Antonio Ledezma
7 Julio, 2014
El llamado a los factores de la Unidad a dirimir las diferencias y a trabajar hermanados por un futuro mejor para todos los venezolanos, no tiene por qué incomodar a nadie. Por el contrario pienso -y no ingenuamente- que hay un consenso tácito en ese sentido.
La Unidad no puede seguir siendo un eje simplemente electoral, lo cual es indispensable, pero al lado del breviario de ese orden, tiene que haber una agenda de país. Hace falta diálogo entre nosotros mismos. Decir aquí que la Unidad marcha sobre rieles, sería mentir a los venezolanos, y la gente ya está cansada de las mentiras del gobierno. Tampoco toleraría que nosotros escondamos la verdad, y por eso conviene ser una oposición responsable.
Hay que hablar con honestidad, sin hipocresías. No se trata solo de conversar. Se trata de decirnos las verdades sobre la ruta que debemos seguir. No se trata simplemente de salir en una foto y aparentar que estamos unidos; hay que demostrar con hechos que de verdad estamos unidos.
Marcar un rumbo, un solo rumbo para saber llevar a mejor destino a este país y a su pueblo, y para eso, debemos articular un esfuerzo, fruto de un transparente debate, hasta que acordemos entre todos el camino a seguir; pero también tomando en cuenta la opinión de la ciudadanía, la que está en todos los sectores del país que reclama ser tomada en cuenta.
Tampoco hay que regatearle a la Unidad sus méritos, sus logros, ni mucho menos renegar de los liderazgos que han surgido bajo su amparo, porque además esa variedad de liderazgos en la oposición, es natural y necesaria, pero hay que pensar en que lo fundamental y prioritario es el país.
No podemos excluir a nadie, ni nadie se puede creer dueño de la Unidad. La Unidad tampoco es simplemente una opción, es la opción: O nos unimos o nos hundimos. Si no estamos unidos, ¿con qué autoridad moral vamos a pedirle a la gente que se una en torno al proyecto que le estamos proponiendo? La Unidad es para asumir responsabilidades.
Con respecto a las protestas, no podemos dejarnos acomplejar por el régimen que cada vez que un ciudadano se queja, es acusado de conspirador. La gente quiere salir de la inflación, de la corrupción, de la escasez, de las colas. El proyecto que nosotros defendemos es que la gente no haga cola para ser sometida a una intervención quirúrgica en un hospital, que los pacientes que van al Clínico Universitario no teman morir en un quirófano no solo por la enfermedad, sino por el hampa; proponemos un país donde los jóvenes no tengan que irse porque aquí no hay futuro, un país donde no hayan apagones. Ese es el país que nosotros estamos proponiendo, y esa fue la lucha que dimos al lado de millones de venezolanos el pasado mes de febrero.
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