En: http://www.lapatilla.com/site/2012/05/26/fausto-maso-que-verguenza/
Fausto Masó
La reaparición en televisión de Chávez es un bochorno, una tragicomedia digna de un Lope de Vega, un autor de hace siglos. El abuso de la ingenuidad nacional rompió todos los límites con la enfermedad presidencial. Estúpidamente, algunos creen que Chávez nunca ha estado enfermo, o, todo lo contrario, que le han inyectado esteroides en dosis industriales para que tenga buen aspecto en televisión. ¿De qué se ríe la gente? Deliberadamente, el Presidente explota la solidaridad de los suyos, porque bastaría con proporcionar partes médicos para acabar con las patrañas. El cretinismo rompe récords. Unos le rezan a María Lionza y otros fingen que los sentimientos cristianos les impiden desearle lo peor; en privado se expresan con franqueza. Qué cómico resulta oír a los políticos pedir que Chávez se encuentre en buen estado de salud, la religión les impide desearle mal a nadie, son tan tartufos como esos ministros que participan en alguna misa por la curación del Máximo Líder.
Quizá en el país los más cristianos sean algunos ateos.
Nos mienten con la electricidad y con el Metro para ocultar una enorme ineficacia, producto, en el caso de Corpoelec, de haber creado una empresa ingobernable y elefantiásica, y en el del Metro, de la mala administración. ¡Les echan la culpa a los usuarios…! Porque cualquier tiempo pasado fue mejor; con Leoni o con Caldera funcionaban muchísimo mejor Edelca y la propia Cadafe. Había muchas cosas buenas en la cuarta república.
La madre de todas las comedias ha sido la manipulación del cáncer presidencial.
Mientras exigían respetar la vida privada de Chávez, imponían un ritmo de apariciones y desapariciones presidenciales. Todavía hoy nadie sabe si a Chávez le quedan 10 semanas, 10 meses o 10 años de vida. La telenovela de la enfermedad reemplazó al debate político.
Aunque nunca llegaron, Chávez envió las tropas hacia la frontera en los días de la muerte de Raúl Reyes, hoy, de nuevo, las moviliza para respaldar a Santos presidente y ¿combatir? a las FARC. Bogotá ha enviado un virtual ultimátum al Gobierno, a través del ministro de la Defensa de Colombia, al insinuar la posibilidad de una persecución en caliente. La guerrilla se burla de Chávez y lo coloca en una posición comprometida. Deliberadamente, conscientes de su poder frente a unas Fuerzas Armadas a las que durante demasiado tiempo se les ordenó dejar tranquilos a los guerrilleros que contrabandean gasolina y drogas ¿Podrá el Ejército venezolano enfrentar a las FARC? Por ahora Santos le exige a Chávez que cumpla las órdenes que le vienen desde Bogotá.
Miraflores inventa una nueva misión, antes habla con los pranes por teléfono. De pronto, la propia Iris se pone los pantalones, prohíbe las bacanales en las cárceles y dice que uniformará a los presos, quiere recuperar la autoridad perdida, algo es algo. Y para consolar a las víctimas de los pranes en los barrios les ofrecen un poco de plata: si a usted le asesinan un hijo no llore, déle las gracias al Gobierno y cobre su cheque.
Cualquier cosa menos poner en peligro los derechos humanos de los sicarios, los asesinos, los pranes, en las cárceles y en las calles de Caracas.
Cuando le echan la culpa de los apagones al sabotaje confiesan que no saben cómo acabar con los apagones. Ojalá no se vaya la electricidad el día de las elecciones como pasó en los últimos minutos de la final de básquetbol
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