Luis Chumaceiro
P ara mi luce evidente que exis-ten,
no una, varias conspiraciones en marcha. No creo en coincidencias sino en
planes ejecutados con absoluta precisión y objetivo definido. Muchas son las
evidencias de entendimientos tras bastidores, alianzas contra natura que no
encuentran explicaciones racionales. La solución del problema no está en
interpretaciones que se sustentan en lo aparente o que son el resultado de una
primera revisión del terreno bélico. Al contrario, pareciera que hay que
despejar la maleza, adentrándonos en la jungla de intereses que se alza y rodea
la racionalidad de los actores políticos. La verdad esta perdida y oculta desde
hace muchos años en Venezuela.
Por ejemplo, ¿quién dio la orden de agredir a los ex presidentes que buscaban visitar a los presos políticos? Sea quien sea, Andrés Pastrana está en deuda con él por haber desatado una ola de solidaridad allá en Colombia. También los factores democráticos mucho es lo que deben a ese genio de la estrategia que hizo patente no solo el hecho de las detenciones y procesos como mecanismo que persiguen neutralizar toda oposición sino que certificó la responsabilidad militar en toda esta desgraciada anarquía. Además, permitió la muy pensada admonición "entre paisanos no nos insultamos", genialidad del doble sentido, no ofensiva, materia que debería ser de estudio obligatorio en las escuelas de ciencias políticas de todo el mundo.
De manera que alguien en este régimen está conspirando desde su mismo seno para dejar mal a Maduro o, lo que es peor, haciendo de él un ridículo universal.
Si no fuera suficiente el ejemplo anterior, la teoría de la conspiración se confirma con la famosa resolución del Ministro de la Defensa. Como si no fuera suficiente la campaña internacional, seguramente financiada por la CIA, el Mossad y otros oscuros intereses, los militares dictan un acto formal de declaratoria de pena de muerte generalizada, en el peor momento. De paso, declaran Urbi et Orbe que ellos son los que gobiernan y tienen el control de lo que pasa en el país confesando su complicidad. Esto es comprensible para todo aquel que tenga un nivel intelectual de bajo a medio y pueda observar el comportamiento de la Guardia Nacional como cuerpo represivo.
Desde la Fiscalía, la flamante Fiscala también hace de las suyas en este movimiento conspirativo dirigido a horadar lo que queda de las putrefactas bases del régimen rojo. En un mismo día contrastan dos noticias: Una fue la de Illaramendi, miembro del selecto clan boliburgués, el mismo que estafó 200 millones $ del fondo de jubilaciones Pdvsa, condenado a 13 años de presidio en Connecticut a instancias de un Fiscal Federal; la otra, en lo que a ella toca y al margen de que el caso Illaramendi continuará impune aquí, emitió una declaración singular: "Abrir procesos investigativos por lo que aparece publicado (contra Diosdado) sería una inseguridad jurídica contra el país". Y en esto último tiene razón. ¿Por qué lo afirmo? Siguiendo con la teoría de la conspiración, ¿no les parece extraña tanta coincidencia mediática? Para mi es indubitable que existe una campaña contra el Presidente de la Asamblea Nacional. Pero creo que él debe reflexionar sobre el origen de los ataques y hacer abstracción, aunque sea por un momento, buscando la causa real y no la aparente. Debe preguntarse: ¿Quién es el principal interesado en su descrédito? ¿A quién le interesa más su debilitamiento en el mundo militar? ¿Quién está detrás de los desertores? ¿Quién corroe a sus aliados? ¿Quién maneja la información íntima del régimen? ¿Quién esta en capacidad de utilizar al Gobierno americano en sus ejecutorias? ¿Quién controlaba y formó a esos desertores? Mi querido Diosdado, te están rodeando. Si los cubanos fueron capaces de mantener un contacto permanente durante años con el Departamento de Estado, llegar a acuerdos y materializar un nuevo status quo sin el menor conocimiento de Maduro, o al menos alguna señal emitida por pura cortesía, ¿qué no podrán hacer para preservar sus intereses de aquellos que los ponen en peligro? La estrategia es perfecta. Déjenle el trabajo sucio a los medios internacionales que, además, están encantados de hacerlo. Los gringos ponen el fiscal aunque no puedan garantizar a un juez federal.
Es por eso que las cosas que se tienen que hacer hay que hacerlas de una vez.
Porque la basura tiene el mismo olor en todas partes. Acaso, en este momento, ¿no somos todos conspiradores en Venezuela? Dígalo ahí Maduro o pregúntele a sus guardaespaldas si no sabe nada. No hay mejor informante que un espaldero con buena memoria.
Por ejemplo, ¿quién dio la orden de agredir a los ex presidentes que buscaban visitar a los presos políticos? Sea quien sea, Andrés Pastrana está en deuda con él por haber desatado una ola de solidaridad allá en Colombia. También los factores democráticos mucho es lo que deben a ese genio de la estrategia que hizo patente no solo el hecho de las detenciones y procesos como mecanismo que persiguen neutralizar toda oposición sino que certificó la responsabilidad militar en toda esta desgraciada anarquía. Además, permitió la muy pensada admonición "entre paisanos no nos insultamos", genialidad del doble sentido, no ofensiva, materia que debería ser de estudio obligatorio en las escuelas de ciencias políticas de todo el mundo.
De manera que alguien en este régimen está conspirando desde su mismo seno para dejar mal a Maduro o, lo que es peor, haciendo de él un ridículo universal.
Si no fuera suficiente el ejemplo anterior, la teoría de la conspiración se confirma con la famosa resolución del Ministro de la Defensa. Como si no fuera suficiente la campaña internacional, seguramente financiada por la CIA, el Mossad y otros oscuros intereses, los militares dictan un acto formal de declaratoria de pena de muerte generalizada, en el peor momento. De paso, declaran Urbi et Orbe que ellos son los que gobiernan y tienen el control de lo que pasa en el país confesando su complicidad. Esto es comprensible para todo aquel que tenga un nivel intelectual de bajo a medio y pueda observar el comportamiento de la Guardia Nacional como cuerpo represivo.
Desde la Fiscalía, la flamante Fiscala también hace de las suyas en este movimiento conspirativo dirigido a horadar lo que queda de las putrefactas bases del régimen rojo. En un mismo día contrastan dos noticias: Una fue la de Illaramendi, miembro del selecto clan boliburgués, el mismo que estafó 200 millones $ del fondo de jubilaciones Pdvsa, condenado a 13 años de presidio en Connecticut a instancias de un Fiscal Federal; la otra, en lo que a ella toca y al margen de que el caso Illaramendi continuará impune aquí, emitió una declaración singular: "Abrir procesos investigativos por lo que aparece publicado (contra Diosdado) sería una inseguridad jurídica contra el país". Y en esto último tiene razón. ¿Por qué lo afirmo? Siguiendo con la teoría de la conspiración, ¿no les parece extraña tanta coincidencia mediática? Para mi es indubitable que existe una campaña contra el Presidente de la Asamblea Nacional. Pero creo que él debe reflexionar sobre el origen de los ataques y hacer abstracción, aunque sea por un momento, buscando la causa real y no la aparente. Debe preguntarse: ¿Quién es el principal interesado en su descrédito? ¿A quién le interesa más su debilitamiento en el mundo militar? ¿Quién está detrás de los desertores? ¿Quién corroe a sus aliados? ¿Quién maneja la información íntima del régimen? ¿Quién esta en capacidad de utilizar al Gobierno americano en sus ejecutorias? ¿Quién controlaba y formó a esos desertores? Mi querido Diosdado, te están rodeando. Si los cubanos fueron capaces de mantener un contacto permanente durante años con el Departamento de Estado, llegar a acuerdos y materializar un nuevo status quo sin el menor conocimiento de Maduro, o al menos alguna señal emitida por pura cortesía, ¿qué no podrán hacer para preservar sus intereses de aquellos que los ponen en peligro? La estrategia es perfecta. Déjenle el trabajo sucio a los medios internacionales que, además, están encantados de hacerlo. Los gringos ponen el fiscal aunque no puedan garantizar a un juez federal.
Es por eso que las cosas que se tienen que hacer hay que hacerlas de una vez.
Porque la basura tiene el mismo olor en todas partes. Acaso, en este momento, ¿no somos todos conspiradores en Venezuela? Dígalo ahí Maduro o pregúntele a sus guardaespaldas si no sabe nada. No hay mejor informante que un espaldero con buena memoria.
Vía Tal Cual
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