JOSÉ VICENTE RODRÍGUEZ AZNAR
| EL UNIVERSAL
domingo 8 de febrero de 2015 12:00 AM
Es reiterativo afirmar que al
cierre de 2014 la situación económica del país es muy grave. Tasa de
inflación de 64%. Déficit del sector público del 20% del PIB. Balanza de
Pagos deficitaria. Aumento del índice de pobreza. Altísimo
endeudamiento del Gobierno Central y de Pdvsa. Balance del Banco Central
con activos incobrables por más de $60.000 millones transferidos al
Fonden. Perverso régimen cambiario. Disminución del poder adquisitivo.
Ante esta situación, está planteado un cambio del modelo económico. Lo han dicho el presidente Maduro, dirigentes de la oposición y expertos analistas económicos. ¿Pero cuál debe ser el nuevo modelo? La respuesta depende de la visión de país según sea la concepción ideológica que se tenga para alcanzar el grado de desarrollo económico deseable.
Una visión de país corresponde al modelo económico de la democracia social que se aplica actualmente en la inmensa mayoría de los países. Es el sistema capitalista moderno que procura el crecimiento económico sostenido, la justa distribución de la riqueza y el bienestar colectivo. Si bien el Estado es el rector de la economía, con presencia activa en sectores estratégicos, promueve y estimula al sector privado como principal generador de empleos y productor de bienes y servicios. Existe la libre competencia en el mercado interno y se promueve las exportaciones como generadoras de divisas. La banca central es autónoma cuya función principal es controlar la inflación y mantener el valor de la moneda. Los ingresos fiscales provienen de los impuestos que pagan las empresas y los ciudadanos, dentro de una marco jurídico confiable.
La otra visión de país corresponde a un sistema socialista-marxista, al cual están aferrados los ideólogos más radicales del Gobierno Revolucionario. Este sistema pretende una sociedad igualitaria, sin diferencias de clases sociales o económicas, con una población de trabajadores cuyo único patrono es el Estado. Los desequilibrios macroeconómicos actuales no son su problema inmediato. Lo fundamental son los gastos sociales destinados a los sectores de la población menos favorecidos. Un Estado omnipresente en la actividad económica, financiera, social, educacional y cultural. Un posicionamiento en los medios de comunicación con fines proselitistas, financiados con recursos públicos. Un Estado con férreos controles de precios, de divisas, de producción, de importaciones y de los canales de distribución. Con el tiempo, este sistema lleva a profundas transformaciones en las costumbres consumistas de la población. Es un sistema fracasado que desapareció con la caída del Muro de Berlín y el cambio de política económica de China.
Venezuela está en emergencia económica. Se requiere un sistema que combine razonablemente los aspectos positivos de cada modelo. El gobierno ha dado una señal favorable con la anunciada modificación del régimen cambiario, acudiendo parcialmente al mercado abierto de divisas. El gobierno debe admitir que independientemente de los hechos puntuales de lo que llama "guerra económica" la grave crisis del país es básicamente la consecuencia de una política errada que debe ser modificada.
josevicenterodriguez.aznar@gmail.com
Ante esta situación, está planteado un cambio del modelo económico. Lo han dicho el presidente Maduro, dirigentes de la oposición y expertos analistas económicos. ¿Pero cuál debe ser el nuevo modelo? La respuesta depende de la visión de país según sea la concepción ideológica que se tenga para alcanzar el grado de desarrollo económico deseable.
Una visión de país corresponde al modelo económico de la democracia social que se aplica actualmente en la inmensa mayoría de los países. Es el sistema capitalista moderno que procura el crecimiento económico sostenido, la justa distribución de la riqueza y el bienestar colectivo. Si bien el Estado es el rector de la economía, con presencia activa en sectores estratégicos, promueve y estimula al sector privado como principal generador de empleos y productor de bienes y servicios. Existe la libre competencia en el mercado interno y se promueve las exportaciones como generadoras de divisas. La banca central es autónoma cuya función principal es controlar la inflación y mantener el valor de la moneda. Los ingresos fiscales provienen de los impuestos que pagan las empresas y los ciudadanos, dentro de una marco jurídico confiable.
La otra visión de país corresponde a un sistema socialista-marxista, al cual están aferrados los ideólogos más radicales del Gobierno Revolucionario. Este sistema pretende una sociedad igualitaria, sin diferencias de clases sociales o económicas, con una población de trabajadores cuyo único patrono es el Estado. Los desequilibrios macroeconómicos actuales no son su problema inmediato. Lo fundamental son los gastos sociales destinados a los sectores de la población menos favorecidos. Un Estado omnipresente en la actividad económica, financiera, social, educacional y cultural. Un posicionamiento en los medios de comunicación con fines proselitistas, financiados con recursos públicos. Un Estado con férreos controles de precios, de divisas, de producción, de importaciones y de los canales de distribución. Con el tiempo, este sistema lleva a profundas transformaciones en las costumbres consumistas de la población. Es un sistema fracasado que desapareció con la caída del Muro de Berlín y el cambio de política económica de China.
Venezuela está en emergencia económica. Se requiere un sistema que combine razonablemente los aspectos positivos de cada modelo. El gobierno ha dado una señal favorable con la anunciada modificación del régimen cambiario, acudiendo parcialmente al mercado abierto de divisas. El gobierno debe admitir que independientemente de los hechos puntuales de lo que llama "guerra económica" la grave crisis del país es básicamente la consecuencia de una política errada que debe ser modificada.
josevicenterodriguez.aznar@gmail.com
No comments:
Post a Comment