DÁMASO JIMÉNEZ | EL UNIVERSAL
martes 8 de mayo de 2012 03:40 PM
En cada encuesta de origen desconocido que lee dominicalmente el principal alfil del Consejo de Estado, JVR a favor del presidente Chávez, le inyectan una ventaja de casi 20 puntos de ventaja contra su adversario opositor activo, muy a pesar de su enfermedad, del nulo contacto directo con la gente, de no recorrer desde tiempos inmemoriales una calle, una avenida, un caserío, de la ausencia absoluta de aquel contacto directo y emocional que lo hacía parecer un soldado del pueblo. Quiéranlo o no todo eso desapareció y sólo quedó el exceso de poder.
¿Cuándo fue la última vez que toda la parafernalia de cámaras y cables de la hegemonía comunicacional del gobierno acompañaron al máximo líder en la toma de algún punto de la geografía nacional?, digamos en la puesta de una primera y única piedra, el remiendo de un puente roto, en el reacondicionamiento de una nueva carretera tipo la Lara-Zulia, en el impacto que significaría para el país la reestructuración de un nuevo sistema eléctrico que evitara un apagón menos de los que sufrimos a diario, un halo de desarrollo, un soplido de progreso, aunque sea un vientico de que algo se está haciendo. ¿A dónde fueron a parar todas esas toneladas de dinero que produjo el barril de a cien dólares en estos últimos 13 años?
Este es el gobierno más nuevo rico que jamás haya existido en nuestra historia patria, no sólo a costa de un fiero endeudamiento, una endemoniada desinversión y porque demuestra con ahínco ese ímpetu extravagante de regalar el dinero de todos los venezolanos a sus socios oportunistas, sino por destrozar la economía de las regiones con el fin de golpearla y debilitarla hasta convertirla en fácil presa electoral capaz de entregar su voto por una casa desechable de la GMVV, una lavadora o una cesta de Mercal, pero se equivocan con la dignidad zuliana.
Sin querer queriendo el gobierno del presidente Chávez le ha quitado a la región más de 9 mil 500 millones de bolívares fuertes, equivalente a tres años de su presupuesto, mientras paradójicamente decide entregar a mano suelta asignaciones superiores a empresas de dudoso éxito como Conviasa, el distribuidor de la autopista Oriente o el XI convenio Cuba-Venezuela a la que le otorgaron 1.408.795.945 de bolívares en el año 2011.
El complot contra la región comienza desde el 2005 cuando se crea un conjunto de leyes conocidas como Fonden, ley de ganancias súbitas, ley de precios exorbitantes y la reforma del Banco Central que han recaudado en seis años 86 mil 216 millones de dólares, de lo cual le corresponde a gobernaciones y alcaldías 17 mil 243 millones de dólares. De ese monto al Zulia debía consignársele mil 70 millones de dólares, unos 7 mil millones de bolívares en moneda oficial sólo por el Fonden, que fueron arrebatados sin explicación alguna.
La idea de este complot financiero del gobierno es intentar ahogar financieramente a los gobiernos regionales que le adversan y desviar la mitad de estos presupuestos hacia la nada, que es ese lugar dónde han comenzado a correr todos esos capitales mal habidos y nunca utilizados para el bien del país. Allí podrían estar los 635 millones entregados al comisionado del Sur del Lago, diputado Arias Cárdenas, para levantar esa zona devastada por las lluvias, pero que extrañamente desaparecieron antes de cumplir su fin.
Arias en su afán de lograr la tan ansiada gracia perdida de la revolución intenta atraer votos y montar una estructura electoral que les permita ganar el Zulia a como dé lugar, porque saben que nadie puede ganar los comicios de octubre sin los votos del principal emporio de votantes del país, así tengan que utilizar para ello los recursos de los hospitales, las escuelas, las carreteras, los puentes, y cuanta cosa le hayan arrebatado a una región que no desespera pero tampoco olvida.
¿Cuándo fue la última vez que toda la parafernalia de cámaras y cables de la hegemonía comunicacional del gobierno acompañaron al máximo líder en la toma de algún punto de la geografía nacional?, digamos en la puesta de una primera y única piedra, el remiendo de un puente roto, en el reacondicionamiento de una nueva carretera tipo la Lara-Zulia, en el impacto que significaría para el país la reestructuración de un nuevo sistema eléctrico que evitara un apagón menos de los que sufrimos a diario, un halo de desarrollo, un soplido de progreso, aunque sea un vientico de que algo se está haciendo. ¿A dónde fueron a parar todas esas toneladas de dinero que produjo el barril de a cien dólares en estos últimos 13 años?
Este es el gobierno más nuevo rico que jamás haya existido en nuestra historia patria, no sólo a costa de un fiero endeudamiento, una endemoniada desinversión y porque demuestra con ahínco ese ímpetu extravagante de regalar el dinero de todos los venezolanos a sus socios oportunistas, sino por destrozar la economía de las regiones con el fin de golpearla y debilitarla hasta convertirla en fácil presa electoral capaz de entregar su voto por una casa desechable de la GMVV, una lavadora o una cesta de Mercal, pero se equivocan con la dignidad zuliana.
Sin querer queriendo el gobierno del presidente Chávez le ha quitado a la región más de 9 mil 500 millones de bolívares fuertes, equivalente a tres años de su presupuesto, mientras paradójicamente decide entregar a mano suelta asignaciones superiores a empresas de dudoso éxito como Conviasa, el distribuidor de la autopista Oriente o el XI convenio Cuba-Venezuela a la que le otorgaron 1.408.795.945 de bolívares en el año 2011.
El complot contra la región comienza desde el 2005 cuando se crea un conjunto de leyes conocidas como Fonden, ley de ganancias súbitas, ley de precios exorbitantes y la reforma del Banco Central que han recaudado en seis años 86 mil 216 millones de dólares, de lo cual le corresponde a gobernaciones y alcaldías 17 mil 243 millones de dólares. De ese monto al Zulia debía consignársele mil 70 millones de dólares, unos 7 mil millones de bolívares en moneda oficial sólo por el Fonden, que fueron arrebatados sin explicación alguna.
La idea de este complot financiero del gobierno es intentar ahogar financieramente a los gobiernos regionales que le adversan y desviar la mitad de estos presupuestos hacia la nada, que es ese lugar dónde han comenzado a correr todos esos capitales mal habidos y nunca utilizados para el bien del país. Allí podrían estar los 635 millones entregados al comisionado del Sur del Lago, diputado Arias Cárdenas, para levantar esa zona devastada por las lluvias, pero que extrañamente desaparecieron antes de cumplir su fin.
Arias en su afán de lograr la tan ansiada gracia perdida de la revolución intenta atraer votos y montar una estructura electoral que les permita ganar el Zulia a como dé lugar, porque saben que nadie puede ganar los comicios de octubre sin los votos del principal emporio de votantes del país, así tengan que utilizar para ello los recursos de los hospitales, las escuelas, las carreteras, los puentes, y cuanta cosa le hayan arrebatado a una región que no desespera pero tampoco olvida.
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