http://www.lapatilla.com/site/2012/05/12/karl-krispin-no-al-bate-quebrao/
Karl Krispin
Con su gritería y bochorno, este régimen ha acusado siempre a la oposición de carecer de proyecto de país obligándola a colocarse a un lado, y la oposición ha caído en esa trampa funesta. Cuando se remacha lo del proyecto país, sólo atino recordar las veinticinco constituciones que ha tenido Venezuela y que todas han supuesto una epopeya que supere a la anterior.
El único proyecto de país que se puede tener es estrictamente la constitución porque lo que resulte desviado de la vía principal es inadmisible. La respuesta ante la insultadera debe ser la convicción constitucional. Este desgobierno de bucaneros irresponsables camina a contrapelo de la carta magna y su violación es diaria, reiterada y retrechera.
Ningún artículo del texto fundamental hace mención al sutanejo socialismo, alienígena y desportillado, con que nos quieren indigestar. Suponer que la concepción socialista pueda privar con exclusividad es patear el inútilmente manoseado librito azul. Dicho sea de paso la del 99 reconoce la existencia del mercado y por ello nada hay que estar buscando en el tal socialismo.
Sobra decir que históricamente este ha equivalido al más estrepitoso de los fracasos y ningún país socialista tiene otro récord sino ufanarse de la miseria mal repartida.
Habría que organizar lecturas colectivas de la constitución porque no la leen ni los que ordenan. En estos tiempos de falta del ejercicio presidencial, se está hablando de un concepto un tanto esotérico que han denominado “transición”. La constitución es muy clara al respecto: si se produce la falta absoluta del presidente de la República a estas alturas del período, esta será suplida por el vicepresidente ejecutivo de la República.
El presidente no puede nombrar a ningún familiar para ocupar ese cargo porque de modo taxativo se lo prohíbe la constitución y mucho menos tiene vela en ese entierro el presidente de la Asamblea. Todo lo que contravenga este mandato constituye un golpe de Estado, de modo que el famoso comando antigolpe tiene ya función: la de velar por la recta aplicación del texto constitucional.
Esta campaña que comienza es la más desigual de cuantas se han dado a lo largo de nuestra historia. Nunca gobierno alguno había disfrutado de mayor acumulación abusiva de poder y de recursos.
El sistema nacional de medios públicos ha sido subordinado al servicio del PSUV y su candidato. Basta un tweet para que todos los pajaritos del Estado imiten su melodía. Los resortes institucionales del país obedecen al capricho de la voz cantante que tiene años desentonando y conduciéndonos a la prehistoria en la que hasta algunos uniformados han salido a exhibir su carnet.
El 7 de octubre comienza el preaviso. A partir de esa fecha ocultarán el insulto, el atropello, la conculcación de nuestros derechos ciudadanos especialmente los de nuestra realización económica. Venezuela cambia de ruta y el camino que hay es hacia el progreso y a remendar esta embasurada década perdida que ha dividido al país, acabado con su sector privado, ideologizado su ciudadanía y puesto a Venezuela a revolcarse entre los últimos puestos mundiales de competitividad e inseguridad.
De acuerdo a las tendencias, Venezuela no apostará al bate quebrao. Esta decisión implica un trabajo de sensatez y esfuerzo colectivo. Hay que construir una campaña para los no convencidos. Hay que elevar propuestas de inclusión y focalizarse en los no alineados. A que concienticen la inmensa responsabilidad que supone decidir entre la prosperidad que podría esperarnos o permanecer en esta irresponsable Edad de Piedra, en este oprobio que no conjuga el futuro.
La única transición permitida es la de nuestra conciencia que nos salve de no volver a equivocarnos.
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