Friday, July 11, 2014

El diálogo y la conferencia episcopal

En: http://www.eluniversal.com/opinion/140711/el-dialogo-y-la-conferencia-episcopal

MARCOS CARRILLO| EL UNIVERSAL
viernes 11 de julio de 2014 12:00 AM
El presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Diego Padrón, lo ha dicho de la manera más clara posible: "El diálogo no fue más que una simple contingencia sin proyección ni consecuencias". Es decir, fue un fracaso.

El vocero de la Conferencia Episcopal fue más allá, y dijo que el diálogo no podía ser "un mecanismo para apaciguar las protestas, sino verdadero, con una agenda visible que lleve a resultados tangibles". Así, dejó al descubierto lo que fue el fin del proceso de negociación: desmontar la justa y pacífica protesta para no cambiar nada, para darle oxígeno a un régimen que desfallecía ahogado en sus torpezas y violencia. Por ello, ese diálogo no fue beneficioso para el país ni mucho menos para recuperar la institucionalidad democrática. Por el contrario, se transformó en una herramienta para sostener un régimen ilegítimo y antidemocrático que se desmoronaba.

Pero la historia no acaba allí. Ante el más que predecible resultado de la imposibilidad de llegar a acuerdos con el gobierno, el grupo que se sentó a dialogar (MUD) no presentó ningún tipo de plan alternativo a la negociación -como lo haría cualquier negociador bisoño-, sino que se ha limitado a suplicar al gobierno que se vuelva a sentar en la mesa, así como un favor, como una concesión. Esa actitud no puede conllevar sino al fracaso una vez más.

La única alternativa de la oposición para que el diálogo funcione es lograr unidad de criterios, objetivos y métodos de lucha que la fortalezcan fuera de cualquier mesa de negociación. En la medida que la oposición logre robustecer su posición en la calle, el gobierno se verá obligado a buscar una salida negociada, de lo contrario, el diálogo seguirá siendo uno de los últimos recursos que le quedan al régimen para tratar de mantener a flote su desastre.

La claridad demostrada por la Conferencia Episcopal sobre la naturaleza y las falencias del proceso de diálogo será de fundamental utilidad para poder lograr un retorno pacífico y real a la institucionalidad democrática, no sólo mediante la relegitimación de los poderes sino mediante la posibilidad de lograr un gobierno de transición, tal y como lo ha planteado el padre Ugalde. Pero para ello es indispensable que haya claridad sobre el uso de la negociación en la oposición, lo que no ha demostrado hasta ahora, ni puertas adentro ni mucho menos en la forma de abordar la lucha por la democracia. He allí el primero de los retos.

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