Entre los empresarios se instaló la preocupación. El Gobierno apuesta a la persecución en un momento en que los problemas económicos limitan la oferta de productos en el mercado. Tras la actuación contra Farmatodo, una empresa de casi 100 años de existencia, el presidente de la República ordenó anoche la ocupación de la cadena de supermercados Día a Día y la detención de sus dueños.
Por
Roberto Deniz.-
En el sector empresarial se instaló el pánico. En lo
que parece una cacería de brujas para sustentar el relato de la “guerra
económica” el Gobierno nacional ha dado la orden al Servicio Bolivariano
Nacional de Inteligencia (Sebin) para que investigue y cite a sus
instalaciones a empresarios.
Primero
fue Farmatodo y ayer el turno le tocó a Supermercados Día a Día, cadena
que se ha especializado en abastecer a la población de los estratos D y
E con una treintena de tiendas.
“Le
he dado órdenes precisas al Vicepresidente de Seguridad y Soberanía
Alimentaria, que en fiel cumplimiento de la Constitución y la ley de
seguridad alimentaria, que tiene carácter orgánica, que sean ocupadas
en la madrugada de hoy y sea regularizado el servicio al pueblo de
Venezuela y sean detenidos los dueños de estas empresas para pasarlos a
investigaciones por estar incursos en guerra alimentaria contra el
pueblo y violando las leyes”, expresó el presidente de la República
anoche en un acto del Psuv.
El
mandatario, en clave militar, denominó el procedimiento de ocupación de
Día a Día como “Operación Sucre”, en “honor” al mariscal José Antonio
Sucre por ser el día de su natalicio.
Pocas
horas antes, funcionarios del Sebin se llevaron del palacio de
Miraflores a un directivo de la empresa Día a Día y al presidente
ejecutivo de la Asociación Nacional de Supermercados y Afines (ANSA),
Luis Rodríguez. Los empresarios habían acudido al palacio presidencial a
una reunión con el Vicepresidente de Seguridad y Soberanía Alimentaria,
Carlos Osorio, para discutir sobre el tema del abastecimiento.
El
pasado fin de semana la actuación del Sebin fue contra directivos de
Farmatodo, a quienes el presidente de la República acusó de “conspirar”.
También a ellos los habían citado a Miraflores horas antes de la
medida.
“Son
varios conspiradores, dueños de tiendas, los tengo presos en el Sebin.
Le he pedido a la Fiscalía que acelere todos los cargos para que vayan
bien presos y dejen de estar saboteando al pueblo venezolano. Los
agarramos ayer con las manos en la masa”, dijo el domingo Maduro desde
el estado Miranda.
Pero
ayer, el propio mandatario despejó la incertidumbre que él mismo había
propiciado sobre el futuro de la empresa. Aunque aseguró que Farmatodo
es “punta de lanza” de un plan de saboteo económico urdido por
Fedecámaras, precisó que “vamos a hacer que esta tienda cumpla su
función” en manos de sus dueños.
La
participación del Sebin no es improvisada. En noviembre del año pasado
el jefe de Estado anunció la creación de la Comisión Nacional de
Inteligencia Económica, que incluía al Sebin junto a organismos como el
Seniat, la Sundde o el Cencoex para investigar las actividades de los
empresarios.
“No
van a poder con nosotros burgueses, oligarcas, pelucones
contrabandistas (…) Tenemos que ir a un nivel mucho más elevado de
controles previos frente a estos bandidos, así como hemos elevado la
lucha contra paramilitares, tenemos que elevar mucho más la lucha contra
esta gente y mostrarlos ante la opinión pública”, dijo Maduro el 3 de
noviembre.
Farmatodo
representa el 17% de la distribución de medicamentos a nivel nacional,
siendo la cadena más importante en el ramo. “Ellos distribuyen 17% de
medicamentos, son más grande que Locatel y Farmahorro”, indicó una
fuente del sector.
En
esa oportunidad el presidente de Fedecámaras, Jorge Roig, advirtió que
no podía propiciarse una “persecución” contra el sector empresarial, ya
que eso agravaría los problemas económicos y seguiría ahuyentando a los
inversionistas. Hoy esa persecución es real.
Lo
cierto es que la carga del Gobierno, especialmente contra Farmatodo,
encendió las alarmas en el ámbito empresarial y en el sector
farmacéutico. En octubre de 2014 la compañía implementó la medida de
“racionar” la venta de los productos regulados como mecanismo para
garantizar que esos bienes le llegaran a la mayor cantidad de clientes y
evitar el beneficio de los “bachaqueros”. La medida disgustó a la
clientela, pero se anticipaba ante lo que ya lucía como un problema sin
solución en el corto plazo.
“La
conducta de Farmatodo es conocida y transparente, por lo que estamos
permanentemente a disposición de las autoridades para que fiscalicen
nuestras operaciones, tal y como lo han venido realizando en las más de
60 inspecciones que hemos recibido satisfactoriamente, durante el mes de
enero”, dijo el domingo la empresa en un comunicado.
Farmatodo
representa el 17% de la distribución de medicamentos a nivel nacional,
siendo la cadena más importante en el ramo. “Ellos distribuyen 17% de
medicamentos, son más grande que Locatel y Farmahorro”, indicó una
fuente del sector.
La
actuación de las autoridades también sorprendió por tratarse de una
empresa familiar cuya trayectoria puede ser considerada como un
verdadero “caso de éxito” empresarial venezolano.
Farmatodo
bordea los 100 años de existencia. Sus orígenes se remontan al año de
1918 cuando el Doctor Rafael Zubillaga y el señor J.J López Morandi
fundan en Barquisimeto la “Farmacia Lara”, dedicada a la venta de
medicamentos al mayor y al detal. En 1955 la compañía pasó a llamarse
“Droguería Lara” y se centró en la comercialización de medicinas al
mayor. A mediados de la década del 70 la tercera generación de la
familia Zubillaga asumió las riendas del negocio e inició un proceso de
modernización y expansión que no se ha detenido.
Pocos
años después los hermanos Rafael Teodoro Zubillaga y Bernardo
Zubillaga, asesorados por el norteamericano David Summer –fundador de la
cadena Rite Aid-, deciden abandonar la venta al mayor de medicamentos
para centrarse en un nuevo concepto de farmacias, basado en el estilo de
autoservicio y tiendas de conveniencia norteamericanas. La marca que
abrigó esa nueva idea fue Farmatodo.
El
nuevo concepto obligaba también a cambiar la filosofía de venta. La
idea era ofrecer los mejores precios para los clientes y para ello hubo
que convencer a los proveedores a que bajarán sus márgenes a cambio de
mayores volúmenes.
“Han
sido gente muy trabajadora y lo de Farmatodo fue un éxito porque
trasladaron el concepto de la tienda de conveniencia y lo
tropicalizaron. Son gente muy seria y muy profesional”, relata un
empresario que conoce la evolución de la compañía.
Además
de 167 tiendas extendidas en todo el territorio nacional, la empresa
cuenta con el Centro de Distribución (Cendis) con tecnología de punta y
capacidad para despachar mercancía a más de 64 locales al día.
La
estrategia comercial seguida en la red de locales se basó en tres
conceptos: el “free-standing”, tiendas de unos 500 metros cuadrados y
que suponen una inversión de al menos 1 millón de dólares; las farmacias
en centros comerciales y las tiendas en sitios “de alto tráfico”.
Aunque
los hermanos Zubillaga consideraron la posibilidad de franquiciar el
negocio para apuntalar la expansión, descartaron esa idea y optaron por
otras vías de financiamiento, ya que el “escaso margen o la baja
rentabilidad” con que funcionan las tiendas limitaba la posibilidad de
repartir ganancias entre más actores. Evitaban así enfrentarse a que
algún franquiciado cometiera errores que rápidamente se tradujeran en
números rojos.
Desde
el ámbito empresarial se ha defendido la trayectoria de la compañía. El
presidente de Fedecámaras, Jorge Roig, expresó a través de su cuenta de
Twitter que Farmatodo es una “empresa exitosa y socialmente
responsable”. “Farmatodo 96 años apostando al país, mientras que
maletineros se roban los recursos del país”, manifestó el dirigente
empresarial.
El Gobernador del estado Lara, Henry Falcón, también se pronunció a favor de la compañía a través de la red social. “Farmatodo es una empresa venezolana, nacida en Lara, que ha demostrado compromiso con el país a lo largo de muchos años”.
Exportar el negocio
La
evolución del negocio de Farmatodo no quedó en Venezuela. En 2008 la
empresa inició operaciones en Bogotá. De acuerdo a la prensa colombiana
el costo de la inversión para el aterrizaje de la marca venezolana fue
de 48 millones de dólares y se adquirió la cadena Farmacity. En 2009 ya
contaban con 19 tiendas.
“El
éxito con el que cuenta hoy Farmatodo es el resultado de un incesante
trabajo basado principalmente en la combinación de elementos como la
innovación y la tecnología que le imprimió al rubro de las droguerías y
boticas, la asistencia y orientación al consumidor, la variedad y
disponibilidad de productos, la comodidad en el servicio que se presta,
así como la ubicación estratégica de cada uno de los establecimientos
distribuidos en todo el país, los precios competitivos y la mezcla de
productos de que disponen las sucursales”, se lee en el portal de la
compañía en Colombia.
Hay
28 Farmatodo en la capital de Colombia y otros 4 en la ciudad de
Barranquilla. Mientras en su país de nacimiento la compañía es amenazada
por el Gobierno, la visión de la empresa en Colombia apunta a “ser la
cadena de autoservicios número 1 en Latinoamérica”.
“No
tienen idea de lo que es ser empresario en estos momentos en Venezuela
(…) Debemos ser de las empresas más inspeccionadas por las
instituciones del Gobierno. Yo diría que a Farmatodo la vigilan más que a
ninguna otra (…) Esto es un negocio de mi familia y ha sobrevivido por
casi 100 años, no va a ser en mi gestión que esta compañía se acabe”,
dijo Bernardo Zubillaga en octubre de 2014 a runrun.es, a propósito de la polémica generada por el racionamiento de productos.
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