso en el tipo de cambio paralelo ha dado pie a toda clase de especulaciones, pero la pregunta principal se centra en saber si este fenómeno es sostenible en el tiempo.
Lo primero que debemos tener en cuenta al hablar del tipo de cambio paralelo es que en él se unen tres fuerzas: el elemento fronterizo, los desequilibrios estructurales de la economía venezolana y la gran opacidad con la que opera. Es por esto que decimos que el dólar paralelo representa a un mercado donde la alta volatilidad es un factor central.
A su vez, al ser operado por pocos actores, el mercado paralelo es altamente sensible a cambios ligeros en la oferta y demanda de divisas, por lo que un aumento o una disminución de estos elementos pueden provocar mayores variaciones en los precios que en un mercado que opere sin restricciones.
Si queremos entender qué está pasando (y qué va a pasar) con el paralelo, es clave evaluar si (más allá de estos factores coyunturales que hemos mencionado) han ocurrido cambios en los elementos estructurales que impliquen un punto de inflexión en la cotización del tipo de cambio paralelo.
En nuestra opinión no es así, pero el Gobierno sí ha implementado un mecanismo bajo cuerda, tal como está pasando con la restricción en los niveles de liquidez actuales, y aunque consideramos que esto no será sostenible en el tiempo, sin embago, eso es lo que le ha permitido estabilizar en cierto modo el mercado paralelo.
Entre los motivos principales para pensar que el paralelo no se estabilizará pronto, en primer lugar tenemos que el déficit fiscal del sector público restringido se mantiene. Estimamos que este déficit se ubique en 17,6 puntos de PIB para 2016. Y no puede pensarse en una reducción de la brecha entre la tasa de cambio oficial y paralela en un contexto de indisciplina fiscal como el que vive Venezuela.
Por otro lado, es importante tomar en cuenta la evolución del Dicom. Desde su nacimiento, este tipo de cambio se ha depreciado 57,5%. Hasta el 27 de mayo, esta depreciación representa una pérdida de valor de la moneda de 1,6% diario. En términos de variación, el precio del Dicom ha crecido 135,4%. No obstante, hemos notado cómo la mayoría de las liquidaciones de divisas en el mes de abril aún se siguen haciendo vía la tasa oficial más baja, en este caso la Dipro, que se mantiene estática en Bs. 10,0/US$.
El aumento en la depreciación de la tasa Dicom puede ser una buena señal, lo cual es uno de los factores de estabilización temporal del paralelo. Sin embargo, los niveles de liquidación aún se mantienen bajos y sin signos de aumentar. La clave, con respecto al futuro, es si el Ejecutivo va a permitir que el Dicom se deprecie hasta alcanzar el tipo de cambio paralelo y se flexibilice el esquema de entrega de divisas.
Otro elemento importante a resaltar es la restricción de liquidez actual que existe en nuestra economía: en marzo, al comparar con cifras del año pasado, se ha reducido 33,4% en términos reales. Por lo tanto, la capacidad de liquidez de la banca se encuentra limitada y esto influye directamente en la disponibilidad de efectivo en la economía a través de la caída en la capacidad de generación de crédito, conteniendo así una parte de la demanda de divisas en el mercado paralelo.
El factor de las expectativas también pesa. Los agentes económicos tienen una credibilidad muy baja sobre la gestión económica del Gobierno, además del nivel de incertidumbre frente a lo que será el escenario político y social en 2016-2017. Esto lleva a las empresas y particulares a intensificar la cobertura, donde la adquisición de divisas es el factor clave. Nosotros recomendamos, bajo estas circunstancias, mantener una posición larga en dólares y corta en bolívares; es decir, mantener inversiones y ahorros de largo plazo en dólares, y gastos de corto plazo en bolívares. Sin embargo, es recomendable mantener operaciones de cobertura activas.
De cara a las próximas semanas, se debe tener en cuenta un factor clave: la presencia de un entorno económico adverso, y la posible activación de un referendo revocatorio, lo que incluye altos niveles de movilización y confrontación social. Este aumento de tensión política y conflictividad pueden empeorar aún más las expectativas y producir que tanto las personas como las empresas se avoquen a un cambio de divisas acelerado.
Mientras el Ejecutivo no de señales de revertir la indisciplina fiscal, se socavará la confianza en la moneda y mantendrán elevadas las expectativas inflacionarias. Por eso nuestro estimado de inflación para el cierre de 2016 es de 319,3%, mientras que la variación interanual de nuestro indicador de inflación subyacente en abril superó el 700,0%. Y en este contexto es indispensable tener en cuenta que la presión sobre el mercado paralelo no va a desaparecer.
En el lado externo, con un barril promedio de US$30,9 para este 2016, el déficit de caja en divisas se ubica en US$ 26.980 millones. La respuesta del Gobierno ante esta situación ha sido anunciar un importante recorte de importaciones, hasta llegar a US$20.000 millones, lo que se traducirá en aún más escasez.
El Ejecutivo sólo está atendiendo los sectores prioritarios: alimentos, medicinas y cuidado personal, los cuales también experimentarán un recorte de divisas. De modo que la escasez de dólares se mantiene y esto presiona la demanda.
El nivel de incertidumbre es elevado por lo que, dado el precio actual del tipo de cambio no oficial y el Dicom con niveles de liquidación diaria promedio de US$2,1 millones en el mes de abril, se debe ser agresivo en la cobertura en los próximos meses.
Tres variables son claves de cara al futuro: ver si el Dicom sigue depreciándose aceleradamente los próximos meses, conocer sus niveles de liquidación y el escenario político para este 2016.
En la medida que el tema del Referendo Revocatorio se convierta en una amenaza real para el Gobierno, se verá en la tentación de aumentar el gasto público por medio de la impresión de dinero, algo que volverá a elevar los niveles de liquidez en la economía y, por consiguiente, podemos esperar que esto aumente la presión en la demanda de divisas en el mercado paralelo.
También es importante que resaltemos los últimos comentarios del Vicepresidente del Área Económica, Miguel Pérez Abad, quien hablo de la puesta en marcha del Dicom como un sistema que reconocería al mercado. Para que esto se pueda llevar a la realidad es necesaria la conjugación de factores operativos, monetarios y fiscales donde la oferta de divisas es clave. Todavía es prematuro hablar de una “liberación del dólar” en un entorno de alta incertidumbre, baja credibilidad y poca liquidez.
Tras analizar los factores del sector cambiario venezolano, podemos entonces volver a la pregunta inicial. Somos de la firme opinión de que no hay razones para pensar que el tipo de cambio paralelo entre en una senda sostenible de apreciación hasta que no se tenga la voluntad política para resolver los múltiples desequilibrios que afectan a nuestra economía. Sin embargo, dado el contexto de recesión económica que presenta Venezuela, no es descabellado pensar que el ritmo depreciación del paralelo será menor al observado en años anteriores.
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